El sector del metal en Cantabria ha mantenido en jaque a la patronal (Pymetal), gobierno autonómico (el presidente de la Comunidad incluso llegó a variar su agenda para no encontrarse con las movilizaciones de las 20.000 familias afectadas por el convenio) y al mismísimo gobierno del Reino de España, presente en la mesa negociadora.

El seguimiento de la huelga ha sido del 95% paralizando el sector y demostrando que los piquetes son una herramienta necesaria.

Se paralizaron empresas como Astander y se cortaron las entradas a los polígonos industriales. En juego estaba la dignidad y el pan de 20.000 familiares que viven del metal.

El esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras a las puertas de las fábricas y de los polígonos ha sido parte fundamental para aguantar todos estos días.

Desde el PCPE y la JCPE de Cantabria queremos destacar el trabajo diario en los piquetes de camaradas, donde además de estar como uno más, han dado la batalla ideológica tan necesaria hoy en día.

Durante estas casi tres semanas hemos vivido 2 manifestaciones dónde han participado miles de trabajadores/as de todos los sectores demostrando que somos una sola clase y nos une la misma lucha.

Por eso nos parece vergonzoso además de una falta de respeto a todos los trabajadores y trabajadoras del metal el acuerdo al que llegaron el pasado 20 de julio los sindicatos CCOO, UGT y USO con la patronal.

Este acuerdo no soluciona NADA.

Es hambre hoy y hambre mañana.

Hay que exigir el incremento del IPC más los puntos porcentuales que correspondan ahora, negociar a tablas es perder poder adquisitivo siempre.

Este mal llamado “acuerdo” ha tenido como objetivo final poner fin a la lucha emprendida por la clase obrera cántabra, encabezada por los compañeros y compañeras del metal y volver a la vergüenza de la paz social para que nada cambie.

Esta lucha ha alcanzado niveles que, desde hace años, no se conocían en Cantabria, por la enérgica respuesta que el sector del metal ha dado ante las pretensiones de la patronal.

Esta lucha además, ha intentado silenciarse en el resto del Estado, porque tanto patronal como gobierno, tienen miedo a una clase obrera unida y organizada exigiendo nuestros derechos.

Por eso media un tecnócrata como Verónica Martínez barbero, puesta a dedo por la ministra de trabajo Yolanda Díaz. Nos parece vergonzoso que un Ministerio de Trabajo que dice trabajar por los derechos de la clase trabajadora, sea cómplice necesario para este vergonzoso acuerdo, pero poco nos sorprende si repasamos su trayectoria, hasta que la llamara a filas Yolanda Díaz fue presidenta del Consejo Gallego de Relaciones Laborales, dependiente de la Consejería gallega de economía, con el gobierno de Feijóo, actual candidato del PP a nivel estatal.

Ahora tanto gobierno como sindicatos nos venden como una victoria no perder derechos ya conquistados como el plus de distancia o el contrato de relevo.

Y tienen la poca vergüenza de sentirse refrendados por unos escasos 500 votos de una asamblea en donde votaron 700 de los 20.000 obreros y obreras y realizada de la manera en la que estos sindicatos institucionales acostumbran a hacer sus triquiñuelas. Por no respetar no respetaron ni el turno de preguntas. No fuera a ser que la cosa se desmadrara y solo cinco trabajadores/as pudieron ejercer su derecho a intervenir o preguntar.

Nosotros nos quedamos con una de las preguntas de uno de los trabajadores a los sindicatos firmantes “¿Cómo os habéis sentido cuando al llegar hoy nadie os ha aplaudido?”.

Por nuestra parte, aplaudimos y sentimos orgullo de todos esos obreros y obreras que han resistido todos estos días de huelga a pesar de la necesidad, (porque por increíble que parezca las dos grandes centrales sindicales del estado no abren cajas de resistencia para que la clase trabajadora pueda resistir el día 20 como si fuera el primero de la huelga, no sea que se les ocurra seguir en huelga más allá de lo pactado en suntuosos despachos).

Pero no es tiempo de lamentarse, es tiempo de pasar al contraataque, hoy es más necesario que nunca la unidad obrera real, reforzando el sindicalismo de clase para la férrea defensa de nuestros derechos. Estamos obligados si queremos que la victoria sea nuestra y nuestras luchas no queden en meros sueños, a abrir espacios para la unidad obrera de toda la clase trabajadora consciente, independientemente de su afiliación sindical, los comités para la unidad obrera, nuestros soviets, son la herramienta para defendernos como clase y nos señalarán el camino de la victoria.

UNA MISMA CLASE, UNA MISMA LUCHA.

VIVA LA CLASE OBRERA UNIDA Y ORGANIZADA.

María López Revuelta

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