No lo digo solo yo. Lo dijeron los representantes de 185 países el pasado 3 de noviembre en la Asamblea General de las Naciones Unidas condenando de manera abrumadora el criminal bloqueo comercial, económico y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba desde hace más de 60 años. Sí, contra esa abominable agresión el mundo está con Cuba. Solo el cruel e inhumano imperialismo yanqui y su gendarme en Oriente Medio, la entidad sionista de Israel, votaron en contra de esa condena. Por su parte, el Brasil del fascista Bolsonaro y la Ucrania del neonazi Zelenski no siguieron en esta ocasión a su amo y se abstuvieron vilmente. De nuevo masivamente, y ya van 30 años consecutivos, ha sido rechazada una política imperialista que tiene como objetivo primordial – que nadie se llame a engaño - acabar con la revolución socialista en la nación antillana para así poder continuar con la “diversión” que un primero de enero de 1959 (ahora harán 64 años) mandó a parar Fidel y su heroico pueblo en armas. Un ejemplo indestructible, además, para los/as revolucionarios/as del mundo entero. Y eso es lo que le quita el sueño al psicópata Tío Sam. Que pese a tanto asedio, la Revolución prosiga su marcha y el pueblo cubano, en su inmensa mayoría y a pesar de las carencias causadas por el bloqueo, la siga defiendo con uñas y dientes. Porque ¿qué país del mundo, sin un compromiso real con su patria y con su revolución, puede resistir seis décadas de bloqueo e injerencia imperialistas? ¿Qué país?

Cuba salva

Hora es ya de aceptar que algo muy diferente a muchos otros países del planeta alienta a esa pequeña nación de apenas 12 millones de habitantes.

La Revolución cubana es una revolución auténtica, y fue hecha para acabar con décadas de afrenta y deshonor, conseguir la soberanía nacional de Cuba y construir una sociedad justa para la mayoría social del país caribeño. Parafraseando al Comandante, es una revolución “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. El dictador no es Fidel, Raúl o Díaz-Canel, sino Biden y los 11 criminales presidentes norteamericanos que le precedieron. ¿O es que es democrático que después de una votación masiva contra el bloqueo a Cuba en la ONU, organización internacional llamada a “reunirse, discutir problemas comunes y encontrar soluciones compartidas que beneficien a toda la humanidad”, prevalezca la voluntad del Imperio y de su lacayo sionista para perpetuar el sufrimiento de un pueblo que a nadie agrede? El Tío Sam se burla del mundo y este no reacciona obligándole a respetar el derecho internacional. Dejando claro, por si alguien lo dudaba, que donde manda patrón… Y mientras tanto Cuba, el pueblo cubano, las familias cubanas, sufren, como una eterna Numancia, los estragos del acoso imperialista. Según afirmó el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba Bruno Rodríguez en su discurso, y sin que fuese contestado por la delegación estadounidense, “sólo hasta mayo de 2022, 14 meses después de que Biden asumiera como presidente, el daño económico que sufrió Cuba fue de 6.250 millones de dólares, lo que equivale a unos 15 millones de dólares diarios”. Al que habría que añadir los daños acumulados, según el Ministerio de Economía cubano, de 144 mil 413.4 millones de dólares desde el comienzo del bloqueo, instituido el 3 de febrero de 1962 por John F. Kennedy.

Contra esta violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todo un pueblo, la solidaridad revolucionaria se impone hoy más que nunca, porque como afirmaba Fidel Castro en su intervención en la II Cumbre Iberoamericana celebrada en Madrid en 1992,  “al salvarse Cuba, salva”.

José L. Quirante

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