Después de un año de consumo audiovisual en pantallas de diferentes formatos, el Comité Organizador de la 43 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, celebrado en La Habana entre el 1 y el 11 del pasado mes de diciembre, quiso ofrecer al público cubano e internacional un “cine a lo grande”. Es decir, proyectar con total normalidad películas en las grandes pantallas de los cines habaneros para su siempre irremplazable y renovado disfrute. Así, de un total de 2.000 obras inscritas en el prestigioso evento cinematográfico, 185 títulos compusieron la Selección oficial, de los cuales 103 se presentaron a concurso.

El Festival, ubicado en pleno centro de La Habana, se inauguró en la sala del cine Charles Chaplin con un emotivo homenaje al cantautor y músico cubano Pablo Milanés, fundador de la nueva trova e icono de la música nacional fallecido en Madrid el pasado 22 de noviembre. Tras ese sentido reconocimiento, se proyectó el impactante film Argentina, 1985, del realizador bonaerense Santiago Mitre, ganador del premio del público en la última edición del Festival de San Sebastián. 

Diez días de cine

Durante los diez días que duró la muestra cinematográfica se entregaron premios Coral en una veintena de categorías. Los destinados a la mejor película y a la mejor dirección del certamen recayeron en El gran movimiento, del boliviano Kiro Russo. Un film sugerente y fascinante que muestra la ciudad de La Paz y sus alrededores como una sinfonía decadente donde el gran movimiento es la fiebre propia de la ciudad andina. El Coral Especial de largometraje de ficción fue para Regra 34, de Julia Murat, una coproducción franco-brasileña que cuenta la vida de Simone, una joven estudiante de Derecho consagrada a la defensa de las mujeres en casos de abusos sexuales. Los premios a las mejores interpretaciones femenina y masculina fueron para Julia Chávez, por El otro Tom, de los cineastas Rodrigo Plá y Laura Santullo, y para Ricardo Darín por su excelente trabajo en Argentina, 1985. Asimismo esta película recibió el Coral al mejor guión, escrito a cuatro manos por Santiago Mitre y Mariano Llinás. La mejor Ópera Prima fue para Amparo, del colombiano Simón Mesa Soto: una impresionante historia que plantea las consecuencias sicológicas del conflicto armado colombiano en el seno de una familia. En la categoría de documental, los mejores fueron: Eami, de la paraguaya Paz Encina, Abismal, del cubano Alejandro Alonso y Una historia de obreras, de la brasileña Nina Kopko. El “Premio Arrecife” sobre diversidad sexual, nuevo galardón en el certamen habanero, fue para Un varón, del colombiano Fabián Hernández.

En resumen una excelente muestra de cine latinoamericano e internacional que en las sabias palabras de la directora colombiana Laura Mora “nos da, lo que la realidad nos quita”.

Rosebud

uyl_logo40a.png