La situación habitacional, de los poblados chabolistas tipo Walili, no es el único de los gérmenes capitalistas que, consecuencia de las políticas y conductas inherentes a la burguesía sufren los miles de jornaleras/os en la huerta de Europa-Almería.
Unida a esta situación de chabolismo tercermundista en una provincia que hoy presume de ser la huerta de Europa, con una facturación anual de más de 3.000 millones de euros tan solo en frutas y hortalizas, se vive, o padece, una situación de extrema explotación laboral. Y decimos que están unidos por que una situación no puede ser separada de otra, dialécticamente son producto de un mismo tronco, el capitalismo y sus lógicas de desarrollo y explotación necesarias para mantener y elevar su tasa de beneficios.
Cuando el Ayuntamiento de Níjar decidió desalojar a las familias que infrahumanamente vivían en el asentamiento chabolista del Walili, yo denuncié que esta situación de sobreexplotación habitacional y laboral era conocida por todos los actores sindicales y políticos que allí aparecieron, ya que esta situación se remonta a los años 80 del siglo XX, cuando comienza a llegar un constante flujo de inmigrantes subsaharianos a las tierras del sueño y milagro agrícola de Almería, la mayoría de estos inmigrantes jornaleros, son hospedados en almacenes, chozas y cutriles sin agua, luz y ninguna condición de habitabilidad y empleados con salarios de miseria. Recuerdo a últimos de los 80 principios de los 90, el trabajo que se llevó a cabo entre los jornaleros, que tuvo su reflejo más palpable en la batalla por los convenios, que se ganaron y su imagen mas expresiva, la concurrencia masiva de jornaleras y jornaleros al 1º de Mayo. Hoy ni lo uno ni lo otro.
Actores sindicales y políticos que en estas décadas que van desde los 80 del siglo XX hasta nuestros días, han ido amoldando su intervención y prácticas para ser ONG humanitaria y/o oficina de gestión de documentos. Esto lo demuestra el que el Convenio del Campo de Almería esté agotado desde el 2015 y más allá de llamamientos cariñosos de CCOO y UGT al empresariado nada se hace por actualizar este.
Una situación que padecen las y los jornaleros que no vislumbra que pueda mejorar a corto y medio plazo. Ejemplo del bajo nivel formativo que se practica el cual está ligado a toda una práctica y realidad de la lucha de clases, es lo que hace unos meses pudimos constatar; desde COESPE invitamos a un sindicato con presencia en el sector a celebrar unas jornadas de divulgación de que, y como afectan a los jornaleros las reformas en la ley de pensiones, la respuesta fue decepcionante; se nos dijo que eran emigrantes y que no tenían mucha conciencia política, que no comprenderían lo que queríamos exponerles. Esto por si solo demuestra el carácter político e ideológico que hoy trasladan los sindicatos/ONG a los jornaleros y jornaleras.
Tras décadas de sobreexplotación, en señaladas ocasiones aparece una noticia como esta. -Los casos de explotación en el campo almeriense han dado pie a sentencias como la que en febrero de 2021 dictó el Juzgado de lo Penal número 1 de Almería, que condenó a un año y medio de prisión al empresario de un invernadero de Roquetas de Mar por un delito contra los derechos de los trabajadores, a raíz de una denuncia de un jornalero nacido en Burkina Faso. Según el fallo, firme al no haber sido recurrido por el condenado, los empleados carecían de contrato, no estaban dados de alta en la Seguridad Social, no disfrutaban de vacaciones o descanso semanal, sin horario definido y con disponibilidad las 24 horas del día, sin poder faltar al trabajo por enfermedad o cuestiones personales bajo la amenaza de poder ser despedidos, y con un salario de 40 euros por jornadas de 10 horas.- Sentencia que fue el resultado de la denuncia de un jornalero que estaba junto a sus compañeras/os secuestrado en una explotación agrícola, malviviendo en un almacén de aperos acondicionado para su estancia. Que se trabaje sin contrato, sin dar de alta en la Seguridad Social, es una de las practicas más habituales, del empresariado agrícola almeriense.
Mientras la situación de miles de jornaleras y jornaleros se agrava o no mejora con la desidia de las administraciones políticas. Los sindicatos siguen la senda del humanismo burgués. CCOO juega a ser oficina estadística dedicando ingentes recursos a desarrollar estudios de impacto laboral, etc. y demás leches. UGT, aaah UGT, al igual que CGT no se sabe. Los autodenominados sindicatos alternativos, muchos una copia burda de las ONG, se dedican a cuestiones políticas e ideológicas de segundo plano y en ocasiones, hay que reconocerlo, desarrollan algunas labores de defensa de los intereses, económicos, de las y los jornaleros. Y ante este desolador panorama sindical y político podría parecer que estos jornaleros son migrantes de paso, por lo que se hace difícil el poder trabajar para la elevación de su conciencia de clase. No, son miles, cercanos a 60.000 jornaleras y jornaleros que son explotados y sobreexplotados bajo los plásticos de la huerta de Europa, que llevan años malviviendo aquí, un amplio numero tiene regularizada su situación, lo que no impide que sigan siendo empleados en las labores agrícolas en condiciones fraudulentas.
La debilidad de las organizaciones revolucionarias ha dado como resultado el que el panorama sea dantesco. Aquí quiero situar una cuestión que como menos es llamativa; después de mi artículo denunciando lo que sucedía en la cuestión habitacional del Walili, algún que otro sindicalista se sintió aludido y ofendido, pero quizás lo que estos deberían de hacer es autocriticarse para avanzar en la liberación del yugo del capital. La derrota momentánea de las organizaciones revolucionarias, comunistas, es la que como resultado tiene, que la patronal haga y deshaga a su antojo, que los sindicatos, algunos de estos, hayan tomado el camino de la conciliación sin fisuras entre clases y que otros hayan confundido lucha de clases con el humanismo burgués de la ayuda puntual y limitada.
Seguiremos insistiendo que otro sindicalismo es necesario, un sindicalismo que trabaja con el objetivo de la defensa de clase, y orienta su intervención a la liberación ideológica del proletariado, que trabaja en la elevación ideológica de jornaleras y jornaleros, sindicalismo que denuncia al sujeto principal de la situación que padece el proletariado, al capitalismo como sistema a derrotar. No situamos que se abandonen las luchas inmediatas en defensa del salario, salud, educación y habitacional, pero estas deben ser palanca política desde las que organizar y orientar al proletariado jornalero en la lucha de clases contra el capitalismo. El principio revolucionario que acuñábamos hace décadas, de que nativa o extranjera una misma clase obrera sigue teniendo vigencia y debe ser una realidad organizativa e ideológica en la lucha de clases.
Juan J. Sánchez
Responsable MOS del CC del PCPE