Desde hace varios días, se ha propagado entre los burgaleses el lema "La calle es de Burgos, no Burgos de Lacalle" en referencia dicen, al tirano que hoy ocupa la alcaldía en la ciudad.
El humo, el alcantarillado levantado, los bloques de piedra rotos en mil pedazos evidencian los restos de unas luchas que pese a los esfuerzos de la prensa burguesa por asignar a unas pocas decenas de "radicales", son el clamor de una ciudad entera que ha agotado todas las vías de negociación pacífica a lo largo de los dos últimos años.
Para aquellos que no lo sepan, el barrio obrero de Gamonal que en los últimos días abre los telediarios no es un barrio cualquiera. Ejemplo en multitud de aulas de historia de la especulación urbanística iniciada hace más de 40 años como consecuencia de la implantación de los polos de desarrollo industrial del franquismo, el barrio de Gamonal creció acogiendo en sus bloques de viviendas de baja calidad a la clase obrera protagonista de los procesos migratorios del siglo pasado. Un auténtico surtidor de mano de obra barata al servicio de la explotación capitalista que aun con todo, no ha impedido que sus orgullosos habitantes hayan convertido este barrio en un lugar digno y con una marcada conciencia de clase forjada a tenor de los abusos sufridos en las últimas décadas.
Lo que hoy sucede en Gamonal, solo es una reproducción a escala local del modo en el que la oligarquía capitalista debilitada por la crisis estructural, recurre a diversas vías para recomponer su situación como clase en el poder. En este caso, mediante el expolio de las arcas públicas para satisfacer los intereses del sector privado de la construcción.
La manzana de la discordia que ha provocado que el barrio se convierta en un campo de batalla es la reconstrucción de la Calle Vitoria, principal arteria de la ciudad, en un "bulevar" que pasará de tener cuatro carriles a solo dos, la eliminación de aparcamientos gratuitos para la construcción de otros privados y los cerca de 15 millones presupuestados para una obra que nadie quiere. Una réplica del bulevar chapucero ya existente en Burgos en el que los cambios de sentido y giros a la izquierda son un imposible y que como anécdota, cuenta con 22 nuevas paradas de autobús "de diseño", pagadas como tal y que tiempo después descubrimos que se trataban de un plagio de las paradas armenias de la época soviética.
No existe ninguna muestra de agotamiento entre los vecinos de Burgos, ni nada que pueda llevarnos a pensar que las movilizaciones vayan a ir a menos en los próximos días como consecuencia de la represión y las detenciones arbitrarias que están teniendo lugar. El barrio de Gamonal al igual que el carácter de sus gentes es distinto y por ello, la lucha no cesará. Lo que hoy tiene lugar en Burgos debe convertirse en un ejemplo para el conjunto de la clase obrera y los sectores populares de organización y lucha frente a una oligarquía parasitaria a la cual sus atropellos comienzan a no salirle gratuitos
Jaime García
Artículo extraído de la web tintaroja.es