A nadie le resulta ajeno el poder de dominación que sostiene la burguesía, a través de su dictadura sobre la clase obrera. La divulgación, en todos los aspectos de la vida, de un “súper-individualismo”, las falsas ilusiones o la progresiva  mercantilización de todo, incluso los cuerpos, impregna la totalidad de la vida diaria de la clase obrera y sectores populares. El objetivo está bien claro, no venimos a situar y enseñar nada nuevo. A base de machacar constantemente por todos los medios la ideología de la burguesía se busca introducir en el ADN de la clase obrera elementos de esta ideología burguesa consiguiendo de esta manera que el proletariado y sectores populares cada vez estén más divididos. Unido lo anterior la debilidad de las organizaciones revolucionarias, por una parte, la venta al enemigo de clase de otras, ocasionan una falta cada vez más de ideología y cultura proletaria que contrarreste el discurso de clase dominante, dificulta sobremanera la necesaria unidad de la clase obrera.

Si a todo lo anterior le sumamos el papel que desempeñan y su responsabilidad de las centrales sindicales mayoritarias después de más de 40 años de Pacto Social, provocando con ello una atomización importante del sindicalismo de clase en el Estado y ensanchando la división de dichas organizaciones nos encontramos todavía más con la acentuación del individualismo y por ende de la división de la clase obrera. A todo esto, no es ajeno tampoco el papel importante que ejerce el oportunismo enmascarado de amigos de pueblo y la Socialdemocracia como puntal sostenedor de un sistema agónico que no hace más  que exprimir todavía más a una clase obrera vapuleada después de tantos años de crisis sistémica capitalista ininterrumpida. Vendiendo toda clase de falsas promesas, la burguesía juega con la ambigüedad al darle publicidad como principal sostén de garantía del Sistema Capitalista a la par que se demoniza en clave anticomunista, aunque de comunismo algunos solo tengan el “nombre”.

Sin la unidad de clase, no hay camino posible a la toma del poder. Cambiar la correlación de fuerzas para llegar al objetivo de un futuro socialista-comunista. Articular el Frente Obrero y Popular por el Socialismo (FOPS), es la apuesta clara del PCPE para la consecución de ese objetivo, aunar mediante esta política de alianzas a los sectores obreros y populares para lograrlo.

Urge el trabajo por la necesaria unidad de la clase obrera. Hemos visto cómo el capitalismo y el legado de ciertas organizaciones sindicales denominadas “de clase” y supuestamente “revolucionarias” en las que penetró la ideología burguesa llegando a un gran nivel de podredumbre ideológica solo ha hecho que apuntalar el sistema que decían combatir. La socialdemocracia, por mucho que cambie de nombres (PSOE, IU, PODEMOS o en nada, SUMAR) seguirá siendo ese lastre histórico que impide la emancipación total de la clase obrera por el Socialismo y el Comunismo.

Trabajar en los más amplios frentes unitarios de clase desde los que difundir una ideología y cultura proletaria, trabajar por la consecución de un verdadero sindicalismo de clase que se aleje de la actual atomización y fraternización entre clases y confluya en un puño contra los intereses patronales. Combatir con todas las armas ideológicas y organizativas al oportunismo servil  que posibilita la dictadura del capital.    Avanzar en la política de alianzas obrera y popular del FOPS y el reforzamiento de la verdadera herramienta que tiene la clase obrera para tirar abajo un Sistema Capitalista que nos lleva a la barbarie absoluta, el Partido Comunista.

Comisión de MOS del CC del PCPE

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