María Antonia Figueroa nació el 10 de agosto de 1918 en Santiago de Cuba, en un magisterio, ya que su madre era directora de una escuela, lo cual la inclinó a la docencia como profesión, graduándose como doctora en pedagogía de la Universidad de La Habana.

Comenzó como maestra para trabajadoras del hogar en dos escuelas nocturnas y, después, fue maestra de instrucción pública y directora de escuela primaria en Santiago de Cuba.

Su labor militante la realizó en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). En las últimas horas del asalto al Cuartel Moncada salvó la vida de seis combatientes, participó en los juicios de la Causa 37, llevando a los revolucionarios la solidaridad en esos momentos.

Es parte de la fundación del Movimiento 26 de julio en los municipios orientales de forma clandestina. Posteriormente, colabora en distintos momentos con Fidel, acudiendo incluso a México a apoyar una expedición, hasta el Levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba, en el que participa. Es detenida poco después, por dos días, por el asalto al Palacio Presidencial el día 13 de marzo de 1957, delatada por una nota que llevaba uno de los asaltantes en la que figuraba su nombre y dirección.

Después organizó las Milicias Femeninas y las tareas de abastecimiento al III Frente “Mario Muñoz”.

Llegó a ser la primera superintendente provincial de Escuelas de La Habana y delegada de las provincias de Pinar del Río y Matanzas. Además, contribuyó en la Campaña Nacional de Alfabetización hasta que tuvo que retirarse por enfermedad. Continuó trabajando voluntariamente en la Oficina de Asuntos Históricos con Celia Sánchez.

Edurne Batanero

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