La demagogia fascista, basada en mensajes simples, muy rudimentarios, con una fuerte carga emotiva, en el más puro estilo de Goebbels, encuentra un terreno propicio en la regresión cultural e intelectual contemporánea.

1- “El rasguño en la piedra”

 Agradezco a Rosa Miriam, a Ronquillo, a los organizadores de este Coloquio Patria, la invitación que me hicieron para intervenir aquí hoy, en un evento de tanta trascendencia.

Me da una gran alegría dar la bienvenida a las amigas y a los amigos que están en la primera línea de un combate tan complejo como es el de la comunicación en tiempos cruciales, en tiempos de posverdad y de colonización 2.0, en tiempos de neofascismo, en tiempos de barbarie. Gracias por venir a Cuba en este momento, en que se multiplican las agresiones de toda índole contra la Revolución.

Bienvenidas todas, bienvenidos todos. Es muy importante que ustedes nos traigan sus experiencias, sus ideas, sus propuestas, en esta época tan difícil, en que resulta más trabajoso que nunca antes llevar adelante aquella misión que se propuso el poeta cubano José Lezama Lima.

Ante el muro levantado por la estupidez, por la incultura, por la codicia, por la mediocridad presuntuosa, Lezama nos sugirió que hiciéramos un rasguño en la piedra. Esa exhortación de Lezama tenemos que aplicarla al discurso hegemónico, al discurso imperial. Debemos hacer un rasguño en la muralla de artificios, embustes y calumnias, e introducir a través de ese rasguño nuestras verdades, nuestros argumentos, y hacer lo posible por convertir el rasguño en una grieta cada vez mayor.

2- La crisis ética: “todo está permitido”

Hoy la crisis cultural es evidente. Y, con ella, acompañándola paso a paso, se ha hecho también muy evidente la crisis ética.

El horror, el sadismo, la crueldad, se nos presentan todos los días y a todas horas en nuestros móviles. Es una época en que aquella frase del personaje de Dostoievski, Iván Karamazov, tiene una vigencia que da escalofríos: “Si Dios no existe, todo está permitido”, eso dijo cínicamente Iván Karamazov, eso repiten cínicamente los poderosos de este mundo.

Para Israel, para Estados Unidos, para quienes apoyan el genocidio contra el pueblo palestino, todo está permitido.

Para quienes desde el Norte se empeñan en castigar con crueldad a los pueblos que han decidido gobernarse soberanamente; para quienes (en el colmo de la soberbia imperial) se erigen en jueces universales y reparten desde su Olimpo condenas y escarmientos; para quienes utilizan contra la Venezuela bolivariana todos los juegos sucios posibles, desde planes de magnicidio hasta el apoyo grosero a una supuesta “oposición” al servicio de Washington, todo está permitido.

El gobierno norteamericano acaba de renovar, incluso, la orden ejecutiva de Obama del año 2015, que designa a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de los EEUU”. Se trata de un instrumento aberrante que se ha empleado para justificar las agresiones contra ese pueblo, porque son contra el pueblo, sin ninguna duda, lo repitió ahora la Cancillería venezolana. Esa orden ejecutiva funciona “como un castigo colectivo”. Y llegan a extremos grotescos, como secuestrar un avión y destruirlo.  Para ellos, sin ninguna duda, como diría Iván Karamazov, todo está permitido.

Atilio Borón escribió, indignado, un texto formidable para comentar este capítulo vergonzoso de la política yanqui contra Venezuela:

La destrucción del avión venezolano de EMTRASUR (…) demuestra con elocuencia el culto a la violencia, la destrucción y la muerte que caracterizan no solo a la política sino a la cultura estadounidense. (…) El goce obtenido por la destrucción de la aeronave (…) habla de la perversión moral que corroe las entrañas del imperio (…), de su prepotencia, de su brutalidad, de su falta absoluta de respeto por las leyes y el derecho internacionales. Martí lo advirtió: Creen en la necesidad, en el derecho bárbaro, como único derecho: יּ esto será nuestro porque lo necesitamos יּ. O porque así lo queremos, no importa el daño que causemos a los demás…

Creen en el derecho bárbaro como único derecho”, así sintetizó Martí la filosofía del Imperio, en 1891, a partir de la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, y hoy, más de 130 años después, esa sigue siendo su filosofía. Atilio habla del “goce” obtenido con ese hecho abominable y de la “perversión moral” que implica lo que hicieron con el avión venezolano. Es algo morboso, ese placer de destruir algo que pertenece a un enemigo.

Por supuesto, para los que quieren acabar con la Revolución Cubana todo está permitido. (Es obvio que también contra el pueblo cubano aplican un “castigo colectivo”). Para los que reforzaron el bloqueo contra Cuba en medio de la pandemia, viendo una oportunidad única para aniquilar a la Revolución Cubana, todo está permitido. Para aquellos que nos negaron el oxígeno medicinal y los ventiladores pulmonares, para quienes volvieron a incluirnos en la lista de patrocinadores del terrorismo, para quienes aspiran a rendirnos por hambre, por asfixia, para ellos también, evidentemente, todo está permitido.

Para los que organizaron ayer una nueva provocación contra Cuba con propósitos desestabilizadores, para los que mintieron impúdicamente ayer y mienten siempre, para los funcionarios de la embajada de EEUU en la Habana, quienes, en el colmo del cinismo, manifestaron sus preocupaciones por los derechos humanos del pueblo cubano, para ellos, todo está permitido.

3- Otro asalto a la razón

He titulado estas notas “Otro asalto a la razón”, aludiendo a un ensayo imprescindible que nos dejó el pensador marxista húngaro Georg Lukács. Su título es El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler y nos revela cómo la filosofía burguesa rompió con la racionalidad de la Ilustración, fue haciéndose más y más reaccionaria, más y más mediocre, hasta que terminó cayendo en brazos del fascismo.

Es muy evidente que, en la actualidad, en pleno siglo XXI, vivimos otro asalto a la razón, no guiados por Schelling ni por ningún filósofo irracionalista; sino por una industria del entretenimiento que fomenta en los receptores una adicción invencible por los estereotipos y las fábulas triviales, por el impacto abrumador de las redes digitales, por la fragmentación de los mensajes, por la invasión arrolladora de la cultura chatarra.

La carencia de sentido histórico, la desmemoria, el rechazo al más mínimo desafío intelectual, el culto a “vivir el instante” y a todo aquello que es “entretenido”, el vacío, la superficialidad, la tontería, los chismes de los “famosos”, toda esa carga cae día a día sobre las nuevas generaciones y las prepara para recibir el adoctrinamiento del neofascismo y terminar siguiendo a cualquier demagogo.

Hace dos años, en la edición del Coloquio Patria que sesionó en la Casa de las Américas, el compañero Gustavo Borges, de la Venezuela Bolivariana, líder de una de las experiencias más exitosas que hemos tenido en la batalla comunicacional, Misión Verdad, habló del “descalabro de los llamados valores occidentales, pretendidamente globales, fundados en las ideas que inspiraron profundos cambios culturales y sociales en la época de la Ilustración… La libertad, la igualdad, la fraternidad, la supuesta confianza en el razonamiento humano, el combate a la ignorancia, las odas al conocimiento, la razón y el criterio propio. Todas estas ideas (…) están en un colapso probablemente terminal”.

La demagogia fascista, basada en mensajes simples, muy rudimentarios, con una fuerte carga emotiva, en el más puro estilo de Goebbels, encuentra un terreno propicio en la regresión cultural e intelectual contemporánea.

Ignacio Ramonet, en La era del conspiracionismo: Trump, el culto a la mentira y el asalto al capitolio, examina hasta dónde ha llegado el delirio irracional del nuevo fascismo. Hace un repaso de las obsesiones más extravagantes que mueven a los seguidores de estos furibundos movimientos reaccionarios, desde aquellos que creen firmemente en que la Tierra es plana, hasta los que viven alarmados por la conspiración global de criminales y pedófilos del Partido Demócrata, opuestos a los valores familiares y cristianos y a Trump.

Frei Betto, en su conferencia “Redes digitales y educación: el secuestro de la subjetividad por el capitalismo”, dijo que “investigaciones realizadas en Brasil arrojan que los niños y jóvenes enviciados con internet presentan una considerable pérdida de la capacidad de memorización, redacción e interpretación de textos, y de expresión oral. Y muestran cada vez menos interés por la literatura. Saben usar un móvil, pero no siempre saben reflexionar”.

Esto, obviamente, no sucede solo en Brasil. Los resultados de pruebas internacionales que miden las habilidades de estudiantes de enseñanza media certifican los retrocesos dramáticos a nivel mundial en la destreza para el análisis, en la expresión oral y escrita.

Una evaluación de la “comprensión lectora” descubrió que, en Europa, en América Latina, en todas partes, se había descendido en ese índice. Algunos culparon a la pandemia; pero pedagogos acreditados dijeron que el problema es anterior a la Covid-19 y tiene que ver con un modelo educativo que se ha ido haciendo más y más “mediocre”.

El hecho es que, en móviles, tablets, en libros de papel, se lee cada vez menos. Y ha bajado la calidad de lo que se lee. Los libros de autoayuda se han convertido en una plaga. Otra plaga son las memorias que les escriben por encargo a los “famosos” para que luego las firmen y las promuevan. La inteligencia, el pensamiento, la auténtica cultura, el humanismo, están rodeados por una marea densa y opresiva.

Mientras se verifica ese repliegue global de indicadores que miden la calidad de la enseñanza y sus frutos, la estética del reality show contagia a la política, a los políticos, a la vida privada y a la pública. Una vigorosa amnesia inducida provoca el desinterés cada vez mayor por las humanidades y en particular por la historia.

En las redes predomina el intercambio emocional por sobre el diálogo. No invitan a la reflexión. Al contrario, conducen a sus usuarios a reaccionar con furia, rencor, indignación, ante la lluvia incesante de mensajes que cae sobre ellos. A través de las redes, se produce un perverso influjo en la zona irracional del ser humano —y esto es algo que el nuevo fascismo ha aprovechado con mucho éxito.

El odio permea las redes digitales”, subraya Frei Betto. Además, “pueden asesinar reputaciones, inducir a la violencia, exacerbar el individualismo y el narcicismo”. Hay que impedir, nos dice, “que la cultura del odio prevalezca sobre la cultura del respeto y la solidaridad”.

¿Cómo cerrarle el paso a la cultura del odio? ¿Cómo levantar aquellas “trincheras de ideas” que Martí consideraba más resistentes y eficaces que las “trincheras de piedras”?

Los educadores tienen que luchar contra los efectos negativos de las nuevas tecnologías en la capacidad de concentración de los alumnos, la cual, según muchos estudios, también ha disminuido drásticamente. En este proceso interviene la lógica empresarial de las corporaciones propietarias de las redes digitales, que obtienen ventajas económicas cuando el tráfico se hace más intenso. De ahí que se favorezca la tendencia a pasar rápidamente de un asunto a otro y a rehuir los temas que requieren una mirada más detenida.

Alessandro Baricco habló, con razón, del “surfeo” sobre la información, a partir de la inclinación a deslizarse sobre la masa de noticias y mensajes que llueven sobre nosotros y a no profundizar jamás. La superficialidad y la pereza intelectual son rasgos esenciales de la crisis cultural contemporánea.

4- El pobre de derecha

Fidel, en aquel discurso suyo tan estremecedor del 17 de noviembre de 2005, nos previno sobre cómo la maquinaria de dominación cultural ejercida por las grandes corporaciones y por el imperialismo hace gastos millonarios en publicidad para crear “reflejos condicionados”. Y concluyó: “La mentira afecta el conocimiento”; pero “el reflejo condicionado afecta la capacidad de pensar”. Se adelantó así a los debates que hay en la actualidad sobre los efectos de las redes digitales, que te empujan a la reacción inmediata, abrupta, irracional.

Fidel nos invitó a reflexionar en aquel discurso sobre cómo esos reflejos pueden llevar a mucha gente a opinar contra su propia clase social: “Dicen que ‘el socialismo es malo’, y, por reflejo, “todos los ignorantes y todos los pobres y todos los explotados repiten: יּEl socialismo es malo. El comunismo es maloיּ…”

Expuso así, de modo inmejorable, cómo la suma de la ignorancia y la influencia de los medios y de la publicidad engendra al pobre de derecha, a ese infeliz que opina y vota y apoya a sus explotadores, a demagogos, a fascistas, a quienes lo desprecian y lo utilizan.

Un amigo del capítulo italiano de la Red En Defensa de la Humanidad me decía con dolor que muchas personas pobres de los suburbios de grandes ciudades de Italia se han convertido en seguidores del fascismo. En Francia y en España también se han publicado valoraciones en torno a este tema.

Hace algunos años, un profesor brasileño, de la Universidad de Alagoas, publicó un artículo muy crítico contra ese pobre de derecha, que niega su origen social, sueña con llegar a convertirse en explotador, quiere parecer un burgués “y ladra y se porta como un pitbull en defensa de gobiernos de contenido fascista”. Por Bolsonaro, como se sabe, votó mucha gente pobre, muchísimos empujados por líderes religiosos fundamentalistas que hicieron campaña contra Lula en las redes a través de invenciones absurdas.

Según estudiosos del tema, en Brasil, desde la década de 1950, el protestantismo evangélico se ha extendido por todo el país, y está muy arraigado entre personas negras y pobres, con una fuerte presencia de mujeres.

5- El cristo-neofascismo

El teólogo español Juan José Tamayo ha estudiado los vínculos del fascismo actual con líderes y movimientos religiosos muy reaccionarios. Creó el término “cristo-neofascismo” para identificar la alianza de la extrema derecha “y los movimientos cristianos integristas, que cuentan con el apoyo de dirigentes eclesiásticos críticos con el Papa Francisco”.

Sobre ese tema, en específico sobre la presencia en América Latina de estos cristianos fundamentalistas, Enrique Ubieta le hizo una entrevista a Frei Betto para la revista Cuba Socialista. Según Betto, el fundamentalismo religioso cobró mucha fuerza en los EEUU cuando descubrieron “que a través del evangelismo se podía movilizar a las masas” y “cuando Rockefeller constata que la teología de la liberación es más peligrosa que el marxismo”. Pone como ejemplo a Pat Robertson, “dueño de la Coalición Evangélica y de un sistema de medios de comunicación”, quien “fue responsable de la elección de Bush y ejerció mucha influencia en la elección de Trump”.

Ese fundamentalismo, asegura Betto, manipula a la gente para que llegue a creer “que existe una intervención directa de Dios en la elección de los candidatos”. Se trata de un mandato divino: “Trump tiene que ser elegido porque solamente él es capaz de garantizar que los valores religiosos sean preservados, la lucha contra el aborto, contra el matrimonio igualitario, contra todo lo que huela a comunismo, a izquierdismo, a progresismo”.

El académico e investigador español Juan Pablo Somiedo García, en su valioso estudio “La influencia de la geopolítica estadounidense en la Teología de la Liberación latinoamericana en el período 1960-1990”, se refiere al Informe Rockefeller de 1969 como la primera evaluación crítica de la Teología de la Liberación: la Iglesia ya no es un aliado seguro para los EEUU y se ha convertido más bien “en un centro peligroso de revolución potencial”. De ahí que proponga “contrarrestar la influencia de la Iglesia católica con la de otro tipo de iglesias o sectas protestantes más afines con los intereses de los EEUU en el continente”. Más tarde “se confeccionarían los documentos secretos de Santa Fe (…), la base de la doctrina ético-religiosa de la administración Reagan para el continente latinoamericano”, que debe “combatir por todos los medios a la Teología de la Liberación y controlar los medios de comunicación de masas para contrarrestar la mala imagen de los EEUU en la región”. En 1981 se crea “el Instituto de Democracia y Religión para integrar a todas las iglesias evangélicas y financiar su predicación en el continente”.

¿Por qué los fundamentalistas han ganado tanto espacio en las capas más humildes de América Latina?”, le pregunta Ubieta a Frei Betto. Betto habla, en primer lugar, del dinero, “tienen mucho dinero, que viene de los Estados Unidos”. Y reciben muchas donaciones, “porque crean toda una cultura de que tu vida va a mejorar si contribuyes más con la Iglesia”. Aparte de eso, prestan una atención “personalizada” a las familias con necesidades.

La idea de la Nación Elegida por Dios de la Doctrina Reagan es heredada y enriquecida por Trump. Su retórica se nutre intensamente del cristo-neofascismo. La amalgama diabólica que suma las doctrinas imperialistas y fascistas al fanatismo religioso se ha expuesto ya con fuerza en la actual campaña electoral de EEUU.

El pasado 24 de junio de 2023, en la convención anual de la Coalición Fe y Libertad, un grupo evangélico muy poderoso, se reunieron los candidatos republicanos a las elecciones presidenciales de 2024. Los que aspiraban a competir con Trump se empeñaron en hacer alarde de su apego irreprochable a los valores cristianos y de diferenciarse de la imagen un tanto heterodoxa del expresidente. Pero Trump fue vitoreado y aplaudido furiosamente y cerró su discurso con un llamado que hizo delirar a sus partidarios: “Juntos somos guerreros en una cruzada justa para detener a los pirómanos, los ateos, los globalistas y los marxistas”. Curiosamente, en esta ocasión, no mencionó a los inmigrantes, que han sido siempre un blanco privilegiado de sus ataques.

Bolsonaro viajó a Israel en mayo de 2016, durante su campaña electoral, para sumergirse en el río Jordán y ser bautizado como evangélico. Adoptó un segundo nombre, “Messias”, el enviado de Dios. A partir de ahí, según un cronista, la voz de Bolsonaro resonaba en todos los mítines “casi como un pastor religioso”: “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos”, un slogan que resulta muy semejante al “Alemania por sobre todo” de Hitler.

Ya sabemos que el rebautizado Jair Messias obtuvo la victoria en aquella contienda electoral de octubre de 2018. Más tarde, en 2022, sus empeños para reelegirse fueron apoyados igualmente por el cristo-neofascismo.

Una periodista de la BBC entrevistó en octubre de 2022 a una mujer que había participado en una ceremonia guiada por un pastor evangélico.   Según le contó, el pastor dijo que “debemos proteger el Reino de Dios votando por un candidato presidencial que no cierre todas las iglesias del país”. La falsedad de que Lula, de ser elegido, cerraría las iglesias, la había insinuado Bolsonaro, y sus seguidores se encargaron de difundirla.

En una iglesia local en el estado de Minas Gerais se proyectó un video manipulado de Lula donde decía que “el diablo se estaba apoderando de él”. Luego ese propio video circuló a través de las redes digitales, y hubo mucha gente que lo aceptó como un testimonio real. Otros mensajes falsos afirmaban que un gobierno de izquierda crearía baños unisex para niños y dejaría que la homosexualidad se apoderara del país. “En la iglesia se escucha que, si gana la izquierda, confiscarán las propiedades y enseñarán a los niños de seis años a tener relaciones sexuales”, dijo una politóloga brasileña. Antes, Hadad había sido también atacado en la campaña electoral de 2018 con este tipo de acusaciones disparatadas.

6- Los jóvenes y el nuevo fascismo

Es muy amargo saber que el nuevo fascismo se nutre de gente pobre. Pero lo más amargo es verificar que se nutre de adolescentes y jóvenes.

El espacio alegórico que en la juventud de los años 60 del siglo XX ocuparon figuras que representaban la lucha contra la agresión yanqui en Vietnam, contra todas las guerras imperiales, contra el racismo, contra la moral burguesa y en defensa del amor sin represiones, está siendo ocupado hoy por demagogos de ultraderecha. En ese proceso ha influido la absorción por la industria de la tontería y de la publicidad comercial de gran parte de la poderosa galería de símbolos de la izquierda que se desplegó en aquella época.

Como dijo hace ya muchos años Gabriel Cocimano, “la figura del rebelde compite hoy en las góndolas y escaparates del mercado, y es funcional a sus estrategias”. Y puso un ejemplo doloroso sobre cómo emblemas de la rebeldía de los sesenta pasaron a ser “estrellas del mercado e íconos de la cultura del consumo”.

El mercado ha ido anulando y castrando a los artistas y a los movimientos artísticos que podrían ser peligrosos. Ha ejercido una censura implacable para domesticar a cualquier revoltoso, a cualquier herejía, y para sustituir a los auténticos rebeldes por impostores, por productos aderezados, falsos, vacíos. En la actualidad la eficacia de esta industria se ha multiplicado.

El sistema promueve la fragmentación de las causas emancipadoras para evitar por todos los medios la consolidación de un frente anticapitalista. Genera todo el tiempo modas, marcas, estilos de vida y fórmulas donde se diluye lo esencial y solo se mantiene lo más superficial y asimilable de la vocación contestataria.

En un libro muy documentado, muy útil, La dictadura del videoclip, Jon Illescas analiza este tema y se detiene en el giro que han dado muchos adolescentes y jóvenes negros de los EEUU que ya no se interesan en Martin Luther King, Malcolm X o Angela Davis. Los han sustituido por cantantes afroamericanos. Por supuesto, para el sistema es mucho más conveniente que esos jóvenes admiren a un músico lleno de cadenas de oro, con muchísimo dinero, con automóviles de lujo y un harén con mujeres muy bellas, que a algún luchador contra el racismo y por la justicia social.

El caso del cantante Justin Bieber es digno de estudio. Según parece, era un joven de familia acomodada, muy en su papel de niño bien, hasta que al mánager o al equipo de mánagers se les ocurrió disfrazarlo de marginal, con un atuendo y un vocabulario provocadores. Leí que, después de esa metamorfosis, ganó muchos seguidores y mucho más dinero, él y los mánagers.

Un síntoma muy revelador de la regresión cultural que ha sufrido la humanidad tiene que ver con los intelectuales y artistas influyentes del mundo de hoy. Si en el siglo XIX Émile Zola se convirtió en un paradigma moral con el caso Dreyfus, como lo fue Tolstoi, como lo fue más tarde Sartre, ¿quiénes son hoy esos paradigmas? ¿Tienen algo que decirles a los jóvenes?

Un delicadísimo problema que tienen padres y educadores está asociado a los famosos y a la ética. La fama tiene valor por sí misma, no importa en última instancia por qué alguien es famoso. A la lista de músicos, actores, actrices, modelos, futbolistas, influencers, presentadores de televisión, hay que añadir a narcotraficantes célebres, como el Chapo Guzmán o Pablo Escobar. El Chapo tiene marcas registradas para comercializar pullovers o artículos deportivos; a Escobar se le dedica una especie de parque temático. A esto ayudan mucho las narconovelas, la narcomoda y, en general, la narcocultura.

Los grupos neonazis pueden ser atractivos para jóvenes golpeados por la crisis, confusos, desconcertados, que no ven claro su futuro, que no encuentran respuestas para sus preocupaciones en los partidos políticos tradicionales, que están angustiados en medio del clima de incertidumbre propio de estos tiempos.

Estos grupos neonazis se presentan ante los jóvenes como portadores de mensajes “nuevos”, “modernos”, de símbolos “fuertes”, “viriles”, propios de los “vencedores”. Luchan por detener la disolución moral que implica la invasión de inmigrantes “inferiores”, latinos, negros, árabes, y las conspiraciones de “comunistas” depravados, homosexuales, lesbianas, feministas, portadores de doctrinas extrañas, anticristianas.

Las redes digitales han sido decisivas para influir en las nuevas generaciones desde la ultraderecha. Constituyen un espacio idóneo para la formación de grupos de odio, violentos, que niegan el cambio climático y promueven el racismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el anticomunismo más rabioso, el rechazo visceral al “otro”, al que es diferente, al que es, entre comillas, “inferior”.

El 17 de junio de 2023, El Periódico de España publicó una evaluación sobre cómo “el discurso reaccionario se propaga entre redes y móviles de los adolescentes”. Destaca cómo “los móviles de los adolescentes reciben a diario cientos de impactos con mensajes de extrema derecha, debido al ejército de ‘fachatubers’, que es como se conoce a 'youtubers' y 'streamers' de discurso reaccionario”. Estos discursos reaccionarios “ahora se presentan como lo verdaderamente antisistema o rebelde. De ahí su poder de persuasión sobre los más jóvenes”.

A conclusiones similares han llegado quienes en Argentina han intentado descifrar las claves de la popularidad de Javier Milei entre personas menores de treinta años. Según dicen, para los fanáticos de Milei “el discurso antisistema prima por encima del programa que presenta”.

Más allá del aspecto político del asunto, hay muchos analistas que solicitan que se tomen en serio los llamados a la violencia en las redes digitales contra mujeres, inmigrantes, pobres y el colectivo LGTBI. La tesis, probada tantas veces, de que los discursos de odio anteceden a los crímenes de odio, es motivo de preocupaciones y alertas.

Para muchos adolescentes y jóvenes españoles, que siguen a Vox en las redes digitales y en particular en TikTok, lo más “guay” en este momento histórico es acercarse a los grupos neonazis. Mientras tanto, el periodista Leonardo Bianchi, desde Italia, se pregunta “¿Por qué es más cool odiar minorías?”

Según Bianchi, “Instagram es el verdadero paraíso para la juventud malvada de Italia”. Habría que llamarle realmente “FascioInstagram”: “un mundo lleno de militantes de CasaPound”, que es una organización formada por "los fascistas del tercer milenio", y “de hooligans de las sociedades deportivas S.S. Lazio y A.S. Roma, y de los más ardorosos fans de Mussolini”. Un mundo también lleno de fotografías de  jóvenes que alzan su brazo derecho para hacer el saludo fascista, junto a la imagen de Mussolini. “FascioInstagram” promueve tatuajes con lemas como “Duce (Mussolini) es mi luz”, junto a hachas y siglas como las de la società sportiva, o "club deportivo", SS, que nos remiten a las "Escuadras de Defensa" o Schutzstaffel.

7- “Buscan el dominio total de las emociones de todos los que vivimos en este planeta”

 El gobierno de EEUU cuenta con un poder desmesurado en todos los ámbitos y cuenta también con los instrumentos para legitimar sus crímenes y sus políticas arbitrarias, inmorales e ilegales.

Como dijo Manolo de los Santos hace dos años, en el Coloquio Patria, el imperialismo, aunque debilitado, “sigue manteniendo un dominio militar, un dominio económico-financiero, y como hemos visto en estos últimos días, claramente un dominio total (en las redes digitales). Antes era el 99.9 % de dominio de las redes, ahora sabemos que ya están buscando un dominio unánime, total, del espectro de las redes, y no solamente en las redes, están buscando el dominio total de las emociones de todos los que vivimos en este planeta”.

Las megacorporaciones de la industria cultural e informativa mantienen un control abrumador sobre lo que llaman (o llamaban) “opinión pública”. Ellas deciden quién es el héroe y quién el villano en todos los conflictos. Los representantes del Bien, los que obtienen el aplauso y la gloria, son quienes cuentan con el beneplácito imperial. Los otros, los incluidos en el Eje del Mal, sólo recibirán el castigo que les está destinado.

Martí, con la fundación del periódico Patria, nos dejó un modelo de prensa comprometido desde la raíz con la verdad y con la ética. Y Fidel, nuestro martiano mayor, colocaría entre las ideas centrales de su legado la apelación a “no mentir jamás ni violar principios éticos”.

Defender ese mandato martiano y fidelista resulta imprescindible en medio de la gravísima crisis ética de la actualidad. Hoy la mentira se despliega cotidianamente como un arma de destrucción masiva aniquiladora, letal. Son incalculables las posibilidades que ofrece la Inteligencia Artificial para el engaño y la manipulación.

La maquinaria productora de tergiversaciones, fraudes y falsificaciones lo contamina todo. “Hay una disputa por las palabras”, dijo Marco Teruggi, en el Coloquio Patria de 2022, y, “me parece que hay que reconocerlo, han avanzado, lo que ha significado un retroceso de nuestro lado”. A Milei “lo han utilizado como dispositivo para disputar (…) tanto las ideas como las palabras, para apropiarse de palabras como libertad, así como golpear palabras como es hoy, por ejemplo, el socialismo. Muchas campañas de la derecha plantean la cuestión democracia o comunismo, libertad o comunismo”, observó Marco Teruggi (y en ese momento, hace dos años, Milei todavía no era el Milei que es noticia todos los días).

Es absolutamente cierta la apreciación de Marco: el sistema ha vaciado de sentido muchas palabras para desfigurarlas y apropiárselas y ponerlas en boca de los voceros del pensamiento único como banderas de la reacción y ha distorsionado otras para satanizar de modo permanente a los líderes de la izquierda. Para referirse a ellos se habla de “dictadores”, de usurpadores “ilegítimos”, “represivos”, que están al frente de “regímenes autoritarios, antidemocráticos”.

Todas estas acusaciones se enlazan según el “Principio de orquestación” de Goebbels, es decir, la repetición del mensaje central desde distintos ángulos, desde distintos medios, con tonos diversos; pero siempre, siempre, reiterando la misma denuncia y logrando un enérgico mensaje coral.

En este momento, hay muchos analistas releyendo los Once principios de Goebbels para la propaganda nazi, la simplificación de los mensajes, la vulgarización, la construcción del Enemigo único, la reiteración, la exageración de las amenazas para inducir el pánico y la paranoia, la conexión del discurso con mitos y prejuicios arraigados, etcétera, y están señalando indiscutibles similitudes entre esos principios del fascismo clásico y la demagogia del nuevo fascismo, desde Trump hasta Milei. Hay, sin ninguna duda, muchas similitudes; aunque Ramonet nos advierte que no debemos caer en la tentación de entender esta nueva extrema derecha como una réplica de aquella que irrumpió en la historia en los años 20 y 30 del siglo XX. Sin embargo, en este tema de la retórica hay muchos puntos comunes. Y, por ejemplo, el principio de simplificación, ha encontrado en las redes digitales un espacio ideal para desplegarse y convencer a gente manipulable.

Esta edición del Coloquio Patria se inaugura unos veinte días después de la cumbre fascista que se celebró en Washington: la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). Desde la Casa de las Américas difundimos una declaración para denunciar las pretensiones del nuevo fascismo europeo, específicamente español, de echar raíces en Nuestra América (Santiago Abascal, el líder de VOX, habló allí, en Washington, de su delirio de la “Iberosfera” y atacó violentamente a Cuba). Ya habíamos denunciado antes el proyecto del hijo de Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro, de crear un foro permanente de la ultraderecha en América Latina, para oponerse al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla. Quieren establecer una Internacional del odio, del racismo, de la misoginia, de la homofobia, del desprecio al “otro”. Creo que hay que aprovechar todas las tribunas para llamar la atención sobre este fenómeno y para articularnos los que luchamos por un mundo solidario, por el derecho a la vida, a la paz, a la igualdad, a la justicia, a la auténtica democracia.

En febrero de 2022 el Foro Madrid, una invención de VOX con el respaldo de agrupaciones de ultraderecha de Nuestra América, escogió a Bogotá para hacer su primer encuentro regional de la “Iberosfera”. No fue algo casual: las encuestas arrojaban resultados inquietantes. Cuatro meses después, en junio, serían las elecciones donde resultaría triunfador el Pacto Histórico. Explícitamente, el Foro Madrid presume de ser la alternativa deseada frente al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla y un freno a la oleada del “narco comunismo”.

En noviembre de 2022 se reunió como lo hace anualmente, esta vez en México, la Conferencia Política de Acción Conservadora, con una arenga de Trump donde exhortaba a todos los partidos y líderes allí reunidos a proteger a Dios y a la familia del comunismo. Ya, con anterioridad, Abascal había visitado México, y fue recibido por varios senadores del Partido Acción Nacional. Hubo un gran debate, y el PAN se defendió afirmando que no se había firmado ningún acuerdo político.

El Foro Madrid celebró su segundo encuentro regional en Lima, entre el 29 y el 30 de marzo de 2023, para dar respaldo al gobierno de facto de Dina Boluarte y hacer pública su condena contra Pedro Castillo.

La Habana, 18 de marzo de 2024

Otros Medios: Telesurtv.net.

Autor: Abel Prieto Jiménez

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