La configuración de la actual situación de la lucha de clases a nivel internacional ha estado determinada por el terremoto que supuso la caída de la URSS y el desplome del campo socialista de los países del este europeo.

Independientemente del proceso surgido nada más acabar la II Guerra Mundial, donde los halcones en Washington adoptaron una política de relanzamiento de las hostilidades que parecían haber enterrado en Yalta, proclamase la llamada “Guerra Fría” que no es más que la metáfora que se emplea para promover el discurso del crecimiento económico centrado en otorgar el protagonismo al sector militar-industrial, y la consecuente intervención-ocupación con menosprecio de la independencia y soberanía de todos los países. Más que nunca, la Doctrina Monroe se extendía a todo el orbe conocido.

Se creaba la OTAN (1949), se instalaban bases militares (más de 500 en la actualidad reconocidas), se instauraba el “macartismo” como doctrina de pureza patriótica y de vigilancia y control masivo, y Hollywood se desempeñaba como herramienta de imposición cultural de las formas y costumbres de “una nación creada para dominar”. Objetivo: impedir el desarrollo de los procesos socialistas mediante la máxima de “ninguna medida es lo suficientemente anticomunista” con tal de llegar a la meta trazada; no se requería cuadrar debe y haber contables.

El PCPE acaba de cumplir 40 años de su existencia, después de un largo embarazo gestado por las consecuencias que esas ideas “democratizadoras” se habían instalado invasoramente en la región talámica del partido de la vanguardia obrera, que había mostrado tan digno y ejemplar papel en la Guerra de Liberación, degollada ésta por la traición “casadista” (¡tú también, Bruto!).

El PCPE no estuvo ausente, ni mucho menos de espaldas, a la trágica y amarga historia de los años 90 del siglo pasado y buscó, trabajó y encontró espacios de coordinación y encuentro de partidos comunistas y obreros (EIPCO).

Con pretensiones elevadas, en las 23 ediciones de este espacio internacional, el PCPE ha tratado de impulsar dinámicas y compromisos que concurrieran en verdadera organización del Movimiento Comunista Internacional (MCI), capaz de recuperar la referencialidad y reconocimiento que representó la III Internacional en los momentos de confrontación contra el fascismo y nazismo.

El agudo episodio que representó la crisis desatada en 2008, donde concurrieron los factores contradictorios del capitalismo que hicieron desbocar la tasa de ganancia y han colapsado el sistema hasta su conclusión - no datada, pero no tardía – ha provocado la reacción salvaje en su desesperada fase, que tiene su mayor expresión en el genocidio del pueblo palestino, que está siendo ejecutado por la entidad sionista de Israel, respaldado por el imperialismo norteamericano nucleado en torno a la OTAN.

La insistencia del PCPE en el reforzamiento de una resistencia popular organizada en torno a un Frente Mundial Antiimperialista (FMA) conduciría a evitar la descarnada violencia del Capital, a anticipar su entierro y a eliminar los obstáculos para la construcción de un sistema social, económico y político, no más justo (el capitalismo no lo es), sino ¡justo!

El PCPE está en ello. Con su desarrollo, sus recursos, su trabajo de masas, su implicación en la solidaridad internacionalista, su desempeño en fomentar la unidad de la clase obrera en la conciencia y en la consciencia de su papel histórico, en evitar el sectarismo con las organizaciones obreras y revolucionarias, en encontrar los cauces de cercanía y proximidad con las organizaciones de clase… Todo lo que tácticamente favorezca la estrategia de la toma del Poder por la clase obrera.

En el contexto actual, el trabajo a nivel estatal e internacional del PCPE se conduce con los mismos principios de respeto a la soberanía de las organizaciones, e impulso a plataformas que van adquiriendo un papel importante en la doble pretensión del artículo: la lucha contra la guerra imperialista y el trabajo para ir construyendo el MCI.

El PCPE encuentra en la CECOB un espacio de recuperación del movimiento contra la OTAN y las bases, que tuvo en jaque al imperialismo en los años 80; el miedo, la mentira y la suciedad lastraron e impidieron la victoria del pueblo.

En el ámbito internacional, seguimos trabajando por dotar a los EIPCO de un papel relevante en la respuesta organizada de los partidos comunistas y obreros. Tratamos de gestar un núcleo de partidos que tengan los mismos objetivos y métodos revolucionarios. Asistimos a las invitaciones de otros espacios de encuentro internacionalista, como la Fiesta de Avante que organiza el PCP.

En resumen, el PCPE valoriza la fuerza de trabajo colectivo para la Revolución.

Victor Lucas



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