Alexei Maximovich Pechkov, quien adoptó el pseudónimo de Gorki, había nacido en 1868 en la década en la que fue abolida la servidumbre en los campos del imperio ruso. La burguesía  comenzaba a apropiarse de la propiedad agraria en disputa con los vestigios de la propiedad de la aristocracia zarista. Lenin escribiría una obra como El desarrollo del capitalismo en Rusia en las postrimerías decimonónicas.

La vida de Gorki representa la época de la decadencia del zarismo. Sufrió maltrato del abuelo y de la madre, quien a su vez era maltratada por su segundo cónyuge: una vez el pequeño Gorki se enfrentó al padrastro en defensa de su madre. Adoraba a su abuela de quien dijo que su amor desinteresado por el mundo le llenó de vigor para una vida difícil, ella le contaba historias de bandidos buenos, hombres magnánimos, del espíritu maligno y sobre animales.

Quedó huérfano y tuvo que trabajar desde pequeño para sacar la familia adelante, sufriendo maltrato de sus patronos que le prohibieron leer libros. Al trasladarse a Kazán, estableció sus primeros contactos con militantes revolucionarios. Conoció a un pequeño propietario de una tienda de ultramarinos, poseedor de la biblioteca de libros prohibidos más surtida de la ciudad.

El joven Máximo intentó suicidarse con un revólver, sin embargo el deportado político Romas, quien lo comprendió y le abrió las puertas de la vida, lo ayudó a levantarse. Participó junto a Romas en despertar a los campesinos explotados por los kulaks.

Trabó amistad con prisioneros, deportados, los cuales leían mucho, estudiantes expulsados de la universidad, seminaristas, funcionarios del Zar, oficiales de la marina. El escritor deportado  Korolenko le dio la primera lección del arte de escribir.

Escribió la novela La madre en 1907, un clásico de la literatura universal, llevada a la cinematografía en 1926 por Pudovkin, la visión de la protagonista y los cambios y transformaciones que experimenta el personaje nos lleva a una lección extraordinaria del proceso que experimentan los personajes  reviviendo la mejor tradición de Gogol, Turgueniev, Dostoievski y Tolstoi a la hora de vislumbrar las perspectivas de los mayores cambios de la Historia.

Miguel Ángel Rojas

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