Con más del 50% de desempleo entre la juventud, y aquellos que trabajan lo hacen bajo condiciones de total precariedad; junto con la cada vez más difícil entrada en la Universidad debido al endurecimiento de los requisitos para ser beneficiario de una beca o el aumento de tasas provoca que, cada año, sean más los estudiantes que quieran acceder a ciclos de Formación Profesional.

En el curso académico 2013-1014, según los datos del Ministerio de Educación y el INE, el alumnado en Enseñanzas No Universitarias ascendía -respecto al curso anterior- a 62.616 alumnos (+0,8).

No es solo represión policial, sino represión política”

Iñaqui (20 años) estudiante de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, y militante de los Colectivos de Jóvenes Comunistas, es el herido más grave de los muchos que hubo tras la manifestación del pasado 22 de marzo en Madrid. Iñaqui, que se retiraba tranquilamente, como miles de personas, poco antes del término de la manifestación fue alcanzado por un disparo de pelota de goma en una de las primeras y sorpresivas cargas de las UIP de la Policía Nacional. El resultado clínico de la brutal agresión fue la rotura del pómulo y la pérdida de visión de un ojo de manera irreversible. Seis meses después, el joven Iñaqui nos cuenta la actualidad y otras impresiones sobre su caso.

Situación de la juventud obrera inmigrante

“In Time”, es el título de la película que me vino a la cabeza, al conocer la notícia del último amigo, que al igual que muchos otros compañeros y camaradas inmigrantes, vuelve a su país una vez finalizado su visado de estudios.

La juventud en el Estado español sufre desde hace años incontables ataques por parte de la patronal y los gobiernos títeres afines a ella. Con tasas de desempleo cercanas al 55% y más de un millón y medio de parados entre los 16 y los 29 años, se hace una tarea casi imposible para un joven obrero o estudiante el acceder a una vivienda digna.

Siempre me ha resultado curioso que aquellos personajes que se llenan la boca hablando de la defensa de la familia y se proclaman a sí mismos “pro-vida”, sean los mismos que nos niegan a los jóvenes la posibilidad de formar una, pues son los mismos que con las contrarreformas laborales esquilman nuestro poder adquisitivo y quienes mediante los recortes reducen las plazas en guarderías, escuelas o eliminan ayudas a la maternidad.

La juventud en el capitalismo se ve abocada a un modelo de ocio que adormece su conciencia de clase y no soluciona sus necesidades sociales.

Los gestores del capitalismo profundizan el proceso de expulsión de la educación y de abaratamiento de la mano de obra joven, se acrecientan los ataques contra los estudiantes de extracción obrera y popular, el último de ellos las becas sin cotización y el sistema de prestamos, ante lo que muchos estudiantes comienzan a organizarse, debatir y avanzar en una línea que permita la lucha constante y prolongada. Tal es la situación del momento actual y la que nos marca nuestras tareas. 

Desde mucho antes del comienzo de la crisis, el trabajo en establecimientos de comida a domicilio ha sido uno de los más precarios que un joven puede encontrar. La propia creación del convenio de “elaboradores de productos cocinados para su venta a domicilio” fue una maniobra de las empresas, multinacionales en su mayoría con sistemas de franquicias, para salirse del convenio de la hostelería, malo también, pero de mejores condiciones. Así, se posibilita una explotación y abuso desmedido con elementos que son peores que lo regulado en el Estatuto de los Trabajadores, como por ejemplo los referentes a la flexibilidad de horarios.

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