Cómo ha sido la gestión de este curso escolar por parte de la Universidad de Cantabria.

La pandemia intensificó los problemas y creó nuevos en nuestro sistema educativo.

Tras ya dos años no sirve la excusa de ser algo inesperado.

Ahora queremos centrarnos en cómo ha funcionado la Universidad de Cantabria durante este curso. Es difícil valorar cómo se ha desarrollado el año o qué medidas se han aplicado, ya que se ha actuado de una forma y simultáneamente de la contraria.

Hasta muy recientemente parte de las clases se han dado de manera semipresencial, pero esto no se ha visto reflejado en las tasas, a pesar de una pérdida de calidad al tenerse que hacer online se ha tenido que pagar lo mismo.

En algunas ocasiones las clases online se han realizado sin problema, otras no se sabían usar estas plataformas y en otros casos directamente no se les ha dado la posibilidad a personas confinadas. También el seguimiento de los casos positivos a veces no se ha actuado. Durante algunos momentos cada profesor decidió si hacer presencial o no las clases lo que llevó a no poder coordinar los horarios.

En septiembre de 2022, la Juventud Comunista de las Pueblos de España (JCPE) llevaremos a cabo nuestra II Conferencia de Juventud en Madrid. Hecho que supondrá un paso más en la construcción de la juventud comunista en el estado español.

Así pues, esta conferencia se trata de un avance más en el camino que iniciamos el 13 y 14 de abril de 2019, eso sí, en circunstancias muy distintas. Desde que comenzamos este camino hemos logrado consolidar nuestra organización y hacer avanzar nuestro proyecto, no sin vaivenes. Ahora es momento de reflexionar y hacer un balance de la situación en la que nos encontramos, y para ello lo primero que debemos hacer es aplicar el principio de autocrítica y aprender de los numerosos errores cometidos ya sea fruto de la inexperiencia, la impaciencia o cualquier otro motivo. A la vez, es muy importante inyectar optimismo respecto a los avances realizados estos últimos años, ya que hemos logrado incorporar a jóvenes de gran parte del estado, afianzar colectivos, realizar campañas a nivel estatal, campamentos y estar presentes en diversas luchas alrededor de todo el estado español. Sin duda, durante este tiempo, en definitiva, hemos trabajado para reconstruir un proyecto juvenil cuyo objetivo sea la revolución socialista, un proyecto con la capacidad de poder denominarse Juventud Comunista.

¿Qué son las ligas populares?

El ocio en los barrios y pueblos es una gran carencia, a nadie debería de sorprender esta afirmación, especialmente agudizada cuando las pocas opciones que encontramos se presentan o bien altamente mercantilizadas (gimnasios, salas de cine, salas de baile o bares -como espacios de encuentro-) o se encuentran secuestradas en manos de federaciones privadas, como es el caso de las ligas deportivas autonómicas o municipales que pese a recibir financiación pública, cuestan a las deportistas cientos o miles de euros al año solo la inscripción anual para participar. Al margen del concepto de ocio dejamos las casas de apuestas y similares, pues no son ocio, son una estafa -cuestión que nunca está de más recordar-.

Ante esto, en algunas ciudades han surgido las ligas populares o ligas cooperativas, algunas con volúmenes de participación muy elevados, como es el caso de la Liga Cooperativa de Baloncesto de Madrid que en algunas ediciones ha agrupado a cerca de 60 equipos o, lo que es lo mismo, cerca de mil jugadores y jugadoras.

Durante el fin de semana de los días 10, 11 y 12 de septiembre la JCPE hemos organizado nuestro primer Campamento de la juventud, en el que hemos podido reforzar los lazos de camaradería y avanzar en nuestra formación con el objetivo de avanzar en nuestro trabajo del día a día en la lucha de la clase trabajadora.

Los valores de la Juventud Comunista

Como apertura del Campamento tuvimos la charla sobre los valores de la juventud comunista.

Destacando algunos puntos. Un buen militante Comunista no es aquel que más alardea o más saca el pecho de defender el comunismo o entender sus fundamentos teóricos. Si no el que con su trabajo diario se gana el reconocimiento y respeto de sus compañeros de lucha, a pesar de que estos puedan estar lejos de nuestras posiciones en concreto, o de las posiciones revolucionarias.

Entre todas las preocupaciones que puede tener una persona joven de familia trabajadora, podemos afirmar casi con total certeza que no se encuentra el futuro de las jubilaciones. En cierto modo no es de extrañar, ya que aparentemente es algo que nos afectará en un futuro muy lejano, pero sí nos debería preocupar.

La realidad es que, aunque los problemas relacionados con la pensión no nos afectarán a la vida y al bolsillo hasta dentro de muchos años, cuando se decide ese futuro es precisamente ahora, en la actualidad.

Por un lado, porque es durante nuestra vida laboral activa cuando se nos exige cotizar para “cosechar” esa futura pensión, y tenemos el reloj (y sobre todo la ley) en nuestra contra, ya que actualmente nos piden 40 años cotizados para cobrar la pensión completa. Teniendo en cuenta la realidad laboral a la que se enfrenta la clase obrera a día de hoy, y en particular la juventud, caracterizada por la inserción tardía al mercado laboral y la tasa desorbitada de temporalidad y parcialidad, lograr 40 años cotizados se antoja tarea imposible. Por no mencionar que esas mismas características del mercado laboral, unidas a los bajos salarios, llevarán a unas prestaciones igualmente bajas. La derogación de las reformas laborales y la mejora de las condiciones de trabajo son condición imprescindible para la defensa de las pensiones públicas.

Hablar de precariedad laboral entre la juventud trabajadora es algo ya tan recurrente que suena hasta cliché. Tristemente esa es la realidad en el Estado español. Cualquier joven que finaliza sus estudios debe afrontar una pelea contra prácticas y becas que con suerte serán remuneradas con unos pocos cientos de euros al mes. El camino al margen de lo académico es igualmente desolador.

Las Empresas de trabajo temporal

La primera y más antigua lacra a la que nos enfrentamos al buscar trabajo son las famosas ETT, empresas cuya labor consiste en contratarnos para alquilar nuestra fuerza de trabajo por un salario irrisorio a terceras empresas. Compañías como Adecco, Randstad, ManPower o Workout son algunas de las más conocidas. Empresas que nos llaman a trabajar un día y se olvidan de nuestra existencia para siempre.

Mención especial merecen aquí las cesiones ilegales que hacen las ETT en el sector del telemarketing y que es la norma en el sector. Situaciones donde la ETT nos manda a trabajar bajo un contrato de obra y servicio, que se convierte en permanente, y la empresa de destino debería contratarnos. Cosa que, por supuesto, las empresas no acatan y las inspecciones de trabajo miran para otro lado.

Para hacer política, la juventud de la clase obrera necesita espacios donde realizar sus actividades. Lo sabemos y el enemigo de clase también lo sabe.
Necesitamos  espacios para reunirnos con seguridad, lejos de los tentáculos de los cuerpos estatales de represión. Los necesitamos para trabajar la solidaridad con nuestra clase, para apoyarnos entre familias trabajadoras, a las que el salario no nos alcanza para cubrir los gastos de la vida. Necesitamos espacios para preparar actos, charlas, donde hacer llegar nuestras posiciones a la clase trabajadora. Necesitamos espacios donde organizar nuestro ocio, alejado de las formas consumistas y de mercantilización del tiempo libre que el capitalismo nos quiere imponer.
La persecución del estado a nuestros espacios es más que evidente. No podemos poner libremente una mesa informativa en la calle sin riesgo a que la policía venga a decirnos que, sin permiso del ayuntamiento, no podemos estar ahí.

El próximo 12 de agosto entra en vigor la tan discutida Ley Rider; fecha en la cual las empresas deberán, en teoría, acabar las relaciones de falsos autónomos que se dan con estos trabajadores. Los últimos meses este debate ha estado presente en los informativos y telediarios, donde la supuesta comunista y ministra de trabajo Yolanda Díaz nos presentaba la nueva propuesta de Ley Rider como una salvación para esta porción de la clase trabajadora en condiciones tan precarias.
Sobre el papel, esta ley es una ampliación del estatuto de los trabajadores que servirá para obligar a las empresas a contratar al personal que emplean para los repartos y así permitir que abandonen la condición de falso autónomo. Así como obliga a las empresas a dar a conocer a la representación de los trabajadores, los comités de empresa, los algoritmos bajo los cuales sus servicios son demandados por las aplicaciones como Glovo, Deliveroo o Uber Eats.
Esto, en teoría, permitirá al trabajador disfrutar del derecho a vacaciones pagadas, remuneración de las horas extras, regulación del tiempo de descanso, establecimiento de una jornada de trabajo máxima, cotización a la seguridad social y derecho a la prestación por desempleo, además de estar exentos del pago de la cuota de autónomos.

“Muy buenas tardes compañeras, compañeros.

Es hoy sábado primero de mayo cuando hacemos este acto, día de la clase trabajadora, mañana domingo será dos de mayo, fiesta de la comunidad de Madrid; y pasado será un lunes festivo en el calendario laboral. Nos toca recordar especialmente a un sector muy importante de la juventud trabajadora. Al sector de la juventud que hoy no ha podido venir a la manifestación ni a este acto, porque hoy, mañana y pasado, días festivos, les tocará despertarse a las siete, a las seis o a las ocho de la mañana para acudir a su puesto de trabajo.

uyl_logo40a.png