El 15 de octubre de 1965, un entierro multitudinario recorre las calles de un pueblo minero de Asturias. Pero no se trata de un mero cortejo fúnebre, esta despedida acaba convirtiéndose en una manifestación de la solidaridad y unión en las luchas mineras. Es el entierro de Tina la de la Joécara.

Constantina Pérez, Tina, mostró una gran conciencia de clase y carácter combativo desde la más tierna infancia. No podía ser de otra manera, ya que desde niña sufrió en sus propias carnes los ataques y la represión más feroz.

Con su padre fusilado durante la Guerra Civil y su madre detenida y encarcelada, a Tina y sus hermanos no les quedó más opción que vivir bajo la tutela de su tía.

Gran activista desde la adolescencia tuvo su primer encuentro en primera persona con la represión a los 16 años, cuando por negarse a limpiar los locales de la Falange, la policía le rapó la cabeza.

Nacida en 1915 en Guiamets, se vinculó desde joven a las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya y desde entonces su compromiso y combatividad la acompañaron a lo largo de sus 103 años de vida. Neus sobrevivió al  horror y exterminio de los campos de concentración nazi. Icono de lucha antifascista y de resistencia, su ejemplo cobra vigencia, más si cabe, en tiempos de mentira, negacionismo y acusaciones de delito de odio por señalar a fascistas, racistas o  integristas machistas y ultracatólicos.

En 1939, el  exilio  a Francia junto con 180 niños a su cuidado en la colonia infantil Negrín de Premiá de Dalt. Incorporada a la resistencia francesa desarrolló intensa y activa labor, tanto que acabó detenida por la Gestapo y fue  encarcelada en la prisión de Limoges. Salió  con la mandíbula rota, sujeta con un pañuelo tras los  interrogatorios, con otras presas políticas en trenes infames camino de la deportación al infierno nazi.

Durante la II República se escuchaba una frase referente a las maestras y maestros: “No hay ningún maestro que no tenga algo de revolucionario, ni un revolucionario que no tenga algo de maestro”. La mujer a la cual recordamos hoy no tenía solo un poquito de revolucionaria, pues ella al completo lo era de pies a cabeza.

Se trata de Enriqueta Otero, una maestra nacida en Castroverde en 1910. No fue una maestra corriente pues su pasión por esa profesión la llevó a ser una docente entregada e innovadora, que a través del teatro intentó llevar la cultura al medio rural y allá donde más necesaria fuera.

Es posible que pienses que no debo figurar en esta columna. También es posible que digas ¡ya era hora! Como mujer transexual, en este breve espacio dedicado a mujeres que han luchado contra los postulados sexistas y clasistas de la época que les tocó vivir, mi voz viene a sumarse a la de otras luchadoras.

Hubo un tiempo donde no se trataba de ver quién estaba más oprimida y en competición feroz de construcción de identidades excluyentes. Las luchas de las personas desposeídas, marginadas, explotadas, con diversas opciones sexuales, racializadas, excluidas y discriminadas no sólo por razón de identidad de género sino también por razón de clase social, fueron capaces de confluir.  No tardaría mucho el sistema en ir reconduciendo todo el potencial subversivo y fomentar la hegemonía de la parte burguesa y acomodada de todo ese movimiento. Pero esa es otra historia, la de las clases dominantes, no la de las desposeídas. 

“Se trata de decir que Berta va a seguir brotando en muchas luchas, en las nuevas generaciones, en las luchas de las mujeres, que es tan urgente y que viene marcando mucha presencia. Eso significa para nosotros la siembra de Berta Cáceres”. Bertha Zúñiga Cáceres.

El 3 de marzo de 2016, el mundo se despertó con la dolorosa noticia, desgraciadamente no sorpresiva, del asesinato la lideresa indígena lenca, luchadora feminista, ecologista y por los derechos humanos, Berta Cáceres Flores.

Fue baleada en su casa de su ciudad natal en La Esperanza, desprotegida por el gobierno de Honduras, que lejos de otorgarle la protección que exigía desde  2009 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por las reiteradas amenazas contra su vida, conspiró y organizó su asesinato, perpetrado por las fuerzas armadas y ordenado por la  oligarquía de su país y las transnacionales.

 

Nwanyeruwa, fue una de las lideresas de La Lucha de las mujeres igbo, uno de los pasajes importantes de la lucha anticolonial en África.

Tras una discusión con un encargado del censo que le ordenó que “contara sus cabras, sus ovejas y su gente”, comprendió que serían gravados con impuestos (tradicionalmente, las mujeres no los pagaban). Discutió la situación con otras mujeres; empezaron las protestas, que llevaron al estallido a Ogu Ndem. Comienza en Nigeria en noviembre de 1929, cuando miles de mujeres de la etnia igbo viajaron a Oloko para protestar contra los jefes de garantía, autoridades locales seleccionadas por los colonos encargadas de hacer cumplir las disposiciones de la metrópoli, a quienes acusaban de restringir el papel y participación de la mujer en el gobierno.

“…Yo elijo reflejar la época y las situaciones que estoy viviendo, para mi ese es mi deber; y en este momento crucial de nuestras vidas, cuando hay tanta desesperación, cuando cada día se trata de sobrevivir, creo que es inevitable involucrarse… Nosotros vamos a darle forma a este país o nadie lo hará nunca más. No hay alternativa: ¿cómo se puede ser artista y no reflejar la época en que uno vive?

Nina Simone, Eunice Kathleen Waymon, fue una de las artistas más destacadas del siglo XX, virtuosa del blues, jazz, soul, gospel y clásica. Luchadora por los derechos civiles y contra la discriminación racial, nació en Carolina del Norte, en 1933.

 

En 1891 nace en Iquique (Chile) Teresa Flores. Poco se ha escrito sobre ella, lo que sí se sabe es que desde muy niña estuvo interesada en la lucha de la clase obrera contra la burguesía.

En aquel tiempo las familias obreras y pobres vivían en miserables chamizos de calamina y no les estaba permitido a las mujeres aprender a leer y a escribir, sólo criar, lavar y cocinar. En medio de aquella vida dura, los empresarios ingleses se afanaban como lobos por aumentar sus fortunas con el salitre, pero la clase obrera y el campesinado no obtenían beneficio alguno de su auge y tras interminables jornadas de trabajo percibían su salario en fichas que sólo podían canjear por comida en las tiendas de la misma empresa. Fueron aquellas condiciones de escasez y penuria las que hicieron posible el arranque de las luchas obreras.

 

 

Nacida en Quito el 27 de diciembre de 1797, es una vida de las más tergiversadas de la historia. Rebelde, valiente, transgresora y desprejuiciada, la sociedad burguesa la vilipendió y calumnió por ser mujer irreverente, adelantada a su tiempo y no cumplir con los preceptos patriarcales.

En la historiografía patriarcal, que reserva a las mujeres el papel de madres, esposas o putas, únicamente figura como la amante del Libertador Simón Bolívar. Pero La Generala, como la llamaban los soldados, hizo y fue mucho más que una mujer definida por el hombre con quien se relacionó amorosamente.

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