En estos días se ha producido otra aberración (una de tantas) dentro de la ONU. Un organismo que huele a muerto desde hace tiempo.

No hay que trasladarse muy lejos en el tiempo porque es un organismo “históricamente hablando” nuevo, pero que a este paso no llegará a cumplir el centenario.

La imagen de los cascos azules en el Congo, favoreciendo los intereses del colonialismo europeo, o en Haití, con las denuncias de violaciones a niñas, o cómo en los últimos meses, el personal de la ONU ha sido bombardeado y asesinado por Israel sin ningún tipo de reparos, ni de disculpas, nada…; habla a las claras de cómo se transformó en un instrumento del imperialismo anglo norteamericano.

Pero lo último es insultante: Marruecos presidirá este año el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Como la votación ha sido secreta no podremos saber quién ha votado por esta nueva aberración (a lo mejor hasta los representantes del gobierno más pijo progre del mundo mundial también han votado a favor, dada la actual relación de “acaramelamiento” entre ambos gobiernos). Esto es una falta de respeto a los países colonizados, dado que Marruecos viola sistemáticamente los derechos humanos (los de verdad, no los que dice EEUU y sus lacayos de la UE y la OTAN) tanto dentro de sus fronteras como en el Sáhara Occidental.

Se ve que apoyar a Israel trae beneficios y lavados de cara insospechados, pero llegar a esto es un insulto para toda la humanidad. 30 países votaron a favor del candidato marroquí y 17 por el de Sudáfrica, cuando, hasta esta vez, la elección solía hacerse con un solo candidato y se aprobaba por unanimidad. Basta señalar que Marruecos no ha firmado la Carta Africana de Derechos Humanos.

Desde 1917, año en que el General británico Allenby invade Palestina después de derrotar al imperio otomano en la I guerra mundial, el territorio palestino vive en una continua convulsión. Palestina hasta entonces, era territorio que formaba parte del imperio otomano y conectado en su geografía con Siria e Iraq, como parte de la Gran Siria.

Muchos años antes, en 1897, se había creado el Movimiento Sionista en Basilea (Suiza) que aspiraba a crear un estado nación en Palestina, sirviéndose del imperio británico para conseguir sus objetivos. El 2 de Noviembre de 1917, durante la I guerra mundial, y antes de ocupar Oriente Árabe por las fuerzas vencedoras británicas y francesas, el ministro de asuntos exteriores británico, Lord Arthur Balfour, emite su famosa declaración Balfour, donde promete ceder al movimiento sionista la tierra de Palestina para la creación de un estado nación para todos los judíos del mundo. En 1920 se constituye el mandato militar británico que dura hasta 1948, facilitando durante 31 años (1917-1948) la emigración y creación de asentamientos judíos en Palestina, armando y entrenando a sus milicias, creando infraestructuras para facilitar la extensión del futuro estado judío a lo largo y ancho de toda Palestina.

Para entender los motivos de esta operación de gran envergadura, habría que mirar el mapa de Oriente Árabe. Palestina es el enclave que une tres continentes (Asia-Europa-África), limita con Sinaí y el canal de Suez, la vía de comercio vital para occidente y controla toda la costa este del Mediterráneo.

A mediados del pasado octubre tuvo lugar en Turquía el 23º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO). Quien escribe formó parte de la delegación del PCPE, así que pude observar de primera mano el grave nivel de retórica que se usa en este tipo de eventos, dedicando enormes esfuerzos en debates e intervenciones que en la práctica, de un año a otro quedan en una inacción práctica absoluta y en resumen que dejan al movimiento comunista internacional en la irrelevancia respecto a la lucha de clases internacional.

Un panorama verdaderamente preocupante, que enfatiza el deber y la necesidad de trabajar con partidos y organizaciones revolucionarias y antiimperialistas de nuestro entorno (también más allá de él), para construir un Frente Mundial Antiimperialista a la altura de su relevancia histórica. Así, es tarea urgente disputar la batalla político-ideológica y deslindar los campos frente a partidos que, por mucho que se reclamen M-L y usen siglas comunistas, tienen posicionamientos revisionistas y trotskistas - muy útiles al imperialismo, en definitiva; además de actitudes nefastas, como auto-atribuirse un supuesto liderazgo del MCI, impulsar ataques fraccionalistas al interno de partidos de múltiples países y actuar como si el EIPCO fuera su 'tinglao' particular.

En boca principalmente de estos partidos y sus acólitos, durante las sesiones plenarias se escucharon planteamientos inaceptables, repugnantes incluso. Hubo quienes, después de denunciar -para la galería- el genocidio contra Palestina, propusieron como 'solución' los dos Estados y las fronteras de 1967; condenando así a la Resistencia Palestina ("es que Hamás...") y de este modo legitimando implícitamente el proyecto imperialista de colonización nazi-sionista (¡ah, pero en una parte de Palestina solo, eh!). Son notorias y profundas sus desviaciones ideológicas, que en la práctica les llevan a no entender y a rechazar la lucha de los pueblos por su liberación nacional y su autodeterminación; reduciendo el análisis científico y dialéctico de las características políticas, económicas y militares del imperialismo a un esquematismo vulgar: "todo país capitalista es imperialista en mayor o menor grado, porque su burguesía exporta capital" (ya que estamos, también p.ej. Tanzania imperialista, ¿¡por qué no!?).

No es una guerra mediática. Asistimos a una campaña transnacional de aniquilación en toda regla. Si alguien estaba esperando la llegada de las nuevas ofensivas militares, misteriosas contiendas digitales y mediáticas, sólo aparentemente incruentas, habrá que observar con detenimiento esta cacería contra el pueblo palestino, donde estamos todos involucrados, jugando un papel importante en el combate sin conocer quienes nos está dando órdenes y cuáles son las reglas del enfrentamiento.

La censura a la realidad palestina en medios generalistas, parlamentos, dirigentes políticos, potencias económicas y reporteros está ahogando los testimonios de las víctimas y las pruebas documentales de los verdugos en este genocidio. Está matando a muchos, literalmente. Los apagones y el bloqueo de Internet obstaculizan el trabajo humanitario, impiden el acceso a información crítica que permite encontrar medicinas, alimentos o un salvoconducto, y niegan la posibilidad de que los habitantes de Gaza muestren al mundo lo que está sucediendo sobre el terreno.

Pero la campaña de aniquilación va mucho más allá de la Franja. La práctica de “Yo el Supremo” por parte de las empresas globales de Estados Unidos les da carta blanca para seguir haciendo y deshaciendo a su antojo. Juegan al gato y al ratón con los miles de millones de usuarios de Internet, fuera de toda referencia a una norma nacional o internacional elaborada por los Estados y sus representantes electos.

Mientras usted lee La Jornada, están desapareciendo misteriosamente cientos de contenidos de Facebook (ahora Meta), YouTube y Twitter (ahora X). Grupos que monitorean la actividad en las redes sociales afirman que la censura de los usuarios palestinos en estos momentos se encuentra a un nivel que supera el bloqueo de contenidos de mayo de 2021, cuando estalló la violencia tras las incursiones de la policía israelí que costó la vida a 200 palestinos.

 

Según los economistas, la UE ha entrado en recesión pues ha encadenado dos trimestres de contracción económica consecutivos, entre el último trimestre de 2022 y el primero de 2023. Ahora bien, lo es por muy poco -décimas-, o sea lo que los economistas llaman una recesión “técnica”. Así Ángel Talavera, de Oxford Economics, ya apuntaba en enero “Igual da para los titulares de prensa”, quitándole importancia a esa contracción.

Y ha sido así por el peso primordial que tiene la economía alemana, pues tanto dicho país (donde el instituto estadístico alemán Destatis ya hacía unas semanas que había aportado el dato) como Irlanda (país cuya oficina estadística anunció una caída de actividad del 4,6% el primer trimestre) son los que han sufrido una caída más acentuada.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), afirmó hace poco que los efectos de la subida de tipos estaban empezando a llegar a la economía, como si la caída del consumo de los hogares en el último año se debiese tan solo a las restricciones monetarias que está imponiendo desde julio del año pasado el BCE, que encarecen el crédito. Pero cualquier persona común y corriente (no esos personajes que nos miran desde sus torres de marfil y no comparten la vida y las preocupaciones de la gente normal) podría haberle señalado que compran menos por la imparable subida de precios -sobre todo de los bienes de primera necesidad- y el estancamiento de sus salarios -esos sí que no suben-. Añádase el hecho de la contracción del gasto público (no en gastos militares ni de ayuda a sus grandes empresas y comerciantes, pero sí -y mucho- en las partidas dedicadas a hacer un poquito más llevadera la vida de las personas).

El Estado “saudí”, que fue establecido en 1932, luego de sangrientas guerras y conflictos tribales históricos, ganó su importancia estratégica en los proyectos y planes imperiales, no solo por su enorme stock de recursos naturales, principalmente petróleo, sino también como un elemento fundamental y auténtico componente del nacionalismo árabe, y porque lo representa también desde un punto de vista religioso, siendo la tierra de origen de la religión islámica, una de las más importantes de las conocidas como religiones "celestiales". También debe señalarse que cuando se estableció este nuevo "estado-reino", aún no había madurado naturalmente ni completado las condiciones para su formación de clase; Es decir, no nació de la matriz del desarrollo socioeconómico de la Península Arábiga, especialmente en dos regiones principales, a saber, Najd y Hijaz. Por lo tanto, avanzó objetivamente en el camino y la dirección previamente determinados por sus "creadores" para servir a sus intereses, y prolongaron su influencia y aumentaron los grados de explotación de las riquezas de la región y el uso de su geografía estratégica en los conflictos globales que crean y gestionan. No hay duda de que Gran Bretaña y el imperialismo, y el sistema capitalista en general, con su ocupación de la patria árabe, y luego dividiéndola en estados pertenecientes al centro, e implantando la entidad sionista en Palestina; pudieron abortar los factores y destruir las condiciones que históricamente maduraron para lograr la unidad histórica de la nación árabe. Es decir, aquellas que crecieron y se desarrollaron en las entrañas del Imperio Otomano, y existieron después de la disolución y caída del Imperio Otomano.

Intentar darle sentido a una “política de Estado” sometida, dependiente y lacaya del imperialismo norteamericano puede provocar siniestras situaciones mentales para las personas que lo intenten y Freud debería haber profundizado más en las reacciones del cerebro ante estímulos irreconocibles. Si estuviésemos hablando solo de la disposición del actual gobierno de coalición PSOE/UP ante delitos cometidos en suelo patrio, nos encontraríamos con lo previsto en la “política de Estado”.

Esta es la situación que nos depara la subordinación a la OTAN y al que es el dueño del cortijo, los EE. UU. Fue muy explícito el actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, cuando despachó una pregunta acerca del cambio de posición del Gobierno con respecto al Sáhara: “la política exterior le corresponde al presidente del gobierno”. Él es un correveidile del presidente del Gobierno… y el presidente del Gobierno es el delegado en el Estado español de los EE. UU., ¡caso cerrado!

Sin escrúpulos, sin vergüenza (separado y junto), están actuando los gobiernos del régimen monárquico-burgués con respecto a la responsabilidad que tienen de garantizar la seguridad de las embajadas y consulados extranjeros en territorio nacional, acorde con las normas de la Convención de Viena, alusiva a las Relaciones Diplomáticas. Aludimos a los gobiernos porque, cumplidos los 4 años del asalto a la embajada, ninguno de los ministros que han ocupado la cartera de Asuntos Exteriores en ese período (Josep Borrell, Margarita Robles, Arancha González Laya y el actual José Manuel Albares) ha dado explicaciones o reporte alguno de sus gestiones ante Departamento de Estado estadounidense.

Ha sido la propia embajada de la RPDC la que ha publicado un comunicado denunciando el osado silencio con que los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores han respondido a las reclamaciones a las autoridades estadounidenses sobre la solicitud de extradición del terrorista Christofer Ahn, ya que fue identificado como líder del grupo que perpetró el asalto. Vierte la embajada los argumentos que el imperialismo estadounidense esgrime, basándose en la enemistad hacia la RPDC, que se sostiene desde la guerra que el imperialismo desató contra Corea en los años 1950-1953, con un ímpetu criminal y devastador, ya que arrojaron el triple de bombas que emplearon en la Segunda Guerra Mundial.

Desde hace ya tiempo, el bloque imperialista viene incrementando la intensidad de sus ataques contra la República Popular China: tanto en el plano económico (principalmente en la producción industrial y de alta tecnología) como en el militar. El imperialismo está en su fase terminal, pero se resiste y trata de sobreponerse frente a su principal oponente.

Trump sancionó a la empresa china de electrónica Huawei, competidora de los fabricantes de móviles estadounidenses; si bien Huawei ha logrado esquivar buena parte de esas sanciones reforzándose con nuevos desarrollos tecnológicos de diseño propio. Su continuador en el cargo, Biden, ha seguido una estrategia muy similar, impidiendo la exportación a China de semiconductores y microchips de alta eficiencia, que son clave en aplicaciones de computación e inteligencia artificial. Además, siguen las presiones para prohibir en EE.UU. la red social TikTok, con el pretexto de vincularla al gobierno chino y a una recogida masiva de datos de usuarios. Irónico, ¿verdad? No hay más que mirar el papel de agencias estatales estadounidenses como la NSA en casos de vigilancia y espionaje a gran escala, como p.ej, el de Cambridge Analytica.

En lo militar, EE.UU. ha pisado el acelerador para armar a Taiwán, territorio legítimamente chino desde donde la reacción burguesa china trata de revertir el gobierno del PCCh. Si en el periodo 2010-2019 se hicieron públicas ventas de armamento de EE.UU. a Taiwan por al menos 17.000 millones de dólares, en septiembre de 2022 y marzo de 2023 se han anunciado nuevas ventas por más de 1.000 y 600 millones, respectivamente. Entre esas nuevas armas hay nada menos que misiles de alta precisión y aviones de combate. Además, el imperio va generando provocaciones diplomáticas, como la visita a Taiwán de agosto de 2022 por parte de Nancy Pelosi (presidenta de la Cámara de Representantes yanqui).

El 30 de Marzo de 1976 el pueblo palestino llamó a la huelga general para protestar por el constante robo de su tierra. El gobierno sionista se apropiaba ilegalmente de 21 000 dunums de suelo (un dunam equivale a mil metros cuadrados) y el pueblo palestino, que había sido un pueblo agricultor, era despojado de la tierra que sembraba, obligado por la fuerza a abandonar sus casas y sus tierras, a exiliarse.

El pasado 20 de Febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU, preocupado por una nueva condena contra los asentamientos ilegales en Palestina, ha cedido a la presión del gobierno de EE. UU. para que esa condena se convierta en una resolución que censura los asentamientos, dejando para el próximo agosto la revisión de la condena. Para el sionismo no vale la tibieza de la ONU y anuncia nuevos asentamientos, aplicando el reglamento jurídico dual para discriminar a los palestinos que deciden quedarse. Así, mientras la ONU mira para otro lado, el tiempo es utilizado por el sionismo para avanzar en el genocidio contra el pueblo palestino, ocupar sus tierras, arrancar sus olivos.

El 20 de Febrero se cifraban en 47 los asesinatos de palestinos, cometidos por el ejército sionista en lo que va de año, la violencia se ejerce sobre toda la población, numerosos niños detenidos, incluso en las escuelas, van a parar a las cárceles. Según un informe publicado por el Centro de Estudios de los Prisioneros Palestinos, en el año 2022 alrededor de 7 000 palestinos fueron detenidos, incluidas 164 mujeres y niñas, en total 865 menores de edad fueron arrestados.  

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