Cualquier persona que esté por la superación revolucionaria de la actual dictadura del capital y se exprese en términos tales como: "El pueblo tiene lo que se merece", "aquí no se mueve nadie", o "la clase obrera está tonta" y otras opiniones parecidas, lo que está demostrando es su ceguera ante el desarrollo dialéctico que, de forma incesante, se da en la lucha de clases en nuestro país. Por tanto, su incomprensión de las coordenadas más elementales de la lucha revolucionaria.

Al mismo tiempo, con esa actitud, también deja constancia de: un escaso conocimiento de la dialéctica, un escaso conocimiento de la realidad de las luchas, un sometimiento a la agenda de propaganda de las estructuras de dominación capitalista, y una falta de confianza en la clase obrera y en el pueblo, entre otras cosas.

Hoy cae “una lluvia fina de luchas obreras”, que se extienden por toda la geografía y por muy diferentes sectores de la producción, tanto en pequeñas empresas como en las grandes, y en diversos departamentos de la función pública, en la sanidad de una forma especial.

Una diversidad de organizaciones sindicales participan dando impulso a estas luchas, y no hay un patrón que excluya a unas u otras organizaciones. Las que en un lugar actúan traicionando a la clase obrera con las peores prácticas sindicales, en otras protagonizan luchas consecuentes y alcanzan victorias destacadas.

EL LASTRE DEL PACTO SOCIAL

Las luchas obreras sí que está fuertemente condicionadas por la alta responsabilidad que tienen CC.OO. y UGT en el mantenimiento de la paz social, desde sus estructuras centrales. Lo que facilita una alta estabilidad al capitalismo español para mantener su sistema de dominación-explotación. Acentúa la ventaja de la patronal y hace más difíciles las luchas en cada empresa y en cada sector, que tienen que bregar con este condicionante, pero ello no impide que se den miles de luchas obreras, unas tras otras.

Disponer de un SERVICIO PÚBLICO DE PENSIONES no es una obra caritativa de aquellos que “trabajan por España” sin descanso ni, todavía menos, una desafortunada  ocurrencia de la clase obrera.

El establecimiento de un Sistema Público de Pensiones, con sus características de universalidad, de reparto, intergeneracional y solidaridad, es un logro de décadas de luchas de la clase trabajadora. Por consiguiente, es un logro irrenunciable e incuestionable. No hemos de admitir los muy interesados y cínicos lamentos que cansinamente aducen la insostenibilidad de las pensiones y las necesarias reformas consistentes siempre en facilitar el acceso a la banca y otros fondos buitres al enorme botín que suponen los fondos del sistema público. Reiteramos: el SPP no se cuestiona y no prescribe. Es una conquista social universal que marca toda una época de logros de la clase trabajadora, un logro civilizatorio conseguido por el sacrificio y lucha de la clase, vigente bajo cualquier sistema social o gobierno de turno. Tan social, civilizador y universal como fue en su día la abolición de la esclavitud y la servidumbre. Tan eminente como deseamos que sea la extinción del patriarcado y la supresión del machismo.

Este es el principio básico a mantener ante la presentación de cualquiera de los insidiosos, falsos y cínicos intentos del enemigo de clase en su afán de “buscar vías para conseguir la viabilidad y sostenibilidad de las pensiones”. La clase obrera no debe consentir ser privada de ese logro; por el contrario, ha de persistir en fortalecerlo y mejorarlo continuamente.

Añadimos como segunda cuestión que la productividad y la producción han aumentado de forma colosal desde mediados del siglo pasado, mientras que las rentas salariales han disminuido progresivamente. Al mismo tiempo, los dividendos de la banca y de los fondos de inversión, las grandes fortunas (con nombres y apellidos) y el número de millonarios han aumentado continuamente. Es inadmisible, por lo tanto, consentir que las condiciones de vida y trabajo retrocedan a finales del siglo XIX. La productividad lo es del trabajo exclusivamente.

Lo primero que no nos sorprende ni nos llama la atención de este nuevo Real Decreto Ley es que se haya aprobado con el apoyo de los sindicatos, sí los del pacto social, y el visto bueno de la UE. ¡O no!

Además es el segundo paquete de medidas para la reforma de las pensiones, que el Sr. Escrivá, quiere privatizar sea como sea. Claro que de casta le viene al galgo. El Sr. Escrivá, hijo de gente bien. Su padre era traumatólogo en los años 50 y presidente del Albacete Balompié, con un tío que le dio nombre al estadio albaceteño…vamos que seguro se llevaban bien con las fuerzas vivas del Albacete de la época. Pero eso sí, siempre estuvo cerca del PSOE o de Franco o del PP.

El Sr. Escrivá tiene todo un pasado y presente caracterizado por la defensa de los intereses del capital. Entre 2004 y 2012 trabajó en el grupo BBVA, primero como economista-jefe y director del Servicio de Estudios y, a partir de 2010, como director gerente del Área de Finanzas Públicas. En febrero de 2014 fue nombrado el primer presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), órgano creado por el Gobierno de España, PP, presidido por Mariano Rajoy. En noviembre de 2015 pasó a desempeñar la presidencia de la Red de Instituciones Fiscales Independientes de la Unión Europea (EUIFIS) con sede en Bratislava. 

Pues este señor sigue, con el beneplácito del gobierno más progresista de la historia del mundo mundial, modificando nuestro ya delicado sistema de pensiones.

Lo primero que hace este nuevo paquete de medidas es aumentar el número de años sobre los que giran el cálculo de los futuros pensionistas. Habrá un periodo transitorio en que podremos elegir entre el cálculo “tradicional” de 25 años o de 29 años, excluyendo las 24 bases de cotización de menor importe de todo el periodo. Vamos que rebajar otra vez a los 15 últimos años ni lo soñemos.

A nadie le resulta ajeno el poder de dominación que sostiene la burguesía, a través de su dictadura sobre la clase obrera. La divulgación, en todos los aspectos de la vida, de un “súper-individualismo”, las falsas ilusiones o la progresiva  mercantilización de todo, incluso los cuerpos, impregna la totalidad de la vida diaria de la clase obrera y sectores populares. El objetivo está bien claro, no venimos a situar y enseñar nada nuevo. A base de machacar constantemente por todos los medios la ideología de la burguesía se busca introducir en el ADN de la clase obrera elementos de esta ideología burguesa consiguiendo de esta manera que el proletariado y sectores populares cada vez estén más divididos. Unido lo anterior la debilidad de las organizaciones revolucionarias, por una parte, la venta al enemigo de clase de otras, ocasionan una falta cada vez más de ideología y cultura proletaria que contrarreste el discurso de clase dominante, dificulta sobremanera la necesaria unidad de la clase obrera.

Si a todo lo anterior le sumamos el papel que desempeñan y su responsabilidad de las centrales sindicales mayoritarias después de más de 40 años de Pacto Social, provocando con ello una atomización importante del sindicalismo de clase en el Estado y ensanchando la división de dichas organizaciones nos encontramos todavía más con la acentuación del individualismo y por ende de la división de la clase obrera. A todo esto, no es ajeno tampoco el papel importante que ejerce el oportunismo enmascarado de amigos de pueblo y la Socialdemocracia como puntal sostenedor de un sistema agónico que no hace más  que exprimir todavía más a una clase obrera vapuleada después de tantos años de crisis sistémica capitalista ininterrumpida. Vendiendo toda clase de falsas promesas, la burguesía juega con la ambigüedad al darle publicidad como principal sostén de garantía del Sistema Capitalista a la par que se demoniza en clave anticomunista, aunque de comunismo algunos solo tengan el “nombre”.

Sin la unidad de clase, no hay camino posible a la toma del poder. Cambiar la correlación de fuerzas para llegar al objetivo de un futuro socialista-comunista. Articular el Frente Obrero y Popular por el Socialismo (FOPS), es la apuesta clara del PCPE para la consecución de ese objetivo, aunar mediante esta política de alianzas a los sectores obreros y populares para lograrlo.

Guerras imperialistas que ponen en peligro a la humanidad, destrucción de fuerzas productivas que llevan a millones de obreras y obreros al paro forzoso y a la más profunda precariedad y miseria, políticas de privatización de los servicios públicos, rescates de la oligarquía con dinero público, que jamás será devuelto, implementación de políticas represivas que tienen como objetivo impedir que la clase obrera ejerza su papel revolucionario. Estas y otras situaciones que hoy se viven y padecen, son consecuencia de la profunda crisis estructural en la que está inmerso el sistema capitalista. Crisis de agotamiento de un sistema que ya nada tiene que ofrecer al pueblo trabajador. Crisis que es producto natural de un sistema que inmerso en sus contradicciones toca a su fin.

Marx, explica científicamente el por qué se llega a esta situación en la teoría de la composición orgánica del Capital y su conexión con la teoría de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, el capital industrial y financiero están íntimamente ligados y su salud y estabilidad dependen de la relación existente entre los niveles de producción y comercialización. En sencillas palabras dentro del sistema capitalista se operan dos tendencias opuestas, que impiden el desarrollo infinito de la producción capitalista. Por una parte, una composición orgánica ascendente del capital que se expresa en una alta productividad del trabajo, al tiempo que opera la otra tendencia, la decreciente tasa de ganancia lo que pone fin al desarrollo e iniciativa capitalista. En palabras llanas en el capitalismo se produce más y más  cantidad  gracias a los avances tecnocientíficos al tiempo que esto genera una alta competitividad que solo se resuelve con la bajada de precios que hace colapsar al sistema.

Llegado a este nivel, el modelo capitalista de producción y comercio  entra en crisis y cuanto más avanzado y maduro sea el sistema, esta crisis tiene más difícil solución. Y en este preciso momento el capital aplica sus ¨mágicas recetas¨: Destruir ingentes fuerzas productivas como solución principal. Y como la fuerza del trabajo está incluida en éstas como capital variable, millones de obreras/os son lanzados al paro forzoso. Al tiempo, el sistema capitalista, exige que todo lo que sea susceptible de engendrar beneficios le sea entregado, obliga que todos los sistemas públicos pasen a ser privados, de su propiedad, esto es, expropia a la clase obrera y demás sectores populares para su propio beneficio. Para esta labor cuenta con la colaboración y servilismo de gobiernos variopintos, liberales, demócratas y socialdemócratas y populista enmascarados de amigos de pueblo, en el estado español, en esta categoría, podemos identificar al PSOE-PCE-IU-PODEMOS-SUMAR y todas sus formas de alianzas.

Declaración política del Encuentro Internacionalista

Sabemos muy bien que el Capitalismo está en crisis, y que las consecuencias las está pagando la Clase Obrera. El paro, la explotación, la precariedad laboral, los accidentes de trabajo, la inflación, la carestía de la vida, los contratos basura, las hipotecas y alquileres cada vez más caros, los deshaucios constantes, las leyes de extranjería, los recortes en sanidad, educación y servicios sociales, las pensiones de miseria, la jubilación cada vez más tarde, los despidos, los ritmos de producción en las fábricas, las condiciones de trabajo cada vez más duras, la represión contra el que lucha, contra quien protesta, pelea y se organiza. Todo va a peor para la Clase Trabajadora.

Todo esto ya lo sabemos. Lo que la Burguesía nunca explica son las causas profundas de estas cíclicas crisis del Capitalismo. Que no son otras que la propiedad privada de los medios de producción, que hace que sea el mercado, o sea, la Ley del Valor, la que regule la creación colectiva de la riqueza social. Porque todos los bienes son creados por medio del trabajo del Proletariado. Si los medios de producción, las fábricas, los talleres, las máquinas, fuesen propiedad colectiva, el Pueblo Trabajador podría planificar toda la actividad económica de la sociedad, para que ésta beneficiase a la gente, y no sólo a la Burguesía, a los ricachones propietarios. Y no trabajaríamos por un salario que casi nunca llega para llevar una vida decente, sino que compartiríamos la riqueza creada entre todos y todas, de forma igualitaria y fraternal, comunitaria. ¡Viviríamos libres, al fin!

El Capitalismo es un Modo de Producción destinado a desaparecer en el basurero de la Historia, pues sus contradicciones internas lo llevan a sufrir constantemente crisis económicas debido a la caída de los beneficios de los capitalistas, que no buscan satisfacer las necesidades de la gente, sino tener cada vez más ganancias explotando el trabajo ajeno. Estas crisis económicas llevan al Sistema Capitalista a las guerras constantes por el acopio de recursos naturales, material primas y mano de obra barata. es el Imperialismo, que ha desencadenado cientos de guerras y genocidios.

El colmo de la hipocresía y desvergüenza tiene nombre y rostro, este muy duro, es el del Secretario General de la UGT, el oportunista Álvarez. Secretario General de un sindicato que continuamente desde su práctica de conciliación de clases, pacto social, favorece los intereses de la oligarquía en el estado español. Sujeto que, en defensa de los intereses del capital, pide recientemente que se ponga en marcha una medida de penalización, supresión de prestaciones por desempleo y/o ingreso vital mínimo a las y los trabajadores que no acepten cualquier oferta de trabajo que les llegue, por muy precaria y abusiva que esta sea.

Un personaje que sin pudor ni ruborizarse firma junto a capitalistas y sus representantes de gobierno las leyes laborales y sociales más lesivas para los intereses de la clase obrera que se han conocido en el estado español. Un impresentable que desconvoca huelgas para sentarse a la firma de convenios con los que se sentencian a millones de obreras y obreros a la precariedad y miseria. Un rufián que trabaja al servicio de grupos financieros ofreciendo planes de pensiones privados con los que liberar de sus cargas sociales a la patronal, planes de los que él y sus compis se benefician económicamente.

Podríamos enumerar más y más calamidades y abusos de los intereses y derechos de las y los obreros en las que este sindicalero barato es partícipe en primera persona, pero tanta basura concentrada nos acabaría produciendo arcadas.

En un escenario, como el actual, con un sistema capitalista sumido en una profunda e irreversible crisis que no solo afecta a la propia estructura del sistema sino que abarca a todas las superestructuras del mismo y que no ve otra salida que embarcarse en una espiral de violencia belicista que afecta a todo el planeta, a la clase obrera no le queda otra que agrupar fuerzas y unirse para presentar un frente lo más sólido posible que le permita inclinar la correlación de fuerzas existente en la lucha de clases a su favor.

En reiteradas ocasiones ya hemos expresado que abordar el tema de la unidad sindical no resulta tarea fácil. Sin embargo, ante las agresiones constantes del capital, resulta más necesario que nunca que la clase obrera aglutine el mayor número de fuerzas que le permitan situar en el escenario de la lucha de clases una correlación de fuerza que le sea favorable. Y esto solo puede ser posible, en un primer momento, mediante la “unidad de acción sindical”. No se trata de conseguir, a corto y medio plazo, una unidad orgánica que agrupe a obreras y obreros en una sola organización sindical, o unas pocas en todo caso. Se trata, de acuerdo con la realidad objetiva existente, de trabajar en el seno de las organizaciones sindicales existentes para crear el necesario nivel de conciencia entre los compañeros y compañeras que permita que, ante un problema o situación determinada, la respuesta sea lo más unitaria posible entre los sindicatos que existan en la zona. Naturalmente, este trabajo va a resultar más o menos complicado dependiendo de las características de cada organización sindical, pero es una tarea que se ha de acometer sin demora y sin posicionamientos sectarios.

Cosentino es una empresa de éxito, un ejemplo claro de cómo el capital es capaz de innovar y expandirse. Ha ganado premios de todo tipo. La Junta de Andalucía (da igual si la gobierna el PSOE o el PP) premió al empresario mientras los casos de silicosis de sus trabajadores llegaban a la Justicia.

A estas alturas hay varias asociaciones de afectados por la silicosis, distribuidas por todo el país, que han pedido que se le retiren los premios. 

El 7 de febrero de 2023, Francisco Fernández Cosentino ha sido condenado a la pena de 6 meses y tres días de prisión. El Juzgado de lo Penal número dos de Vigo ha condenado al presidente de Cosentino a seis meses de prisión y al pago de una indemnización de 1,1 millones a los trabajadores de una marmolería gallega afectados por silicosis. La sentencia señala que Cosentino conocía desde el año 2000 los riesgos y la peligrosidad que conllevaba la manipulación del silestone puesto que «varios de sus empleados habían contraído la silicosis al elaborarlo en su fábrica de Almería»

Pero ¿qué hay detrás de esto? Silestone, la marca estrella de Cosentino, un material fabricado comprimiendo resina de poliéster y sílice en granos para tapar todos los huecos, quedando un compuesto de aproximadamente un 90% de sílice y cristobalita, material cuyo polvo inhalado genera silicosis en poco tiempo. Pero además, ese conglomerado no es ignífugo y al arder produce humo igualmente tóxico. En los conglomerados se encuentran 78 componentes químicos.

uyl_logo40a.png