Este mes de septiembre de 2022 está convocada en Nueva York por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, la Cumbre sobre la transformación de la educación1 . En el informe a la Asamblea General de septiembre del año pasado, se planteaba la incapacidad de los sistemas educativos actuales para cumplir con sus objetivos y la crisis global de aprendizaje que provocó la situación de pandemia y que está agudizando las dificultades para conseguir las metas de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030) y más concretamente, el ODS 4, dedicado a lograr una educación de calidad para todas las personas.

En el documento de presentación de la Cumbre de la ONU, su título plantea la necesidad de renovar el contrato social para la educación y “reimaginar juntos nuestro futuro”2. A estas alturas de desarrollo del sistema capitalista, no parece nada temerario asegurar que, si alguna transformación consigue implantar esta cumbre en los sistemas educativos del mundo, seguirá sirviendo a los objetivos de las grandes corporaciones y lobbies económicos globales y no a los pueblos y a la humanidad. Aún así, la Cumbre plantea dos días de movilización y soluciones (16 y 17 de septiembre), previas a la Cumbre (19 de septiembre), la cual solo reunirá líderes de los diferentes países.

Recordemos que en el Estado español han existido diferentes movimientos en defensa de los servicios públicos y de la educación pública en concreto, incluyendo huelgas de profesorado, de estudiantado y movilizaciones más populares como las de la Marea Verde3  estatal (o Marea Groga en Catalunya), que se iniciaron después del periodo de crisis económica de 2008 y curiosamente se desvanecieron cuando los gobiernos supuestamente progresistas accedieron a la Moncloa y la Generalitat.

 

El chorreo constante de casos descubiertos de esclavitud socio-laboral pura y dura que sufre gran parte de la inmigración, son solo la punta del iceberg de una lacra muy presente y extendida en la geografía del Estado Español.

Aunque estas circunstancias son muy numerosas, sólo una pequeña parte de ellas sale a la luz desde los medios de comunicación, pues apenas se denuncia y solo algunas son descubiertas por las inspecciones de trabajo.

Últimamente, en algunas comarcas del sur del País Valenciá, han sido noticia desde los medios territoriales, algunas de estas prácticas, cuyo modus operandi está asentado de manera regular en nuestra sociedad. Sirvan estos ejemplos estremecedores:

En Cocentaina (municipio de L’Alcoiá) fue identificada una empresa dedicada al reciclaje de ropa usada, en la que 13 personas trabajaban 50 horas a la semana por 150 euros, en condiciones pésimas y sin contrato. Tres de ellas se encontraban en situación irregular en España. Algunos llevaban trabajando dos años con la promesa de ser regularizados y contratados, eso sí, les exigieron 8.000 euros para facilitarles dicho contrato.

En la ciudad de Alicante, la policía e Inspección de Trabajo, localizaron a seis trabajadores, en un lavadero de automóviles (cinco inmigrantes, y dos de ellos en situación irregular. El arrestado, propietario de la empresa, les obligaba a trabajar de lunes a domingo (de 6 a 22 horas), por 140 euros y no les pagaba si no podían acudir al trabajo por enfermedad.

Baja Andalucía, 15:00 h. de cualquier día de finales de agosto, principios de septiembre. Los jornaleros y jornaleras vuelven al líneo, con tijeras o navaja, con gorra o sombrero para protegerse de un sol de “injusticia” que derrite hasta a los más acostumbrados.

En China, donde según lo que nos ha inculcado el capital, “trabajan como chinos”, los trabajos a la intemperie se cortan cuando se superan los 37 grados. En Andalucía, o la Rioja, o los campos de la Mancha, no hay clemencia.

La albariza despide calor, ese calor que madura la uva por abajo, mientras el sol directo la madura por arriba; esa albariza y ese sol que achicharran al jornalero, que apenas tiene ganas de comer, solo agua de los botijos que hay al borde del camino.

Polvo, restos de azufre, y mucho calor.

Las jornaleras y jornaleros de la vendimia, discuten si llevar corbata o no, al fin y al  cabo, con más de 40 grados a la sombra, debe aliviar quitarse la corbata. También hablan de los 33 géneros y que este año, si estuvieran en Alemania podrían cambiar de sexo una vez al año y gratis. ¡Y lo morena que está la reina este año y las infantas y la reina emérita, debe ser que han hecho la campaña de la remolacha y por eso han llegado tan morenitas al verano de Mallorca!”

Hablan sobre el cambio climático, que aquí en esta zona no se nota demasiado, la culpa debe ser de Putin, otra vez… y lo caro que está el combustible. Se comparte coche para llegar hasta la viña, que no está la cosa para venir solo (vamos, lo que han hecho toda la vida).

A lo mejor hay suerte y baja la temperatura cuando se empiece a recoger el algodón, o se mantiene alta cuando empiece la “temporá de la aceituna”…

El 1 de junio empezaba en Cantabria la huelga del metal, para renovar un convenio  vencido un año y medio antes.

Comenzaba una huelga de 19 días seguida por el 95% del sector y a pesar de ello sin repercusión más allá de Aguilar de Campo.

Sin entrar a valorar el acuerdo, donde se garantizan derechos conquistados previamente y subidas salariales que nada tienen que ver con las pretendidas previamente.Queremos ensalzar el enorme esfuerzo de las 20.000 familias del metal, firmes durante 19 días, donde se han visto muestras de apoyo y solidaridad  sin importar afiliación unidos en la seguridad de luchar por algo justo y   abandonados tanto por el gobierno de Cantabria, Revilla se atrevió a llamar a los trabajadores/as irresponsables, calificando el conflicto de grave y acuñando la frase “no es momento para huelgas” y el autodenominado “ gobierno progresista” silenciando la huelga en los medios de comunicación bajo su control porque tienen miedo a una clase obrera unida y organizada luchando por sus derechos, están más interesado en garantizar “la paz social” que en la defensa de los trabajadores/as. Por eso mandan para mediar y cerrar el acuerdo a Verónica Martínez Barbero, mano derecha de Yolanda Díaz, reclutada de la Xunta donde trabajó para Feijóo. 

Pero no podemos caer en el error de culpar de esto solo al gobierno como señalan “otras organizaciones comunistas” la mal llamada paz social también le interesa a las cúpulas sindicales que firmaron con el gobierno reformas laborales antiobreras. Los derechos se conquistan en la calle unidos y organizados y para ello tenemos los CUO, nuestros soviets.

Recientemente en un artículo, un militante del PCPE mandaba a la mierda a la Sra. ministra de trabajo Yolanda Díaz, esta petición tan cotidiana y popular como el deseo de buena suerte para nuestros amigos y familiares próximos, al ser conceptos metafísicos no tienen un espacio físico donde poder ser contrastados en la realidad.

Pero hay un lugar que, si tiene un espacio físico, la prisión.

Los accidentes laborales causaron 394 muertes en el primer semestre de este año, un alza del 18 % frente al mismo periodo del año pasado, lo que en números absolutos supone 60 fallecidos más, según los datos actualizados por el Ministerio de Trabajo.

Por sectores, los servicios acapararon el mayor número de accidentes mortales en jornada con 137, aunque los mayores incrementos fueron para la agricultura con 58 fallecidos, 32 más que en la primera mitad de 2021; y en construcción, con 70 accidentes mortales, 19 más.

Del total, 353 accidentes mortales fueron entre asalariados y 41 entre trabajadores por cuenta propia y, por sexo, 362 fueron hombres y 32 mujeres.

En total, en la primera mitad del año se registraron 310.211 accidentes con baja, un incremento del 18,2 % frente al mismo periodo de 2021: 273.300 fueron en jornada de trabajo y 36.911 «in itinere».

En recientes fechas hemos sido testigos del penúltimo capítulo escrito y protagonizado por el eurocomunismo, ahora en su forma más populista y ramplona.

Nos referimos a la presentación del nuevo proyecto destinado a recuperar el espacio perdido por la socialdemocracia y populismo de Podemos-IU, este lo titulan SUMAR, y nosotros decimos, más oportunismo. Tampoco podemos olvidar la celebración del XXI congreso del PCE.

El proyecto de la socialdemocracia y populismo con el beneplácito de la burguesía SUMAR, encabezado por la ministra de trabajo del gobierno al servicio del capital. Esta señora que pretende hacer creer a la clase obrera y sectores populares que ella tiene la solución a sus problemas, que son entre otros, bajos salarios, bajas pensiones, encarecimiento de la cesta de la compra, precariedad laboral, inseguridad y muerte en los tajos, privatización de la Sanidad y educación; está usando el populismo más sutil, se dirige a la mujer obrera prometiéndole que ella desde el gobierno del estado burgués eliminara toda brecha de género. ¿De verdad, obreras y obreros se siguen creyendo a estas/os trileras y trileros y sus mentiras? con las que esta señora y sus socias/os de andadura pretenden asaltar la Moncloa, lo de los cielos suena demasiado a Marxismo y no quieren que la oligarquía les confunda, no vaya a ser que se les retiren la cobertura económica y mediática. No se debería olvidar que esta señora es la actual ministra de un gobierno que legisla en todo momento en beneficio de las oligarquías imperialistas, gobierno OTANISTA, gobierno que aprueba las reformas de la Ley de pensiones, endureciendo más las exigencias para jubilarse, y otras perlas como la ley de rentas, privatización de la sanidad y educación, etc. y la guinda del pastel, la no ley laboral diseñada por ella, ley que no deroga ningún artículo lesivo de las anteriores y que esta señora, con la cobertura mediática de la burguesía a su servicio, presenta como buena agente de ventas. La clase obrera no debe, no puede dejarse embaucar por fraseología altisonante pero vacía de contenido revolucionario. Esta y estos defensores del sistema capitalista señalan y gritan al ladrón, al ladrón, para que todas/os miren en dirección contraria del lugar donde ellos están cometiendo el robo, lo robado será puesto a disposición del insaciable burgués. Detrás de toda la parafernalia y verborrea populista desde la que se quiere hacer creer que, desde los márgenes del sistema capitalista, en sus parlamentos es posible solucionar la situación de despojo, explotación y opresión que viven millones de obreras y obreros. Esta y sus correligionarias/os siguen poniendo en práctica lo que sus padres intelectuales de ingrato recuerdo para las y los revolucionarios en el estado español, los miserables Carrillo, Semprún, Claudín y etc, tan hábilmente supieron implantar en la conciencia de miles de obreras y obreros para goce y disfrute de la burguesía. Hablamos de la reconciliación nacional, paz entre clases, hoy pacto social, heredero de dicha política de reconciliación que tomó cuerpo en los pactos de la Moncloa.

La clase obrera, en su lucha contra la patronal por mejorar sus condiciones salariales o derechos laborales, cuando no para mantenerlos, ha de recurrir a formas de presión para, dentro del marco de la negociación colectiva o fuera de él, alcanzar sus objetivos de mejoras. Indudablemente, la mejor forma de presión, aunque no la única, es el recurso de la huelga. La huelga es el momento en que el proletariado toma en sus manos el control de la producción, parándola bien de forma intermitente o de forma indefinida. Durante el tiempo que dura la acción huelguista, es necesario que los trabajadores y trabajadoras se doten de los medios económicos necesarios  para poder mantenerse en la lucha. Y para ello, desde casi el mismo instante en que empiezan a surgir las huelgas, nacieron también las cajas de resistencia; basadas en el apoyo mutuo y en la solidaridad, de modo que venían a servir para mitigar la situación económica de aquellos trabajadores y trabajadoras que se veían perjudicados por su lucha reivindicativa, sobre todo si ésta era de larga duración.

Como hemos dicho, la huelga es uno de los pilares del poder sindical junto a otros repertorios de presión. Las huelgas nos han demostrado una y otra vez que, cuando se hacen de forma indefinida, provocan una fuerte presión sobre la patronal que la obliga a sentarse y negociar las reivindicaciones planeadas por obreros y obreras. Sin presión no hay negociación, y sin una presión potente no hay negociación eficaz que sirva para avanzar en logros sociales y laborales para la clase obrera.

Este mantra de lo más casposo del empresariado patrio cala hasta lo más hondo de una sociedad enseñada a palos durante el franquismo.

Anda el empresariado angustiado porque la gente no quiere trabajar, que con la “paguita” se vive mejor.

Ante esta tesitura la clase obrera tiene la fuerza de decir basta, y si “los honrados empresarios capitalistas que son quienes mueven la riqueza del país” se quedan sin mano de obra y nada producen, la culpa igual es de Putin.

Hay unos sectores más afectados que otros y el motivo suele ser común: poco salario, malas condiciones de trabajo y pocas esperanzas de futuro.

Esos sectores son los que la IDA defendía como símbolo de la libertad: la hostelería. Donde gobierna el PSOE y la izquierda pijo progre, el sector es también la hostelería. “¿Qué querrán estas kellys? Para unos meses que tienen trabajo y encima protestan”. Pues sí, también las kellys y los camareros y los pinches de cocina se han hartado, hartos de trabajar 14 horas diarias, sin los descansos que la ley marca y por un salario base recogido en convenio que no da ni para pagar el alquiler. Y cuando estén contratados no se les ocurra “montar un sindicato” porque la respuesta suele ser rápida: despido improcedente.

Peor es en las islas, donde por no haber no hay ni albañiles, que son sustituidos por inmigrantes (magrebíes sobre todo). Estos inmigrantes ya copan el trabajo agrícola en muchas zonas del país, donde los votantes de Vox no quieren tampoco trabajar.

Según el IPC lo que podemos gastar en vivienda son 227,48 € para el salario medio, los mileuristas ni eso. O sea, que te deslomas trabajando en hostelería, construcción o agricultura y no vas a tener para un alquiler como no sea compartiendo vivienda. Coliving le llaman, una forma de perfumar la mierda que no tiene ninguna gracia, salvo el uso del inglés que le da más carácter de economía global.

En resumen, podría pensarse que las categorías menos especializadas y peor pagadas son las que más personal necesitan, pero tampoco es así.

Traducción del griego realizada por Christoforos Giakoumelos

Georges Mavrikos nació en la isla griega de Esciros hace 72 años. Desde su infancia entendió que la explotación es la base en las relaciones laborales en un sistema capitalista y que la solución para la emancipación de la clase obrera pasa por la superación de este criminal sistema. Educado en principios socialistas, fue un dirigente sindical en su Grecia natal, despedido de 7 empresas por defender a su clase y un cuadro sindical imprescindible. Su clarividente visión internacionalista fue fundamental para su trabajo en la Federación Sindical Mundial, en su vicepresidencia y, finalmente como secretario general desde 2005 a 2022.

El pasado mes de mayo, la FSM celebró su 18º Congreso en Roma y George Mavrikos dejó su cargo, tal y como había anunciado en el 17º Congreso celebrado en Durban. No significa un retiro total ya que en el mismo Congreso aceptó su nominación como presidente de honor del sindicato internacional.

En esta entrevista queremos destacar el papel imprescindible que un trabajador y sindicalista nacido en una diminuta isla del Egeo ha aportado al avance de la clase obrera internacional. Si la clase obrera, en la sempiterna lucha de clases, fuera quien llevara la delantera frente a la burguesía, no habría duda de que el nombre de George Mavrikos figuraría en el olimpo de prohombres de nuestra historia.

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