El pinkwashing, o lavado rosa, es la estrategia de marketing que usan marcas, empresas, gobiernos y partidos para mejorar su imagen fingiendo una simpatía hacia el movimiento LGTBI.

Hemos visto ya varias veces como el capitalismo, ya sea a través de corporativismo empresarial o de mejorar la imagen de gobiernos que están tomando posición en guerras, imita planteamientos de resistencias que son cercanas para quienes desarrollamos el antiimperialismo y anticapitalismo, como el feminismo o los derechos LGTBI. Estas posiciones pueden acabar dentro del sistema si dejamos que las empresas tomen nuestras fechas de lucha como fiestas y ocasiones para promocionar descuentos. Y en este caso, toca hablar de cómo el estado ilegítimo de Israel juega con el pinkwashing para mejorar su imagen y empeorar la de Palestina y la población árabe.

Desde que se reavivó el conflicto en Gaza el 7 de octubre, una de las campañas que ha usado el ente sionista para mejorar su imagen ha sido usar a Dana Internacional, una de sus artistas más conocidas, que afirmó en una entrevista: “quien no condena a Hamas, está en contra de la comunidad LGBTI”. Este es solo un ejemplo de los muchos de esta ficción que establecen, en la cual se dibujan como la defensa de los derechos LGTBI y occidentales, frente al mundo árabe.

El orgullo de Tel Aviv es famoso, con sus carrozas, su turismo gay, presencia en Eurovisión; todo ello lo establecen como un oasis de derechos en la tierra que ocupan. Ya sabemos que las guerras imperialistas también suponen una batalla de imagen pública y, en este caso, han usado de excusa los derechos LGTBI para practicar el genocidio a un pueblo entero. Sabemos que nuestros derechos LGTBI les dan igual y este día del Orgullo saldremos a reivindicar que esos no son nuestros derechos y que el pueblo palestino no es quien los pone en riesgo.

Pero, fuera del discurso antisemita pro derechos del colectivo LGTBI, ¿cuál es la realidad del sionismo frente a esto?

Mientras se suceden los retrocesos a nivel mundial entorno a derecho del aborto se da la extraña circunstancia de que en Francia blindan en su constitución como libertad la interrupción del embarazo, recordemos que en el país galo gobierna la Derecha de Macron, esta noticia aunque alentadora, es mejor eso a que se restrinja el derecho como en EE.UU., tiene su miga porque incluyen la libertad de abortar pero no blindan el ejercicio del tal derecho.

En realidad es lo habitual en las Constituciones burguesas... se reflejan multitud de derechos, al trabajo, la vivienda o la educación pero no se articula su verdadero ejercicio.

Por ejemplo en el estado español se permite interrumpir voluntariamente el embarazo, aunque como ya hemos denunciado en numerosas ocasiones, la mayoría de interrupciones voluntarias se realizan en la sanidad privada aunque la nueva ley obliga a que sea en la pública, el derecho a elegir de las mujeres sobre su propio cuerpo sigue estando controlado por el poder ya sea estatal y sobre todo autonómico, que gestionan la sanidad y donde depende de la ideología del Partido gobernante y sus alianzas se restringe ejercer el derecho. Además sigue siendo un tabú, no se contempla como algo privado y respetable sin como algo oscuro, algo de lo que una tiene que avergonzarse, algo que no contar como si no fuese un proceso natural y consciente.

Todo este tema se mezcla en un totum revolutum con el descenso de la natalidad y el posible descenso por tanto de población española, pero española de verdad, no la migrante que son de segunda o tercera categoría depende del color de su piel, aunque ganen medallas y campeonatos. Este descenso del número de infantes que nacen preocupa y hay quien lo relaciona exclusivamente con el egoísmo de las mujeres y el aborto, ya plantean una vez más dar información y ayudas a las mujeres para que opten por no abortar y si no hacen caso pues se va por fuera de las clínicas a acosarla.

Sin recursos suficientes para la atención a las víctimas de violencia, el neoliberalismo del cuidado.

Buscando enfocar un artículo sobre la situación de las trabajadoras de los recursos para las víctimas de la violencia de género, en el telediario se sucedían las noticias de asesinatos de mujeres, niñas y niños aumentando los datos de la violencia machista, de la violencia vicaria, de la violencia institucional.

Tanta, tanta violencia que es tan cotidiana que no es portada y ante la que cuando sucede, todo el mundo se pregunta qué falló, como en la canción de Alaska, la moderna sobrevenida a Ayusista:“¿dónde está nuestro error sin solución, fuiste tú el culpable o lo fui yo?”. Y se reconvocan gabinetes de crisis y vez en vez, solo vemos lamentos y minutos de silencio.

Y una vez más se exponen los lugares comunes: que no habían denunciado o que sí habían denunciado y que tenían orden de alejamiento que no se cumplió, y que si el alcalde del pueblo de la asesinada está muy consternado y que no se lo podían imaginar, porque al representante de la vecindad no le consta que hubiera denuncias y, si las había, no sabe qué pasó… no le consta.

A nadie le consta, pero la violencia está ahí, cotidiana, eterna y consustancial a la vida de las mujeres. Y leemos que hay unas mujeres que ayudan a otras que dicen que, aunque se esfuercen lo más grande no llegan porque la violencia es mucha y los recursos pocos, porque mientras la violencia es estructural y exponencial, los recursos son precarios, exiguos y los cuidados cicateros con resultados lamentables, no prevenibles con estos medios.En lo que va de año son ya 10 mujeres asesinadas, 1253 desde que hay registro y 7 infantes.

Desde UyL hemos hecho una entrevista a las trabajadoras de la Red de atención a mujeres víctimas de violencia de género de Madrid, que están denunciando el colapso del servicio y, ante la pregunta de qué es lo que está pasando,nos cuentan: Los equipos multidisciplinares que atendemos a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas e hijos menores venimos denunciando desde hace tiempo la precariedad de medios tanto técnicos como materiales destinados a la intervención especializada.

La denuncia afecta a todos los recursos de la Red municipal, tanto a nivel ambulatorio como a nivel residencial y a todas las profesionales que intervenimos en la atención directa desde hace años.

Desde el 8 de marzo las trabajadoras de la red de violencia de género de Madrid están movilizándose, ante esto contactamos con ellas para esta entrevista que traemos en dos partes, por su longitud y la importancia de traer el testimonio entero.

-¿Consideráis que con esta situación las víctimas de violencia de género se ven desprotegidas?

Sí, la Red de Violencia de Género no cumple debidamente su función a la hora de proteger a las mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos e hijas.Las mujeres que contactan por primera vez con la red de violencia de género, solicitando ayuda para salir de la situación de violencia, si no se encuentran en una situación de emergencia, tienen que esperar dos meses para ser atendidas por primera vez por una profesional. Durante esos dos meses continúan expuestas a la violencia ejercida por sus parejas o exparejas, con los daños psicosociales y el riesgo para la integridad física que eso supone, tanto para ellas como para sus hijos e hijas. Con estos plazos, es imposible abordar estos casos desde la prevención y trabajar una salida segura para estas mujeres. Muchas de estas mujeres acaban siendo atendidas en la emergencia, porque en el plazo de esos dos meses acaban sufriendo agresiones o situaciones de riesgo, que probablemente se podrían haber evitado si se las hubiera atendido en el momento en el que pidieron ayuda. Respecto a los alojamientos de protección, el primero de ellos, cuenta con 15 plazas (entre mujeres y menores) de valoración inicial, donde deberían estar un plazo máximo de 72 horas. En la situación actual las mujeres pueden llegar a pasar más de 1 mes en este tipo de alojamiento, no preparado para estancias largas y donde los y las menores permanecen sin escolarizar, a la espera de una plaza en Centro de Emergencia de la red. Cuando estas 15 plazas se encuentran cubiertas, la alternativa del Ayuntamiento es alojar a las mujeres en hoteles, donde las mujeres permanecen sin asistencia profesional que las pueda atender en caso de entrar en crisis. Asimismo, se encuentran desprotegidas, dado que pueden ser contactadas y localizadas por los agresores, teniendo en cuenta el momento de extremada vulnerabilidad en el que se encuentran.

Desde el 8 de marzo las trabajadoras de la red de violencia de género de Madrid están movilizándose, ante esto contactamos con ellas para esta entrevista que traemos en dos partes, por su longitud y la importancia de traer el testimonio entero.

-Como trabajadoras de la Red de atención a mujeres víctimas de violencia de género estáis denunciando el colapso del servicio, ¿qué es lo que está pasando?, ¿cuáles son las consecuencias inmediatas y a largo plazo?

Los equipos multidisciplinares que atendemos a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas/os menores venimos denunciando desde hace tiempo la precariedad de medios tanto técnicos como materiales destinados a la intervención especializada.

La denuncia afecta a todos los recursos de la Red municipal, tanto a nivel ambulatorio como a nivel residencial, y a todas las profesionales que intervenimos en la atención directa desde hace años.

El primer colapso se encuentra en la puerta de entrada a la red en lo referente a alojamientos de protección, el S.A.V.G 24 H, presenta puntos críticos desde hace mucho tiempo tales como la escasez de plazas de primera acogida, falta de personal dada la presión asistencial acrecentada en los últimos años, espacio inadecuado que en ocasiones roza el hacinamiento. A nivel ambulatorio nos encontramos con agendas colapsadas, falta de personal y recursos.Dadas las precarias condiciones psicosociales en las que trabajamos un elevado porcentaje de la plantilla se ha marchado no por gusto o por mejorar sus condiciones sino porque es verdaderamente costoso continuar trabajando en estas condiciones. Esto ha supuesto una “fuga de trabajadoras” junto con una temporalidad de permanencia en los puestos de trabajo de las compañeras muy elevado. La intervención continúa devaluándose.

Hay multitud de acciones antifascistas que aunque no sean la mayoría ni las más visibilizadas, son protagonizadas por mujeres jóvenes de la llamada nueva ola feminista aparentemente desconectadas del vínculo entre feminismo y antifascismo, que se remonta en nuestra historia a la Segunda República. Aunque las organizaciones políticas fueron desarticuladas en la dictadura y muchos nombres fueron borrados, hay un legado, una memoria histórica a rescatar, de aquellas que entendieron la lucha de clases como una herramienta para conseguir también la igualdad de género y la lucha antifascista para defender lo conseguido y gracias a las cuales estamos hoy aquí.

Del primer feminismo a principios del siglo XX que reclamaba “derecho a la cultura, a poder formarse”, se pasó en la Segunda República a constituir colectivos específicamente organizados de mujeres que apoyaban al Frente Popular que trajo consigo avances y conquistas de derechos para las mujeres, así como su incorporación a la vida política y social. Así en 1933 nació la Asociación de Mujeres Antifascistas (AMA) presidida por Dolores Ibárruri, La Pasionaria; también para promover la liberación de la mujer obrera nació Mujeres Libres que aunque anarcosindicalista, se mantuvo autónoma de la CNT.

AMA establece una línea de actuación y objetivos que podrían ser perfectamente vigentes para una organización antifascista actual: organizar a las mujeres para luchar contra el fascismo y a favor de la causa republicana, considerando al fascismo como el enemigo de la emancipación de las mujeres, ya no sólo por su condición de clase trabajadora sino por la propia concepción fascista sobre la mujer, que entiende que ésta debe estar subordinada al hombre por su carácter e inferioridad intelectual. La tarea de estas mujeres no fue fácil en un país que había avanzado en su pensamiento político, pero donde el patriarcado estaba muy arraigado en la sociedad en ambos bandos y donde la guerra marcó el devenir de la lucha, y aunque se le asignaron tareas en función del género, supieron traspasar todos los límites impuestos por los estereotipos, siendo valiosísimas tanto en la retaguardia como en el frente.

En su II Congreso celebrado en Valencia en 1937, ya plantearon peticiones de carácter feminista al Gobierno, aun cuando la guerra ya se estaba desarrollando por todo el Estado, algunas muy avanzadas para el momento como la igualdad de salarios por el mismo trabajo; la incorporación de las mujeres a todo tipo de industrias y trabajos no sólo las de guerra; la creación de escuelas para capacitar laboralmente a las mujeres; la protección de la mujer trabajadora y la incorporación de las mujeres a los Concejos Municipales.

El 8 de marzo, el día internacional de la lucha de las mujeres trabajadoras por su emancipación, se venía conmemorando con multitudinarias manifestaciones unitarias y actividades políticas en todas las ciudades del Estado. Sin embargo, en los últimos años, se observa que las convocatorias del 8 de marzo han ido perdiendo fuerza como consecuencia de la fragmentación política y la desmovilización general que afecta a toda la clase obrera y de forma muy específica a la lucha de las mujeres, por lo que la jornada reivindicativa que convocaba el Movimiento Feminista está siendo relegada a los últimos puestos de la actualidad, primeramente porque los medios de comunicación quieren hacer del 8 de marzo una fecha intrascendente y folclórica y, por otra parte, porque las mismas organizaciones políticas que integraban el Movimiento consideran ahora que el feminismo no merece la misma atención que otras luchas que sí parecen ser dignas protagonistas de la realidad sociopolítica.

La ideología dominante ha hecho su trabajo y para desvirtuar nuestra lucha, para hacerla insignificante, trataron de mostrarla como una cuestión propia de mujeres “radicales” y resentidas antihombres.Banalizaron el contenido de la lucha corriendo un tupido velo sobre lo fundamental de nuestra lucha: la defensa de nuestros derechos como trabajadoras y como mujeres. Después, fueron llegando las divisiones y enfrentamientos dentro del Movimiento Feminista que había logrado sacar a la calle a millones de mujeres, jóvenes, estudiantes, trabajadoras, pensionistas y, poco a poco, determinadas organizaciones que integraban el Frente Feminista han ido desgajándose considerando que ya no existen fundamentos sólidos para dar prioridad a la lucha feminista.

Mientras que los periódicos se llenan de titulares sobre una bajada récord del desempleo desde 2007, niveles previos a la crisis de 2008, la realidad de un mercado laboral cada vez más precario queda oculta.

Nos encontramos, además, ante un blanqueamiento de la situación de las mujeres trabajadoras. Mientras las hojas de los periódicos se hacían ecos de titulares como “La caída del desempleo en diciembre beneficia especialmente a las mujeres”, las últimas publicaciones del Gobierno, en las que se señalaba la caída de un 4,33% del paro femenino respecto al año anterior era motivo de jolgorio y orgullo.

¿Qué esconde realmente esta subida del empleo femenino? ¿Es realmente un acicate para la mejora de la situación económica de la mujer?

Las noticias exaltan cómo desde 1976 las estadísticas del empleo femenino se han triplicado, pero la cruda realidad es que el paro sigue siendo una problemática femenina. Aunque el gobierno nos pinte un progreso vertiginoso en materia de empleo, nada más lejos de la realidad.

Seguimos encabezando las estadísticas de desempleo, 3 puntos por encima del desempleo masculino en el último trimestre de 2023. Seguimos a la cabeza de la pobreza y la exclusión social. Si atendemos a las prestaciones, veremos cómo el sector femenino ocupa tasas más altas, siendo las mujeres, en mayor medida, las que acceden a subsidios por haber agotado las prestaciones. ¿Y a qué se debe esto? Se debe a que el paro de larga duración también tiene rostro femenino: 715.200 mujeres frente a 567.600 hombres.

Los motivos de  esa mayoría femenina en la larga duración del desempleo los encontramos en la tasa de temporalidad en el empleo, que sigue siendo más elevada en el sector femenino, lo que nos lleva a más parones de empleo y más largos para las mujeres. Además, cuando hablamos de trabajo en tiempo parcial, encontramos 1,92 millones de mujeres frente a los 640.000 hombres.

Conversamos con Ana Merchan Zabaleta, delegada de ELA de la residencia de personas mayores de Ordizia, y militante activa del sindicato, sobre un acontecimiento relevante del pasado año donde el movimiento feminista junto con el sindical a través de una Huelga General convocada en Euskadi y Navarra señalaba la precariedad laboral, la privatización, las condiciones de trabajo infames o la no valoración de los trabajos de cuidados como parte de la violencia sistémica hacia las mujeres.

UyL.- ¿Qué os llevó a convocar está huelga?  Razones, motivos…

Para ELA tiene un valor inmenso haber convocado, junto con el Moviemiento Feminista de Euskal Herria, una huelga general feminista por algo tan importante como los cuidados. Llevamos años movilizándonos en contra de la privatización y precarización de los sectores de cuidados. Tras la pandemia, el sindicato convocó tres días de huelga en Hego Euskal Herria (CAPV y Nafarroa) en el marco de los cuidados. En la lógica de seguir dando mas pasos en este sentido y dando continuación a otras huelgas del 8 de marzo de años anteriores por parte del movimiento feminista, hemos llegado al planteamiento de esta huelga general feminista. Una huelga donde la principal reivindicación ha sido la construcción del derecho colectivo al cuidado, transformando la actual organización social de los cuidados y construyendo un sistema vasco digno de cuidados público-comunitario.

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