Vivimos en una sociedad basada en la explotación de unos seres humanos por otros, donde el carácter social de la producción choca con la apropiación privada de los beneficios por unas pocas personas. Por ello la violencia es estructural y sistémica en nuestras vidas como parte de la clase obrera.

Sin embargo, la violencia estructural hacia las mujeres abarca, además de la intrínseca del capital, asesinatos, explotación sexual, prostitución, pornografía, trata, explotación laboral, matrimonios forzados, adopciones ilegales, aborto selectivo o el abandono de las niñas, mendicidad forzada, acoso sexual y laboral, discriminación laboral por embarazo, las violaciones, los vientres de alquiler… La dominación, la negación, la invisibilización, la imposición o la agresión física son formas de expresión de las relaciones de poder en nuestras sociedades donde además la consideración de inferioridad de las mujeres dentro del orden vigente hace posible el ejercicio de la violencia contra nosotras.

Las cifras de violencia son tan abrumadoras que nos van anestesiando socialmente incluso cuando se extermina masivamente y a gran escala a miles de mujeres y menores en Palestina y resto de conflictos armados, y junto con el negacionismo y la falta real de medios, provocan que la violencia patriarcal hacia mujeres y niñas deje de ser una preocupación social y se trate como anécdota.

Las víctimas de violencia machista crecen y la media en expresar su situación es de 8,8 años, siendo la falta de recursos (el 64% dependían económicamente de su agresor cuando se inició el maltrato, y el 44% cuando pidieron ayuda) uno de los condicionantes en tal retraso, lo que expresa claramente que en la violencia de género la clase social es determinante. Tener o no tener recursos económicos es un factor principal para enfrentar la situación.

Ayuso y su gobierno siguen haciendo de las suyas y nunca deja de sorprender. Es difícil ser tan casposa, pero increíblemente cada día se supera. Siempre cabe un poco más de estulticia en el universo negacionista donde habitan esa serie de seres movidos a golpe de link y capitaneados por figuras políticas cuyo dudoso mérito es llenar de tonterías y provocación nuestras pantallas.

Recientemente anunciaba, llena de orgullo y satisfacción, la creación en la Comunidad de Madrid de un “Centro de Atención Integral Especializado” para hombres víctimas de violencia sexual. Obviamente, las mentes perversas y retrógradas de sus seguidores y de las personas que han sucumbido a la propaganda reaccionaria en materia de derechos de las mujeres y al antifeminismo, habrán pensado que “ya era hora”, que “el hombre está desprotegido y que si existen centros de esta naturaleza para mujeres, por qué no los iba a haber para hombres”.

Pues bien, yo no sé el resto de lectoras y lectores, pero quien esto suscribe y la militancia feminista y comunista del PCPE estamos muy hartas de explicar, una y otra vez, por qué la mujer víctima necesita una especial atención con respecto a los hombres víctimas y por supuesto, si un hombre sufre algún tipo de delito, de la naturaleza que sea, está protegido por el ordenamiento jurídico y no queda desvalido, que para eso se encarga la legislación y la judicatura patriarcal, por no destinarse especiales recursos públicos a su protección. ¿A estas alturas hay que explicar las razones de no ser esa ausencia una causa de discriminación? 

Pese a todo, lo volvemos a hacer. Volvemos a explicarlo. Ya se sabe que las mujeres tienen que ser pacientes y no dejarse llevar por las emociones. Vamos a ello.

Llega el verano de nuevo, mientras muchos comienzan sus periodos de descanso estival hay un sector de la población que comienza su jornada veraniega…

Hablamos de las madres trabajadoras, aquellas para las que el verano se convierte en su pico de productividad. Los niños comienzan sus largas vacaciones mientras estas mujeres comienzan a hacer encaje de bolillo, pues mucho avance se supone, pero la realidad de los hogares sigue cargando a la mujer con su organización y responsabilidad.

¿Qué hacemos con los niños? Escuelas de verano al alcance de muy pocos, y como mucho se podrán permitir una semana en alguna costa abarrotada en un piso minúsculo, en el que ellas a penas verán la playa o pasearán disfrutando de la brisa marina, privilegio reservado para el resto de la familia. Pero su trabajo comienza antes de llegar al “paradisiaco” destino…

Varias semanas antes serán estas mujeres las que empiecen a planificar las comidas de esa semana “maravillosa”, la lista de la compra y poner lavadoras para que todo esté a punto mientras el resto del hogar se dedica a disfrutar del tiempo libre que el verano con sus largos días ofrece.

La semana antes serán también ellas las encargadas de hacer las maletas de los niños, pensar en los juguetes y entretenimiento que llevarse para ellos, mientras probablemente, acaben olvidando lo que se llevarían para ellas, su pareja hará la aparición estelar para cargar el coche.

Llegados al piso, el resto de la familia bajará a darse un chapuzón para quitarse el sudor del viaje y ellas se quedarán poniendo a punto el piso: limpiando baños y suelos, haciendo camas, ventilando habitaciones y colocando la comida en el frigo. Con suerte le dará tiempo a preparar unos bocadillos para todos y bajar a pegarse un baño mientras se ha ido ya el sol y todos se muestran cansados y felices tras una tarde de playa.

La lucha por la paz y contra la guerra ha sido un poderoso motor en la organización y articulación del movimiento de masas de mujeres. Esa es también la urgencia de hoy, levantar un amplio movimiento contra la guerra imperialista abierta en varios frentes, y contra la OTAN.

Como mujeres y antiimperialistas tenemos que mencionar en primer lugar a las mujeres palestinas, ellas que han tejido resistencias y junto a la lucha por la igualdad han unido la lucha por los derechos de su pueblo y contra la ocupación sionista. Hoy que la entidad sionista se ceba en ellas con múltiples formas de violencia incluida la violencia sexual, con su eliminación física, la de sus hijas e hijos dentro del plan de exterminio y limpieza étnica que se está ejecutando por el régimen sionista, levantar la bandera contra la guerra y armar un movimiento de respuesta a la OTAN es la mejor y cabal manera que como feministas y comunistas podemos aportar a la resistencia y en apoyo de las mujeres palestinas.

En el estado español, al igual que en los restantes países de la UE que estamos viviendo la crisis estructural del capitalismo, vemos y sufrimos como en su intento desesperado por continuar con su hegemonía, nos llevan hacia la guerra. Se incrementan los presupuestos en gastos militares, se arma hasta los dientes al gobierno nazi ucraniano, se entrenan a sus militares en nuestro territorio, se invierte en tecnología militar del estado sionista de Israel, se mantienen las bases norteamericanas en nuestro suelo, se paga a la monarquía marroquí para que ejerza de frontera sur de la Unión Europea y se mantienen las leyes represivas por el autodenominado gobierno progresista de PSOE &Sumar para castigar la movilización y respuesta. Además, mientras crecen las inversiones en armamentos o en el avión europeo de combate, se disminuyen y esquilman por privatización (ahora llamada colaboración público-privada) la sanidad pública universal, la educación pública en todos sus niveles (infantil, primaria, secundaria y superior), los servicios sociales, las casas de acogida, las residencias de tercera edad…todo un largo etcétera. Y a consecuencia de ello recaerá sobre las espaldas de las mujeres trabajadoras toda esa ingente cantidad de trabajo de cuidados socialmente necesarios.

El pinkwashing, o lavado rosa, es la estrategia de marketing que usan marcas, empresas, gobiernos y partidos para mejorar su imagen fingiendo una simpatía hacia el movimiento LGTBI.

Hemos visto ya varias veces como el capitalismo, ya sea a través de corporativismo empresarial o de mejorar la imagen de gobiernos que están tomando posición en guerras, imita planteamientos de resistencias que son cercanas para quienes desarrollamos el antiimperialismo y anticapitalismo, como el feminismo o los derechos LGTBI. Estas posiciones pueden acabar dentro del sistema si dejamos que las empresas tomen nuestras fechas de lucha como fiestas y ocasiones para promocionar descuentos. Y en este caso, toca hablar de cómo el estado ilegítimo de Israel juega con el pinkwashing para mejorar su imagen y empeorar la de Palestina y la población árabe.

Desde que se reavivó el conflicto en Gaza el 7 de octubre, una de las campañas que ha usado el ente sionista para mejorar su imagen ha sido usar a Dana Internacional, una de sus artistas más conocidas, que afirmó en una entrevista: “quien no condena a Hamas, está en contra de la comunidad LGBTI”. Este es solo un ejemplo de los muchos de esta ficción que establecen, en la cual se dibujan como la defensa de los derechos LGTBI y occidentales, frente al mundo árabe.

El orgullo de Tel Aviv es famoso, con sus carrozas, su turismo gay, presencia en Eurovisión; todo ello lo establecen como un oasis de derechos en la tierra que ocupan. Ya sabemos que las guerras imperialistas también suponen una batalla de imagen pública y, en este caso, han usado de excusa los derechos LGTBI para practicar el genocidio a un pueblo entero. Sabemos que nuestros derechos LGTBI les dan igual y este día del Orgullo saldremos a reivindicar que esos no son nuestros derechos y que el pueblo palestino no es quien los pone en riesgo.

Pero, fuera del discurso antisemita pro derechos del colectivo LGTBI, ¿cuál es la realidad del sionismo frente a esto?

Mientras se suceden los retrocesos a nivel mundial entorno a derecho del aborto se da la extraña circunstancia de que en Francia blindan en su constitución como libertad la interrupción del embarazo, recordemos que en el país galo gobierna la Derecha de Macron, esta noticia aunque alentadora, es mejor eso a que se restrinja el derecho como en EE.UU., tiene su miga porque incluyen la libertad de abortar pero no blindan el ejercicio del tal derecho.

En realidad es lo habitual en las Constituciones burguesas... se reflejan multitud de derechos, al trabajo, la vivienda o la educación pero no se articula su verdadero ejercicio.

Por ejemplo en el estado español se permite interrumpir voluntariamente el embarazo, aunque como ya hemos denunciado en numerosas ocasiones, la mayoría de interrupciones voluntarias se realizan en la sanidad privada aunque la nueva ley obliga a que sea en la pública, el derecho a elegir de las mujeres sobre su propio cuerpo sigue estando controlado por el poder ya sea estatal y sobre todo autonómico, que gestionan la sanidad y donde depende de la ideología del Partido gobernante y sus alianzas se restringe ejercer el derecho. Además sigue siendo un tabú, no se contempla como algo privado y respetable sin como algo oscuro, algo de lo que una tiene que avergonzarse, algo que no contar como si no fuese un proceso natural y consciente.

Todo este tema se mezcla en un totum revolutum con el descenso de la natalidad y el posible descenso por tanto de población española, pero española de verdad, no la migrante que son de segunda o tercera categoría depende del color de su piel, aunque ganen medallas y campeonatos. Este descenso del número de infantes que nacen preocupa y hay quien lo relaciona exclusivamente con el egoísmo de las mujeres y el aborto, ya plantean una vez más dar información y ayudas a las mujeres para que opten por no abortar y si no hacen caso pues se va por fuera de las clínicas a acosarla.

Sin recursos suficientes para la atención a las víctimas de violencia, el neoliberalismo del cuidado.

Buscando enfocar un artículo sobre la situación de las trabajadoras de los recursos para las víctimas de la violencia de género, en el telediario se sucedían las noticias de asesinatos de mujeres, niñas y niños aumentando los datos de la violencia machista, de la violencia vicaria, de la violencia institucional.

Tanta, tanta violencia que es tan cotidiana que no es portada y ante la que cuando sucede, todo el mundo se pregunta qué falló, como en la canción de Alaska, la moderna sobrevenida a Ayusista:“¿dónde está nuestro error sin solución, fuiste tú el culpable o lo fui yo?”. Y se reconvocan gabinetes de crisis y vez en vez, solo vemos lamentos y minutos de silencio.

Y una vez más se exponen los lugares comunes: que no habían denunciado o que sí habían denunciado y que tenían orden de alejamiento que no se cumplió, y que si el alcalde del pueblo de la asesinada está muy consternado y que no se lo podían imaginar, porque al representante de la vecindad no le consta que hubiera denuncias y, si las había, no sabe qué pasó… no le consta.

A nadie le consta, pero la violencia está ahí, cotidiana, eterna y consustancial a la vida de las mujeres. Y leemos que hay unas mujeres que ayudan a otras que dicen que, aunque se esfuercen lo más grande no llegan porque la violencia es mucha y los recursos pocos, porque mientras la violencia es estructural y exponencial, los recursos son precarios, exiguos y los cuidados cicateros con resultados lamentables, no prevenibles con estos medios.En lo que va de año son ya 10 mujeres asesinadas, 1253 desde que hay registro y 7 infantes.

Desde UyL hemos hecho una entrevista a las trabajadoras de la Red de atención a mujeres víctimas de violencia de género de Madrid, que están denunciando el colapso del servicio y, ante la pregunta de qué es lo que está pasando,nos cuentan: Los equipos multidisciplinares que atendemos a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas e hijos menores venimos denunciando desde hace tiempo la precariedad de medios tanto técnicos como materiales destinados a la intervención especializada.

La denuncia afecta a todos los recursos de la Red municipal, tanto a nivel ambulatorio como a nivel residencial y a todas las profesionales que intervenimos en la atención directa desde hace años.

Desde el 8 de marzo las trabajadoras de la red de violencia de género de Madrid están movilizándose, ante esto contactamos con ellas para esta entrevista que traemos en dos partes, por su longitud y la importancia de traer el testimonio entero.

-¿Consideráis que con esta situación las víctimas de violencia de género se ven desprotegidas?

Sí, la Red de Violencia de Género no cumple debidamente su función a la hora de proteger a las mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos e hijas.Las mujeres que contactan por primera vez con la red de violencia de género, solicitando ayuda para salir de la situación de violencia, si no se encuentran en una situación de emergencia, tienen que esperar dos meses para ser atendidas por primera vez por una profesional. Durante esos dos meses continúan expuestas a la violencia ejercida por sus parejas o exparejas, con los daños psicosociales y el riesgo para la integridad física que eso supone, tanto para ellas como para sus hijos e hijas. Con estos plazos, es imposible abordar estos casos desde la prevención y trabajar una salida segura para estas mujeres. Muchas de estas mujeres acaban siendo atendidas en la emergencia, porque en el plazo de esos dos meses acaban sufriendo agresiones o situaciones de riesgo, que probablemente se podrían haber evitado si se las hubiera atendido en el momento en el que pidieron ayuda. Respecto a los alojamientos de protección, el primero de ellos, cuenta con 15 plazas (entre mujeres y menores) de valoración inicial, donde deberían estar un plazo máximo de 72 horas. En la situación actual las mujeres pueden llegar a pasar más de 1 mes en este tipo de alojamiento, no preparado para estancias largas y donde los y las menores permanecen sin escolarizar, a la espera de una plaza en Centro de Emergencia de la red. Cuando estas 15 plazas se encuentran cubiertas, la alternativa del Ayuntamiento es alojar a las mujeres en hoteles, donde las mujeres permanecen sin asistencia profesional que las pueda atender en caso de entrar en crisis. Asimismo, se encuentran desprotegidas, dado que pueden ser contactadas y localizadas por los agresores, teniendo en cuenta el momento de extremada vulnerabilidad en el que se encuentran.

Desde el 8 de marzo las trabajadoras de la red de violencia de género de Madrid están movilizándose, ante esto contactamos con ellas para esta entrevista que traemos en dos partes, por su longitud y la importancia de traer el testimonio entero.

-Como trabajadoras de la Red de atención a mujeres víctimas de violencia de género estáis denunciando el colapso del servicio, ¿qué es lo que está pasando?, ¿cuáles son las consecuencias inmediatas y a largo plazo?

Los equipos multidisciplinares que atendemos a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas/os menores venimos denunciando desde hace tiempo la precariedad de medios tanto técnicos como materiales destinados a la intervención especializada.

La denuncia afecta a todos los recursos de la Red municipal, tanto a nivel ambulatorio como a nivel residencial, y a todas las profesionales que intervenimos en la atención directa desde hace años.

El primer colapso se encuentra en la puerta de entrada a la red en lo referente a alojamientos de protección, el S.A.V.G 24 H, presenta puntos críticos desde hace mucho tiempo tales como la escasez de plazas de primera acogida, falta de personal dada la presión asistencial acrecentada en los últimos años, espacio inadecuado que en ocasiones roza el hacinamiento. A nivel ambulatorio nos encontramos con agendas colapsadas, falta de personal y recursos.Dadas las precarias condiciones psicosociales en las que trabajamos un elevado porcentaje de la plantilla se ha marchado no por gusto o por mejorar sus condiciones sino porque es verdaderamente costoso continuar trabajando en estas condiciones. Esto ha supuesto una “fuga de trabajadoras” junto con una temporalidad de permanencia en los puestos de trabajo de las compañeras muy elevado. La intervención continúa devaluándose.

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