La burguesía está preocupada por rescatar el papel de las mujeres en el arco de su dominación de clase capitalista a lo largo de la Historia y pretende que la labor de mercenarios al servicio del Capital se feminice, dígase: ministras, presidenta del Fondo Monetario Internacional, directora del Banco Central Europeo o la mercenaria Ursula Von der Leyen como gestora del imperialismo europeo de la UE.

La pequeña burguesía también pretende que las mujeres pequeño burguesas cada vez tengan más relevancia en su papel de subalternas al servicio de la burguesía y de contrapartida, que la pequeña burguesía tenga su lugar subsidiado por la burguesía.

En este contexto, desde nuestra posición comunista hemos de rescatar el papel de las   mujeres en la lucha revolucionaria y en la lucha por el Socialismo como el camino emancipatorio de la clase obrera y de emancipación de la mujer.

En esta ocasión vamos a recomendar el libro “Guerrilleras” de Esperanza Martínez. Quien tuvo un papel activo en la lucha de la Resistencia contra el Franquismo. Fue prisionera política durante quince años siendo víctima de torturas. Mujer militante en la clandestinidad, formó parte de CC.OO. en la clandestinidad y participa activamente en la Asociación Archivo, Guerra y Exilio. Esperanza representa un testimonio vivo de mujeres que lucharon contra el Franquismo, toda una resistencia silenciosa. Hay que reivindicar la memoria de la Resistencia antifranquista, como decía Esperanza:  «Siempre guerrilleras, nunca bandoleras». Esperanza Martínez, un ejemplo de mujer guerrillera, de luchadora obrera y comunista en un momento tan duro como en pleno Franquismo, en la clandestinidad. Hay que rescatar el papel de la mujer en la lucha obrera y antifascista.

Miguel Ángel Rojas

Como escribió Jean Paul Sartre en el prefacio de esta obra, este libro no fue escrito para europeos sino para los compañeros africanos.

Cierto que cuesta, desde nuestra educación acercarse al libro, pero una vez que la empatía te pone en la piel de los colonizados, el resultado engancha. Cada palabra, cada frase, desnuda al colonizador que todos llevamos dentro.

Son siglos de cultura eurocentrista, exportada a América por los conquistadores españoles e ingleses, que permanece aún hoy en el sionismo y que lo hace estar más en boga que nunca.

Esa mentalidad colonialista aún impera por nuestro elenco político. Los Gustavo Bueno, Armesillas, los españoleros del Frente Obrero y tantos otros que se autodenominan izquierdas o incluso comunistas, llevan el lastre del colonialismo español a límites ridículos. Mentes abrazadas al pasado colonial de cuando España era un imperio.

No es mucho mejor en Europa; la Francia e Inglaterra ex imperiales, aún sostienen su chovinismo y su desprecio por quienes fueron sus colonias.

Pero es que la obra de Fanon va más allá; como psiquiatra que era, analiza al colonizado culturalmente, aquel que viviendo en la colonia se aparta de su gente por estar culturalmente arrasado por la metrópoli. El colonizado sufre del mayor de los males que transfiere la metrópoli: el individualismo. Obviamente, ese individualismo es el fiel reflejo del sistema económico que trasciende al colonialismo: el capitalismo. Como escribe Fanon: “El hermano, la hermana, el camarada son palabras proscritas por la burguesía colonialista…”

El hijo bastardo de las tramas negras

Cuando horas después del asesinato de John Fitzgerald Kennedy un oscuro personaje llamado Lee Harvey Oswald fue detenido y de inmediato acusado de ser el autor de los disparos que acabaron con la vida del Presidente de Estados Unidos (figura sobre la que recae una inmerecida leyenda que lo convierte en el mayor icono de la progresía occidental), el aparato estatal y sus múltiples ramificaciones en los medios de comunicación se apresuraron en dar por zanjado un acontecimiento que amenazaba con provocar demasiadas preguntas incómodas.

Acusar a un hombre que actúa movido por razones inescrutables y perturbadas, más aún cuando este personaje es asesinado bajo custodia policial, sin que nadie mueva un dedo por impedirlo, es una buena forma de pasar página y dejar que la maquinaria de poder de la primera potencia mundial siga en marcha con su proyecto imperialista. Y así es como se asienta la versión oficial de los hechos hasta que en 1996, Norman Mailer, controvertido novelista norteamericano, publica una extensa novela que tras la apariencia de una biografía al uso, ofrece la amplísima visión del personaje del "asesino solitario" cuya trayectoria queda expuesta en todos sus matices, desde el joven ideológicamente desestructurado y más que probable peón – nunca agente – de la CIA, y de las estructuras que delegan en la imaginación popular, condicionada por el sensacionalismo, la formación de un mito. Las relaciones personales de Oswald, su estancia en la URSS de finales de los años 50 que en un nivel narrativo rompe por completo con la imagen convencional y demoniaca que en Estados Unidos se tenía de los ciudadanos soviéticos, su vinculación con las cloacas del estado empeñadas en acabar con la Revolución Cubana a beneficio de los grandes capitalistas y por encima de todo su soledad, son los trazos de una novela extraordinaria que de manera discreta funciona también como una impagable lección de historia.

Juan Mas

Hablar del teatro contemporáneo de Brasil nos lleva necesariamente a indagar en el apasionante mundo vitalista literario de la fecunda escritora Renata Pallottini, quien ha llevado a su máxima expresión la escena  en el ámbito latinoamericano en el siglo XX.

Recuerdo en la adolescencia una telenovela que marcó a toda una generación tras su transmisión en la Televisión Española en 1980: Malú, mujer. La protagonista, junto con su amiga/hija, interpelaba todas las posibilidades como un caleidoscopio  con un guion rompedor en cuanto al modelo de familia tradicional. Trataba de superar las convenciones y los conflictos generacionales  y aniquilaba prejuicios y tabúes. Ambas protagonistas aparecían como personajes renacidos constantemente: acaso vivir,  como decía Renata Pallottini, es una batalla mas o menos larga con derrotas y victorias, defectos y virtudes. La vida es deslumbrante. Esta idea es fundamental para entender su fructífera obra.

Renata Pallottini había sido una mujer que rompió constricciones sociales, la censura en el Brasil de los militares fascistas. Al igual que la bossa nova en el campo musical, su obra también significó una bossa nova literaria.

Había sido la primera mujer de la Escuela de Arte Dramático de la Universidad de São Paulo. Se adelantó en el teatro latinoamericano en los años 60 al  enfocar una concepción feminista a contracorriente, enfrentando todos los cercos y obstáculos inimaginables, así como afrontó la problemática de la inmigración. Además, fue pionera a la hora del tratamiento de la homosexualidad cuando era un tabú en su obra A lâmpada en 1961. Representa una importante referencia para las transformaciones  en el teatro latinoamericano.

Hijo de una oveja descarriada perteneciente a una próspera familia de la burguesía catalana de posguerra, Francisco Bodegas pasa su niñez y parte de juventud acogido en casa de los Claramunt, un sólido entorno conservador, sosegado en las formas e implacable en los negocios que protege su conciencia con una espesa capa de nacionalismo y con la proyección social que proporcionan sus incontables obras de caridad cristiana.

Criada en ese ambiente, Montse, segunda y última hija de los Claramunt, se convierte en protagonista de un drama personal que la lleva desde la beatería pura y dura al compromiso, irreflexivo y desprovisto de cualquier capacidad de análisis, con los pobres, encarnados estos en la figura de un joven presidiario del que se irá enamorando progresivamente.

Entre "Últimas tardes con Teresa" y "Si te dicen que caí", que pueden ser leídas como retratos de dos extremos socialmente  irreconciliables, la burguesía y la clase obrera,

La reflexión sobre una monotonía insoportable

... Y sin embargo esa monotonía es uno de los principales rasgos de la vida española durante el último siglo y medio. Así lo expresa Paul Preston en su último ensayo, tan extenso como accesible, repleto de datos no por conocidos carentes de importancia, obvio en sus ausencias como buena parte de su obra, pero en líneas generales ameno y valioso para quienes se niegan a comulgar con las ruedas de molino de esa memoria histórica “capada” e institucional suya , uso oportunista del término que no es sino otro de los trucos de trilero con el que pretenden hacernos ver que los progres en el poder son un redentor regalo del cielo.

Porque el uso torticero del entramado legal de que se dotan las oligarquías financieras y terratenientes españolas para encajar en esa quimera del "estado de derecho" es nuestro pan de cada día. Y la cosa no pasaría a mayores si no fuera porque todo cuanto hacen estos señoritos viene acompañado de su afán por convencernos de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, aunque para ello haya que recurrir al palo y la zanahoria o, cuando la ocasión lo requiere, directamente al palo.

Aunque incapaz de escapar de los temores que le acosan desde niño y del fracaso que ha supuesto su temprano alcoholismo, Sidney Levin emprende un viaje desde Nueva York, de donde nunca antes había salido, hasta una tranquila ciudad del Medio Oeste en cuya Universidad le han ofrecido trabajo como profesor.

Levin desconoce que su elección no es producto de sus méritos académicos, sino de la imposibilidad de encontrar a alguien dispuesto a aceptar unas condiciones bastante precarias. Su necesidad de alejarse del pasado y su deseo, común al de cualquier adicto rehabilitado, de aprovechar esa segunda oportunidad hacen que acepte de buen grado las normas escritas y los códigos de conducta que rigen hasta el más ínfimo detalle de esa comunidad en apariencia idílica.

A simple vista da la sensación de que el sueño americano se hace realidad, pero a partir del momento en que desaparecen la fascinación y el vértigo que obran sobre su conciencia la novedad del viaje, el paisaje rural y la afable disposición de los miembros de la comunidad educativa, la novela se desdobla para ahondar en los matices de ese microcosmos en el que la autocomplacencia se impone a la realidad.

Casi sin excepción cuantos aparecen en la novela pertenecen a la clase media. Su condición de académicos debería proporcionarles, en teoría, una visión crítica de cuanto les rodea. Sin embargo, observan desde su torre de marfil los desmanes de la furia anti-comunista (contraria a cualquier tipo de disidencia) desatada por el macartismo, aceptado como algo insidioso pero soportable y necesario. Tampoco son ajenos a la línea que les separa del resto de sus semejantes, a los que perciben como simples elementos de un decorado. Ni siquiera sus esposas aspiran a superar sus funciones tradicionales. En cuanto a la enseñanza que se supone imparten por vocación, ésta no es más que una herramienta con la que encauzar a los jóvenes de otras familias tan adscritas a la normalidad como lo son ellos mismos.

Sin duda un libro fundamental para entender la historia de la ideología es Teoría e Historia de la producción ideología, un clásico imprescindible de Juan Carlos Rodríguez, quien ostentara la Cátedra Federico  García Lorca de la Universidad de Granada. Juan Carlos Rodríguez, sin duda, es uno de los mas grandes teóricos de  la ideología de  todos los tiempos. Siguió la senda de la elaboración teórica de  Louis Althusser. Del filósofo francés concibió un elemento fundamental como es la noción del inconsciente ideológico, partiendo de las fuentes de Carlos Marx y Sigmund Freud.  A partir de la idea de que la ideología dominante se corresponde con la clase dominante la cual incide a través del inconsciente ideológico. La ideología dominante se reproduce a través del inconsciente de clase. La ideología burguesa a través de los aparatos ideológicos de Estado.

Una gran aportación de Juan Carlos Rodríguez es el concepto de Matriz Ideológica que se corresponde con los modos de producción como el esclavista, también la matriz ideológica feudal que se basa en oposición Señor/siervo en el marco del teocentrismo feudal, vamos a prescindir de la idea roñosa de la historiografía medieval como es la noción de lo medieval y la matriz ideológica  burguesa que se fundamenta en la del individuo libre.

La obra juancarliana  Teoría e Historia de la producción ideológica, sienta las bases de la teoría  en torno la historicidad, desde el materialismo histórico, de la producción ideológica que parte de la lucha de clases. La ideología dominante como sistema de dominación que proviene de las condiciones materiales de explotación, de unas determinadas relaciones de producción.

La mencionada obra se centra en el origen de las primeras literaturas burguesas cuyo origen procede dl Animismo, el alma como construcción ideológica frente a la concepción  feudal del alma y a partir de aquí la construcción ideológica del yo. El recorrido va desde Petrarca y Garcilaso de la Vega a un estudio sesudo sobre Fray Luis de León y San Juan de la Cruz a la obra de Donne en el marco del animismo inglés.

En un momento culminante de la larguísima narración, uno de los cosacos que pueblan las páginas de El Don apacible se dirige a sus paisanos, a sus hermanos de armas, a los miembros del consejo de ancianos que aún mantienen su autoridad producto de siglos de tradición y de servicio a los zares. Les advierte que su muerte, como la de los Guardias Rojos que han sido ejecutados minutos antes, no detendrá el curso de la Revolución. El suyo podría ser un discurso vehemente, incendiario, una última intervención política, pero no es así. Ante la inminencia de la muerte intenta explicar por última vez que los oficiales a las órdenes de la monarquía y de las élites que durante siglos han mantenido a la población de Rusia sumida en el atraso y la miseria les engañan, que les han engañado siempre, y que llegará un día en que los Soviets acaben con sus enemigos como paso  imprescindible previo al triunfo de la verdad.

 Parte de la esencia de una de las grandes novelas soviéticas de todos los tiempos reside en ese discurso, en el profundo sentido humanista con el que su autor, Mijhail Sholojov, impregna su relato de los tiempos de Paz, Guerra y Revolución protagonizados por hombres y mujeres, combatientes y civiles, jóvenes y viejos a los que la Historia sitúa en una época turbulenta en la que, junto a la esperanza, subyacen la dura lucha entre lo viejo y lo que está por venir y la inextricable complejidad del ser humano capaz de caer en las más bajas perfidias para eventualmente alzarse hasta las alturas de la auténtica nobleza.

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