Un personaje no se juega la vida. Miguel Littin durante 45 días portando una cámara arriesgó su única vida. Había huido de su país  con el golpe de Pinochet, estaba bajo busca y captura. Decidió en 1985 regresar clandestinamente  y filmar un territorio hostil, aprisionado por las bayonetas. El resultado fue el documental Acta General de Chile. A García Márquez le fascinó la experiencia que le contara el propio protagonista de la odisea, ese Ulises que encuentra una Ítaca en llamas y un laberinto de apariencias resplandecientes, enmascarado en el caballo de Troya de sus disfraces. Llevaba identidad falsa, un pasaporte falso, una esposa falsa, con el maquillaje ni su propia madre pudo reconocerle.

El escritor colombiano quiso revivir los episodios de un travelling en el infierno. Utiliza la técnica del reportaje. Aparecen en las páginas el simulacro de una novela negra. El protagonista con sus máscaras relata en primera persona las intrincadas singladuras como en un túnel de amenazas que acechan. Pudo en La Moneda recordar a los ausentes. Littín lo reconoció: Éste no es el acto más heroico de mi vida, sino el más digno”.

GARCIA MARQUEZ, G. LA AVENTURA  DE MIGUEL LITTÍN CLANDESTINO EN CHILE. GRIJALBO MONDADORI. BARCELONA 1995.

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