No por recurrente en estos últimos 21 meses, en los que hemos tenido que concurrir a 4 diferentes convocatorias electorales (andaluzas, europeas, autonómicas y municipales y generales), deja de requerir un importante esfuerzo político y organizativo el trabajo electoral en todas sus fases y aspectos. La legalidad y el proceso de las Elecciones burguesas está diseñado para la intervención de equipos técnicos dedicados profesionalmente y la idea es que, progresivamente, queden desplazadas las opciones políticas que, como la nuestra, no encajan en ese planteamiento institucionalizado de la actividad política.
Parafraseando a los hermanos Cohen, podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no son estas Elecciones para revolucionarios. Pero como tenemos a honra poder decir que las decisiones fundamentales sobre nuestra actividad política las adoptamos nosotros y nosotras, y que no nos gusta que nos las determine el enemigo de clase, hemos sido capaces, una vez más, de superar la inmensa mayoría de sus leoninas trabas y, a través de la organización y del trabajo militante, conseguir que la opción comunista esté presente en decenas de miles de mesas electorales y se convierta en una opción posible para millones de trabajadores y trabajadoras de nuestro país.
Que nadie piense que es cierto fetichismo electoral lo que nos empuja a este trabajo, tan poco gratificante si nos quedamos sólo con el número de votos. Para un Partido como el nuestro, tan acostumbrado a luchar contra viento y marea, quedan muy lejos esas referencias ideológicas insertas en el cretinismo parlamentario, que sí son la razón de ser casi exclusiva de otros muchos. Sabemos muy bien para qué sirven las Elecciones en un sistema parlamentario burgués y, además de conocer con certeza las limitaciones del proceso, sabemos perfectamente cuales son nuestras posibilidades en él. Pero junto a ese conocimiento, cimentado en un análisis marxista-leninista de nuestra realidad, trabajamos con el principio revolucionario de no dejar de dar el combate político e ideológico en ninguna de las oportunidades en que podamos hacerlo. Solo obstáculos insalvables, o la ilegalidad, harán que dejemos de usar la herramienta electoral para denunciar la dictadura capitalista y difundir, entre la clase obrera y el pueblo en general, nuestro mensaje emancipador por el poder obrero y el socialismo. Consecuentemente es, por esa tarea tan absolutamente revolucionaria como lo es denunciar el capitalismo y difundir las ideas socialistas, por la que el PCPE activa y activará, cuantas veces sean necesarias, todas sus capacidades políticas para dar la batalla en un momento álgido del combate político como son las Elecciones. Por tanto, que nadie espere de nosotros y nosotras ni un paso atrás en ese sentido; la coherencia revolucionaria nos impide teorizar frágiles excusas abstencionistas que, en la mayoría de los casos, lo único que buscan es ocultar la absoluta incapacidad para desarrollar, ya no solo el trabajo electoral, sino cualquier otro trabajo que conlleve un mínimo de organización y de trabajo con las masas.
Sí, las elecciones con todas sus trabas, se han convertido también en un espejo en el que, más allá de la cibermilitancia del me gusta, se puede ver reflejada la capacidad real de cada quien. Ahí, en ese terreno es al que quiero entrar para analizar, aunque sea someramente, algunos elementos muy significativos que reflejan un cierto avance político y organizativo de nuestro Partido.
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Presentar 41 listas, como primer dato, muy significativo por el avance que supone haberlo hecho en 29 provincias hace 4 años, pero también porque tras de sí este dato lleva pareja la consecución de más de 50.000 avales de personas que han dado su apoyo al Partido para concurrir a estas Elecciones. Firmas recogidas, una a una, a pie de calle o comprometiendo a nuestro entorno en esta tarea de obligatorio contacto con las masas. Una traba que se convierte en oportunidad de trabajo agitativo, que no se ha desaprovechado, y que nos ha valido para agrandar y ensanchar el espacio comunista con la ayuda activa de las masas. Pero presentar estas listas también supone superar, combinando experiencia y tenacidad, los (muchas veces exasperantes) trámites burocráticos que impone la Administración; tarea para la que han estado, destacados y destacadas, casi medio centenar de camaradas, a los que sirvan estas líneas como reconocimiento a su trabajo.
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Desplegar la agitación comunista en centenares de pueblos, ciudades y polígonos industriales de nuestro país. Tarea que va mucho más allá de la tradicional pegada de carteles y que, en nuestro diseño de campaña a la ofensiva y en contacto con las masas obreras y populares, buscando el encuentro directo con ellas (allá donde se han hecho las cosas bien), ha supuesto el reparto de decenas de miles de octavillas en mano a tantos miles de personas, la colocación de cientos de pancartas en lugares estratégicos, la decoración de miles de farolas con cartones preparados previamente, la realización de más de un centenar de actos públicos, muchos de ellos en plazas de barrios populares, horas de megafonía de coche y participación en cuantos debates hemos conseguido que nos invitaran.
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Sembrar para el crecimiento organizativo del Partido. Con este trabajo titánico, (realizado absolutamente a contracorriente de la censura de los medios de comunicación a nuestra propuesta política, y de la marea hegemónica del oportunismo podemita), hemos estado sembrando la semilla del futuro desarrollo político del Partido entre los sectores de la sociedad más proclives a ello. Un avance político y organizativo que beberá de la coherencia de la radical y argumentada confrontación, desde un principio, del PCPE con los nuevos partidos vende obreros. Si la tarea del Partido Comunista es llevar la ideología revolucionaria y las ideas socialistas a la clase obrera, y convertir en conflicto político para el sistema cualquier reivindicación económica o democrática que realicen las masas, con esta campaña, al menos, hemos conseguido que decenas de miles de trabajadores y trabajadoras, cuando sientan en sus carnes la traición del reconocimiento de los cortos límites de las reformas en el capitalismo en crisis, recuerden que los y las comunistas ya decían que nada positivo podemos esperar del capitalismo y que la única salida que nos queda es luchar, organizadamente, por un futuro en el que quienes todo lo producimos, todo lo decidamos
Julio Díaz