El pasado 26 de octubre los Colectivos de Jóvenes Comunistas llamamos a los miles de estudiantes con los que compartimos aulas a salir a las calles, a luchar por una nueva educación al servicio del pueblo. Durante las semanas previas y la propia jornada de huelga, fueron cientos de manifestaciones, concentraciones, cierres de facultades e institutos donde la Juventud Comunista asumimos un papel determinante en la lucha de masas.
Sobre la mesa están diferentes medidas como la LOMCE y las reválidas, el 3+2 o las prácticas no remuneradas, medidas que están causando (o que causarían) diferentes consecuencias para la educación de millones de jóvenes de familias trabajadoras. La comunidad educativa no está de acuerdo con dichas medidas, como tampoco lo están los estudiantes que viven día a día el cierre de facultades, la masificación de aulas o el aumento de tasas.
La consiga central de esta huelga era la eliminación de las revalidas. La presión generada por la huelga hizo que Mariano Rajoy se comprometiera con respecto a las revalidas a "abordar la suspensión de los efectos académicos hasta que se llegue a un pacto por la educación". Sin embargo esto no era más que un burdo intento de manipulación del Partido Popular, pues la ley ya contempla la aplicación de las revalidas en el curso 2017-2018. Nos obstante, desde la Juventud Comunista quisimos situar otro eje reivindicativo fundamental, el de las prácticas no remuneradas: algo que ejemplifica a la perfección el carácter capitalista de la educación pues aun hay miles de estudiantes trabajando gratis para un empresario que recibe ganancias sin tener que pagar salario ninguno.
Y es que la situación es tal que a lo largo y ancho del Estado han sido muchas las movilizaciones que nos ha dejado la jornada y en especial en aquellas regiones donde la huelga estudiantil ha sido secundada por profesorado, padres, madres… convirtiendo estas regiones en los focos principales de la lucha de masas contra la educación de los monopolios. En estos lugares, a las reivindicaciones estudiantiles se sumaban las de los profesores, en especial en lo referente a las revalidas y cómo estás se traducen directamente en un cuestionamiento de la labor del docente.
La Juventud Comunista hemos analizado de forma minuciosa el grado de organización en cada territorio, el grado de apoyo de la comunidad educativa y hemos sacado a la calle a los estudiantes para derogar la LOMCE, tumbar las reválidas y acabar con el 3+2. Ese era nuestro compromiso histórico con la huelga del 26 de octubre. Y para lograr nuestros objetivos hemos ofrecido a los estudiantes la herramienta con la que combatir: el Frente de Estudiantes. Una herramienta que no solo moviliza a los estudiantes a la lucha defensiva, sino que planteó con días de antelación a la huelga un programa constructivo que recogía las necesidades inmediatas del estudiantado de extracción obrera y popular en la educación.
Los y las jóvenes comunistas trabajamos cohesionados dentro del sindicato, conociendo las limitaciones del programa del mismo y dotando a la lucha de masas de contenido político. Sin embargo, podemos afirmar que, a día de hoy, hemos dado los primeros pasos para construir un sindicato amplio, de mayorías estudiantiles y que realmente juegue un papel destacado en la transformación de la educación de este país.
Después del 26 de octubre nos queda todo el trabajo por realizar, nos queda organizar a los miles de estudiantes en cada centro educativo, nos queda intervenir entre los estudiantes de forma decida para denunciar las medidas del capital sobre los sectores obreros y populares.