El reformismo es una corriente política en el movimiento obrero, fenómeno que se da desde su nacimiento; sustituye la lucha de la clase obrera por la revolución socialista por pequeñas mejoras o reformas que no afectan en nada al régimen de explotación capitalista. El reformismo es una variante del oportunismo, que empieza a difundirse ampliamente después de la muerte de Federico Engels. Los líderes reformistas decían a los obreros que renunciasen a la revolución y llegasen a un entendimiento con la burguesía.
La Segunda Internacional se convirtió en organización del reformismo. Los principales dirigentes del reformismo de la Segunda Internacional fueron de una parte Karl Kaustky, socialdemócrata alemán, renegado enemigo del marxismo y de la dictadura del proletariado. De otra parte Eduardo Berstein, reformista también alemán y representante del oportunismo, negando las tesis fundamentales del marxismo y desnaturalizándolas; se pronunciaron contra la teoría de la lucha de clases y, entre otras, contra la de la revolución socialista y la dictadura del proletariado.
El sostén de los reformistas en todos los tiempos ha sido la aristocracia obrera, en su día denunciada por Lenin.
Las ideas del reformismo fueron heredadas por los socialistas de derechas.
El reformismo lleva consigo la división en el movimiento obrero, y los que escisionan el partido obrero caen en el reformismo.
Los principales representantes del reformismo y el oportunismo de la Tercera Internacional, y que han aportado su colaboración a la contrarrevolución burguesa acaecida en el campo socialista, fueron Santiago Carrillo, el que fuera Secretario General del P.C.E., Enrico Berlinguer, George Marché, y otros que renunciaron a la revolución socialista al abandonar el leninismo y la teoría de la dictadura del proletariado. Otros hacen suya la teoría trotskista del carácter mundial de la revolución, lo que condiciona la revolución en España a la revolución mundial, sin tener en cuenta que la cadena de países capitalistas se rompe siempre por el eslabón más débil.
Otros están por etapas intermedias sin querer ver que el capitalismo en España se encuentra ya en su fase superior, el Imperialismo, antesala de la revolución socialista.
El marxismo-leninismo desenmascaró hace mucho tiempo la esencia burguesa de la teoría y la práctica del reformismo como un engaño a la clase obrera y los trabajadores.
Los Partidos Comunistas, desde su fundación, siempre han estado por las mejoras de las condiciones de vida de la clase obrera y de los trabajadores, que han sido arrancadas al capitalismo en duras batallas de clase. Los comunistas consideran una conquista dentro de la lucha de clases, pero en modo alguno diremos a los obreros que por ello abandonen su lucha por el derrocamiento del régimen burgués, la revolución socialista y el comunismo.
J. Casado, militante PCPE