En 2017 surge una iniciativa internacional cuya finalidad era convertir el 8 de marzo “Día Internacional de la Mujer Trabajadora” en una “Huelga General Feminista”, iniciativa que tuvo repercusiones y experiencias muy diversas en los distintos países.
Ahora, en 2018, se vuelve a retomar esta convocatoria, cuya génesis y gestación, se aleja, no sólo, de las organizaciones generales de la clase, sino de las organizaciones u organismos de mujeres con los que cuentan las organizaciones clasistas, lo que puede significar un retroceso en la lucha de las mujeres trabajadoras.
El origen y concreción de esta huelga, condicionado, incluso en su lema, como “huelga feminista” (confundiendo convocantes con destinatarias) es otro elemento a tener en cuenta, y muestra que, lo que podía haberse desarrollado de una manera positiva para mostrar la doble opresión de las mujeres, no consigue visualizar el papel de las mujeres en la producción y en la reproducción.
Además, este llamamiento es muy diverso, como si, quienes convocan, no creyeran realmente en el significado de la huelga para la clase obrera como instrumento de toma de conciencia, ni creyeran en el triunfo de esta huelga general, como si no confiaran realmente en que “sin las mujeres no se mueve el mundo” más allá del slogan. Hemos podido ver como llaman a la Huelga General sólo de mujeres, a la Huelga General de toda la clase obrera, a paros parciales de dos horas por turnos, a paros de 30 minutos en los centros de trabajo etc., incluso, algunas organizaciones llaman a los trabajadores a realizar las tareas que realizan sus compañeras, ¿entonces que clase de huelga sería? ¿no se trata de parar el mundo?
Desde el PCPE y su Juventud consideramos que una huelga general de mujeres sería una potente arma con la que poner de relieve las duras condiciones en las que nos encontramos las mujeres de la clase obrera, si se hace desde la base, como se organizan las huelgas: realizando asambleas de trabajadoras en sus puestos de trabajo, en las asociaciones vecinales, en los barrios, llamando a la paralización total de todos los sectores, y desde el absoluto convencimiento de que pararíamos el país con el apoyo de nuestros compañeros.
A pesar de todo, el PCPE y su Juventud, está participando y participará, con nuestra posición de clase, en todas aquellas asambleas a las que nos invitan, participaremos en las acciones que se lleven a cabo en nuestros centros de trabajo y fundamentalmente participaremos en las movilizaciones que se realicen en todos los territorios, como hemos hecho siempre, el 8 de marzo.
Porque somos parte fundamental de la clase trabajadora, millones de campesinas, obreras, inmigrantes y emigrantes objeto de expolio y abusos. Somos víctimas de las guerras imperialistas y de la crisis estructural del capitalismo decadente; porque somos trabajadoras explotadas del campo y de la ciudad, estudiantes excluidas, paradas, jubiladas y pensionistas a quienes se nos está privando del pan, la casa y el agua, de una remuneración y condiciones de trabajo dignas, de paz, porque somos también mujeres organizadas y luchadoras revolucionarias.
Luchamos y lucharemos contra la opresión de la mujer trabajadora, contra un orden social que aprovecha y necesita esa opresión como engranaje de su dominación y como válvula de escape de las tensiones que tal orden social crea, contra la brecha salarial.
Luchamos y lucharemos contra la violencia patriarcal que es una de las formas que asume la brutalidad de un sistema político-económico-social, el capitalista, violento todo él desde sus podridas raíces.
Luchamos y lucharemos por construir una sociedad en la que la mujer trabajadora vea garantizados, en el plano material, y no solo en lo abstracto, su emancipación y su acceso a una total igualdad de derechos.
Secretaría Feminista CC del PCPE