Frase dura y real que expresa cómo muchas mujeres gitanas se sienten viviendo en su cultura, sus costumbres.

Carmen y Lola es una película española, independiente de 2018 dirigida por Arantxa Echevarria, que cuenta con un grupo de actores y actrices no profesionales, debutantes, gitanos y mercheros. Película que levantó muchas críticas antes de su estreno

Debo reconocer que es una película que me sorprendió, plantea con nitidez todos los inconvenientes, discriminaciones que a las protagonistas son sometidas por sus familias, entorno, en una cultura donde la homosexualidad es un tabú, esta película nos adentra en los retos, decisiones, a las que las protagonistas deben enfrentarse ante esta complicada relación. Si ser mujer hoy en día es difícil, ser mujer, gitana y lesbiana es “el más difícil todavía” terminan siendo repudiadas o se escapan de sus familias. Por poner algunos ejemplos solo un 34'8% de las y los gitanos tienen un trabajo asalariado, el 60% de esta etnia no tiene ningún tipo de estudio

Carmen, una joven adolescente que ya ha tomado el camino del matrimonio, sin aspiraciones, sin ilusiones, su vida transcurre entre los mercados ambulantes frutas, antigüedades y el culto...su máxima como buena gitana es casarse.

Joven gitana adolescente grafitera que la familia ha tildado de “rarita”, inteligente, independiente, con ganas de ser alguien, estudiar, no quiere ser peluquera porque toque, no quiere casarse porque toque, odia ser mujer, tener hijos, marido y una casa que limpiar, esa es la vida de su madre, esta es Lola, Lola quiere hacer cosas, quiere fumar, ser libre, vivir su vida, la que ella elija.

Ser mujer, lesbiana y gitana hace de la rutina un campo de batalla, relato de la feminidad dentro de las costumbres gitanas, con rastros de documental, para poco a poco centrarse en la intimidad de las protagonistas.

Habla del amor, del primer amor, amor limpio, puro, platónico, habla de la vida vecinal donde las mujeres se reúnen y momentáneamente se libran de su rol de madres, de esposas, de amas de casa, de la importancia “del culto” de los pastores evangélicos.

Habla de la importancia de la familia, del que dirán, de sus leyes, su cultura, enseña la alegría de la fiesta, de su música, de sus bailes. Pero cómo también los colores, brillos y purpurina son grilletes aunque brillen, cómo una corona no es sinónimo de poder y cómo el fondo de una piscina abandonada se convierte en el refugio de las amantes.

Duele el llanto de Flor, madre de Lola, dividida en dos, por un lado está su deber como esposa, buena gitana y rol tradicional, por otro el dolor y el sentir como madre. Surge la cadena entre mujeres, esa solidaridad entre nosotras.

Película con ritmo, diálogos naturales, realmente creíble.

Rosebud

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