Matilde nació en Sevilla el 30 de noviembre de 1906 y pronto se trasladó a Santander por motivos laborales de su padre. Allí sus inquietudes políticas se manifestaron desde temprana edad, afiliándose al grupo infantil socialista y militando más tarde en las Juventudes Socialistas.

Aunque ya escribía artículos en el diario La Región, del que era propietario su marido Luciano Malumbres, tras el asesinato de éste por un falangista en 1936, Matilde asumió la dirección del periódico santanderino. Desde la tribuna de su diario, escribiría artículos de prensa para dar voz a la defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad en el ámbito laboral y cultural. Por todo esto y su gran actividad política se la conocería como La Pasionaria de la Montaña.

Durante la Guerra Civil, Matilde abandona el socialismo y se afilia en el Partido Comunista en junio de 1937.

Tras el cierre del diario en 1937, Matilde intentó huir desde el puerto de Gijón, donde vivió la caída del Frente Norte. Una vez allí consiguió subir en un barco que fue interceptado por la marina franquista en alta mar.

La condujeron de vuelta a Santander donde se la acusó de ser una de las primeras que se significaron a favor de la causa marxista, arengando en la calle a las masas, siendo calificada de elemento peligrosísimo y cabecilla roja. Fue internada en el Grupo Escolar Ramón Pelayo con otros centenares de reclusas. Le afeitaron la cabeza y la encerraron a esperar la muerte. Matilde fue testigo del sufrimiento colectivo, ayudando a que los ánimos no decayeran en aquellas mujeres, sujetas al rigor de unas leyes que castigaban cualquier signo republicano sin hacer distinción entre edad o sexo.

El juicio fue celebrado en el Instituto de Santa Clara, siendo una representación teatral de la que ya se conocía el final: dos penas de muerte. Ante la condena, demostrando una vez más el valor y la sangre fría que la caracterizaban, Matilde le dijo al fiscal Manuel Goded: “El fiscal ha solicitado para mí dos penas de muerte. Con una me sobra. La otra puede guardársela, porque igual la necesita algún día para él mismo.”

Pasó sus últimos días en la Prisión Provincial hasta que fue conducida al cementerio de Ciriego en la madrugada del 28 de mayo de 1938. Tenía 32 años.

Matilde fue y sigue siendo un símbolo de la mujer comunista, culta y defensora de los derechos de las mujeres.

Judit Duque

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