Muy pronto, el próximo año, el P.C.P.E. celebrará el undécimo congreso de su ya larga andadura a través de su lucha de clase contra el capital.
Durante treinta y cinco años de existencia hemos combatido contra corriente. Momentos difíciles: derrumbe de la U.R.S.S y del sistema socialista en su conjunto e implantación de la más salvaje dictadura del capital a través del explotador, expoliador y criminal neoliberalismo.
Gracias a la entereza militante, el P. se ha mantenido firme en torno a principios que una y otra vez la ideología de la clase dominante (ideas y vida práctica diaria) intenta extirpar.
Pero para que no estemos abonados al tedio, ahora también el capitalismo nos envía tres jinetes de destrucción y una fábula intencionadamente falsa.
Lo aclaro, espero. El primer jinete de destrucción masiva se le requiere para que extermine la idea y la objetividad de la existencia de la clase obrera (en adelante utilizaré el término clase trabajadora). No existe la clase trabajadora, su desaparición es necesaria para entender que tampoco existe la burguesía y la consiguientes explotación y opresión que de ello se deriva; por tanto, al no existir clases no puede existir el conflicto entre ellas. Precisamente, quieren eliminar la clase que produce toda la riqueza social y la plusvalía para el capital. La clase en cuya relación social de explotación se basa la existencia toda de la sociedad. Ahora solo se existe como "ciudadanía", como "gente" y echándole hilo a la cometa como "pobres y ricos".
A partir de ahí se pueden inventar desde el sistema, para garantizar explotación y opresión, todos los contubernios, fantasías y chorradas imaginables, transmitidos desde las sentinas del poder y desde los medios llamados "progresistas y de izquierdas": nos venden "identidades" toditas iguales no necesitadas de ningún eje vertebrador, lo de la ciudadanía, el empoderamiento, el feminismo directamente burgués o pequeño burgués. Y desde la "progresía de izquierdas" (desconozco si hay de derechas) se han inventado fabulaciones como la Teoría Monetaria Moderna (TMM) con sus fanfarrias de trabajo garantizado, dinero sin fin para el estado y la fantasía de la renta básica. Si antiguos alquimistas buscaban la piedra filosofal, ahora, nuevos buscadores de oro, han descubierto la máquina de hacer dinero sin límite. Como antiguos mercachifles de feria proclaman el maravilloso invento de la máquina de hacer dinero "buena para la señora, buena para el caballero".
El segundo terrorífico jinete pretende abolir el Partido Comunista. Por supuesto, si la clase trabajadora no existe, inexistente ha de ser el partido que dice pertenecer y existir por y para esa clase. En los últimos tiempos no se andan con miramientos con este asunto: prohibición de símbolos -pretendida y a veces conseguida también en movilizaciones de masas-, prohibición de los propios partidos comunistas o su asimilación al nazismo. No paran de montar artilugios para asegurarse la criminalización del partido comunista. Hay toda una ominosa estrategia que necesitamos asimilar y eludir. No es asunto solo de este país.
El tercer jinete es más selectivo y dañino para el avance de la causa revolucionaria. Su hilar se extiende a través de la actividad de todos los que llamándose izquierdistas encuentran que su eterno enemigo son los comunistas y emplazan su ataque contra la estructura que fundamenta la vida del partido: el centralismo democrático: entendido como un único concepto fertilizador de la vida partidaria: la máxima capacidad democrática con la mayor concentración de conocimiento y dirección en cada situación concreta, en una fusión que como tal no admite la separación por momentos o etapas. Los últimos acontecimientos sucedidos en el P. no son casualidades, deben proporcionarnos una lección dialéctica irrepetible, correctora de errores, defectos, carencias,…
Por último la fábula. No otra que el ya típico y tópico cuento del estado de derecho y la democracia representativa burguesa. Esta última, prototipo y fin de toda democracia exige la no posibilidad de otra democracia. Este es el "candado ideológico" por excelencia, quizá la llave maestra de la aceptación política de la esclavitud asalariada. La idea trágica de que los pececillos encerrados en la urna-pecera estemos en ella como última y única posibilidad de vida y aspiremos a seguir encerrados para deleite nuestro y no de los tiburones que nos devoran. Contra esta quimera de democracia burguesa como única democracia -por desgracia asimilada todavía en gran medida por nuestra clase- el P.C.P.E. proclama y combate la existencia de esta "democracia" como una de las formas de la dictadura del capital. Dictadura repugnante en su cinismo y violencia contra nuestra clase y el pueblo trabajador. Y contra cualquier tipo de disidencia.
Contra estos cuatro misiles de destrucción masiva dirigidos a la clase trabajadora y su conciencia de clase el P.C.P.E. ha desarrollado una insistente batalla proclamada y registrada en nuestros diez anteriores congresos. Estamos metidos plenamente en la tarea de que el undécimo profundice, mejore y complete nuestra entrega a la clase y a su liberación. Con ella la de la sociedad.
Julio Mínguez