Cumplidos 10 días desde el inicio del estado de alarma nos llegó la información de una empresa dedicada la fabricación de generadores eléctricos y ubicada en el polígono industrial GMI de la localidad murciana de Balsicas, funcionando a pleno rendimiento y con la mayoría de la plantilla debiendo acudir a su puesto sin las medidas necesarias contra un posible contagio por coronavirus.
Dicha empresa redactó un protocolo con medidas de seguridad y salud claramente insuficientes. El primer problema que presenta este documento es que se trata de un único protocolo que abarca la totalidad de la fábrica: oficinas, planta de producción y contratas externas. Esto se traduce en que mientras en las oficinas se ha modificado su disposición y se le ha asignado teletrabajo al personal correspondiente, en planta los obreros siguen trabajando hombro con hombro en las líneas de montaje.
Si bien desde la mercantil se hizo especial hincapié en las medidas higiénicas contra los contagios, instalando incluso dispensadores de gel desinfectante, quien nos ha informado pone en duda su eficacia para quienes están en producción y deben usar guantes de trabajo en sus puestos. Sobra decir que en dichos puestos las distancias mínimas de seguridad dictadas desde el Ministerio de Sanidad son imposibles de mantener. Reconocemos también acertada la medida de escalonar las salidas del centro a fin de evitar aglomeraciones y de asignar una hora para el almuerzo a cada sección para igualmente evitar una concentración en el comedor; el cual por desgracia no se higieniza entre usos.
Se dice en ese protocolo que existe una “baja probabilidad de exposición” para los empleados al no existir atención directa al público, y que la atención a terceros no supone un riesgo en tanto se cumpla lo establecido en el texto, sin embargo, ¿qué ocurre con los materiales de los que se provee la producción y vienen de fuera? ¿Qué garantía existe de que no estén contaminados? Realmente ninguna.
Luego, se refleja el uso de unos Equipos de Protección Individual que no están al alcance de la plantilla por falta de suministro. Hablamos de las tan solicitadas mascarillas y guantes. Hemos podido saber que a día de la redacción de estas palabras que se han distribuido mascarillas a uno de cada dos trabajadores que trabajan a menos de la distancia de seguridad, debiendo usar dicha mascarilla de un solo uso durante un mes completo. Este hecho pone de manifiesto que la empresa era consciente de que hacía trabajar a su plantilla en unas condiciones de riesgo de contagio y les daba igual con tal de no detener la producción.
La producción de generadores eléctricos no supone un bien de primera necesidad y tampoco existe una demanda de dichos equipos a día de hoy para suplir ninguna necesidad de la población en general, ni de los servicios médicos, policiales o militares desplegados en particular. No obstante se siguió produciendo pese al riesgo para la salud de la plantilla.
Es decir, esta empresa expuso al contagio a en torno 200 personas que acudían a esa fábrica desde distintos municipios de la Región con el único fin de mantener su tasa de ganancia. La empresa propietaria, una multinacional estadounidense, tuvo en 2018 unos ingresos de más de dos mil millones de dólares con 6.500 empleados en todo el mundo. Entendemos que el cierre de sus fábricas un mes manteniendo los salarios o la toma de medidas más contundentes no supone realmente un peligro para sus beneficios y el único motivo por el que no se realiza es por pura codicia. Sin embargo, la única alternativa que se ha proporcionado es un ERTE que cuenta con el beneplácito de CCOO.
Redacción UyL