A Don Emilio Botín el pedigrí le viene de familia, y como es un trabajador de la nuca al espinazo, a los seis añitos de ingresar  en el banco lo nombraron director general, eso sí, por méritos propios; su bisabuelo, su abuelo, su padre, su hermano, sus tíos, todos  eran virtuosos banqueros, pero él por ser bien parecido, bastante morenazo y por dar muestras de que sumaba millones, billones y trillones sin calculadora enseguida fue nombrado Presidente del Banco de Santander.

Emilio es un hombre sin mácula, un ejemplo demostrativo de que quien se esfuerza llega algún día a destacar en el mundo de las finanzas. Pero claro, cuando uno se halla inmerso en el mundo de los negocios, que ocurran raros sucesos es natural e inherente al puesto que uno ocupa, y Don Emilio, a pesar de ser un hombre transparente y cristalino, ha tenido que soportar procedimientos judiciales con muy mala baba, afortunadamente,  todos se los acaban archivando y eso nos deja a nosotros muy tranquilos porque percibimos que la Justicia, aunque a veces dé pellizquitos, en la historia de la delincuencia sabe cuidar de los hombres importantes.

Dicen los deslenguados que el nombre de Don Emilio aparece en una lista de ilustres evasores de capitales, que tiene cuentas opacas en Suiza, pero esas cuentas están a buen recaudo desde de la  guerra civil, es razonable que la familia quisiera poner su patrimonio a salvo de los anhelos socializadores de los rojos, que ya conocemos  cómo son y no sabemos por qué arcana razón no respetan a los ricos y les importunan,  así, en cuanto huelen a un señor con  buenos antecedentes y con unos ahorrillos lo despluman  y claro… comprenderán ustedes qué  el Señor Botín, con lúcido criterio, esconda algunos dineritos en Suiza. ¡Bastantes sudores ha pasado su familia entre especulaciones, acumulaciones, lucros, ganancias, dividendos y beneficios! qué poquito saben los rojos de los barrigazos que tiene que dar un rico para atesorar unos miles de millones de euros.

Ahora estamos en buena racha, gracias a Dios. Hemos tenido el honor de oír de boca de  Don Emilio que estamos en un momento fantástico, que entra dinero por todas partes; para la bolsa, para la deuda pública, para la inversión la privada. A espuertas, ya los mercados financieros confían ciegamente en  España y bueno… no se pué tener más pasta... Esto es un criadero de euros... Aquí hay dinero pa aburrir... A ver si nos entendemos, es cierto que el paro supera el 26%,  pero tampoco es cuestión de escarbar en menudencias ni hurgar en temas molestos, lo importante es que haya alegría y con ese vendaval de dinero que entra por todos los rincones,  tenemos un regocijo, un pitorreo y una jarana, una chufla y una chanza  que estamos día y noche tronchaos de risa.

Botín está encantado con la reforma laboral del Gobierno, lo de recortar las pensiones le vuelve loco, porque sabe que son necesarios muchos sacrificios para mantener a un próspero millonario.

Pero Don Emilio Botín no es un roñoso y se apoya en gente de confianza, de hecho, hace muy poquito ha hecho un magnífico fichaje;  Rodrigo Rato forma parte del consejo asesor internacional del Banco de Santander, trabajo que compagina con otro empleíto en Telefónica. Fíjense que nosotros estábamos en la cuenta de que Rato estaba preso, por aquello de la apropiación indebida, por la maquinación para alterar el precio de las cosas, por administración desleal, por falsificación de cuentas pero ¡son tantos los infundios que se vierten sobre los poderosos...! Y no, afortunadamente, fue rescatado por Botín, ¡menos mal! Es tan conmovedor y hermoso el encuentro de dos amigotes mafiosos que hoy a  nosotros se nos caen las lágrimas viéndoles tan felices, tan ricos, tan ceremoniosos, tan acaudalados, pero  algún día, cuando ellos sientan los puños proletarios tan cerquita de sus morros se les van a caer los dientes. 

Telva Mieres

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