La hipocresía y el cinismo del gobierno del régimen borbónico no tiene límites: nadie se quedará atrás. Los del “sí se puede” tienen más cara que espalda. Tan solo acudir a los asentamientos de quienes recolectan el campo de Huelva.

Comarcas de Huelva, especialmente la zona de Lepe, albergan asentamientos insalubres de trabajadores y trabajadoras inmigrantes. El Apartheid con toda la discriminación racista y xenófoba tiene, sin duda, un carácter de clase. Los trabajadores y trabajadoras inmigrantes se buscan la vida con el sudor de su frente.

Cuando implantó el gobierno el confinamiento los terratenientes recurrieron a su mano de obra barata para el trabajo en el campo en condiciones de semi-esclavitud, en esto consiste la democracia burguesa: explotar a la clase obrera e imponer condiciones denigrantes a las personas inmigrantes. Mientras nos saturan con el “Me quedo en casa”.

El régimen borbónico que representa al IBEX-35 impuso que albañilería y siderurgia, trabajos no esenciales, tuvieran que trabajar. Lo que quiere decir que los publicitados expertos, científicos y demás denominaciones son la CEOE: los que verdaderamente llevan la batuta. Curiosamente el tonto útil, el pelele Simón no ha dicho ni una palabra sino que calla públicamente cual servil al IBEX-35 avala cual lacayo del capital.

Por cierto, Ana Botín acaba de afirmar que solidaridad no es caridad: entra dentro de los performance s que estamos habituados tras semanas de encierro y de intemperie por parte de los desahuciados trabajadores y trabajadoras inmigrantes.

Las comarcas de Huelva son un inmenso campo de concentración. Hacinados en barracones sin electricidad, sin agua potable, sin servicios sanitarios sin módulos de ducha, sin aseos, rodeados de basura y ratas, en condiciones insalubres, confinados en un inmenso Mauthausen. Trabajan de sol a sol. Son trabajadores/as errantes, trashumantes que deambulan de Huelva a Murcia, a Lérida, al Maresme…, siempre en condiciones infrahumanas muy democráticas.

Allá en la comarca de Lepe acude una camioneta-cisterna tres días para surtir de agua los asentamientos. Las condiciones son peores que los campos de refugiados. No cotizan a la seguridad social porque no están dados de alta. La asociación FECONS es una asociación “altruista” sinónimo de lucro, subvencionada por Cajasol, La Caixa, etc., es decir, por los filántropos capitalistas y explotadores que como la banquera Botín son muy solidarios con sus explotados. FECONS reparte alimentos y mientras la patronal se embolsa sus ganancias.

Urge denunciar las condiciones laborales y las condiciones de vida de trabajadores y trabajadoras inmigrantes en Huelva o en cualquier otro territorio. Hemos de denunciar la brutal explotación. No necesitan caridad sino dignidad. La lucha y la solidaridad es el único camino aunque le duela a la filántropa Ana Botín.

Miguel Ángel Rojas

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