Friedrich Engels nació el 28 de noviembre de 1820 en Barmen, junto al río Wupper, perteneciente al reino de Prusia, en el seno de una familia de industriales del textil estrictamente calvinista, capitalista y burguesa. Sus padres fueron Friedrich Engels, un respetado comerciante y Elise Marice. Era el mayor de ocho hermanos, cuatro mujeres y cuatro hombres. La familia estaba asentada en Renania desde finales del siglo XVI, y había empezado a prosperar en tiempos del bisabuelo de Engels. Su padre -por diferencias con sus familiares- había desistido de estar al frente de la compañía familiar y había fundado una empresa de hilatura de algodón con socios holandeses y fábricas en Manchester, Bremen y Engelskirchen.

Cuando cumplió 14 años sus padres deciden enviarlo al gimnasio de Elberfeld, considerado uno de los centros de estudios más prestigiosos de la Prusia del momento. Allí se alojó con un pastor luterano de la localidad. Dentro de dicho centro destacó por sus impresionantes habilidades y conocimientos. El patriotismo cultural que adquirió en esta época lo acompañó toda la vida.

Sus padres terminaron sacándolo del instituto para que comenzara a recibir capacitación en el manejo del negocio familiar. El proceso de aprendizaje comenzó con un viaje en compañía de su padre a Gran Bretaña en 1838.

Tras ese viaje se asentó en Bremen continuando su aprendizaje sobre la industria textil. Aunque fuentes cercanas a Engels aseguran que nunca le agradó la idea de dedicarse a los negocios y la administración de empresas dicho aprendizaje le sería muy útil en su futura carrera. En esta etapa fue duelista, bailarín, viajero y aprendiz de canto, además de importador de literatua política prohibida, compensando con estas actividades el tedioso trabajo en las oficinas mercantiles.

En estas fechas mostraba una gran simpatía por el republicanismo antirreligioso y liberal que había liderado Percy Shelley años anteriores.

En 1839, influenciado por David Strauss, que había criticado la religión establecida y al cristianismo, decide abandonar la fe religiosa, comenzando a mostrar mayor interés por las teorías de Hegel. Empezó a publicar con seudónimo (Friedrich Oswald) -para evitar conflictos familiares- en algunos periódicos. Uno de sus textos más populares, entre artículos críticos escritos de forma que burlaran la censura, fueron sus Cartas desde Wuppertal, en las que criticaba las misérrimas condiciones de vida del proletariado de la región que había visitado para obtener información de primera mano, escribiendo que trabajaban “en espacios insalubres en que la gente respira más humos de carbón y polvo que oxígeno” lamentando que provocaban “gente totalmente desmoralizada, sin vivienda fija ni empleo definitivo”.

Durante su paso por la Universidad de Berlín (1841-42) mientras hacía el servicio militar en una compañía de artillería, se interesó por los movimientos revolucionarios de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda que preconizaban la destrucción de la religión tradicional y del estado semifeudal existente en Prusia, y con el movimiento de la Joven Alemania.

Acabado su servicio militar en octubre de 1842 fue influenciado, como parte de los Jóvenes Hegelianos, por el análisis social del capitalismo de Moses Hess, que orientó al grupo del reformismo político al comunismo.

En noviembre de 1842 sostuvo un agrio cara a cara con Marx, en las oficinas de la Rheinische Zeitung, de la que Marx era redactor, al rechazar escritos extremistas de intelectuales radicales entre los que se encontraba Engels, pues podían poner en peligro la existencia del periódico, propiedad de unos comerciantes liberales de Colonia.

Residiendo en Manchester le llaman la atención los owenistas y los cartistas, estableciendo vínculos de amistad con George Julian Harney, considerado uno de los miembros extremistas de los cartistas, además de con James Leach, antiguo obrero y azote de los industriales.

También se vio directamente influenciado por Thomas Carlyle, un sabio reaccionario considerado como el único intelectual británico respetado y seguido por Engels.

En 1843 conoce a Mary Burns, de origen irlandés y que siempre se había dedicado a las labores del comercio. Ella fue la responsable de llevar a Engels a conocer la dura vida de la inmigración irlandesa y le hizo conocer las condiciones de la vida de la clase trabajadora de la ciudad, provocando su evolución de la filosofía a la economía política reflejada en la obra escrita en 1843, Elementos de una crítica de la economía política, publicada en el Deutsch-franzosische Jarbücher de Marx. A pesar de su larga relación de pareja con Mary Burns, Engels se posicionó en contra de la institución del matrimonio porque la consideraba como algo antinatural e injusta.

En el verano de 1844 hizo una fugaz visita a Marx, que se encontraba a la sazón radicado en París. Marx lo acogió en su casa de una forma amable y respetuosa y a partir de ese momento comienza una fructífera colaboración entre ambos.

En La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845) Engels plasma sus impresiones después de trabajar en la fábrica familiar en Salford (Manchester, epicentro de la revolución industrial) que al ver cómo el capitalismo salvaje favorecía la deshumanización, lo lleva al socialismo. En dicho libro revela cómo la planificación y regeneración urbanas eran escenarios del conflicto de clases, pudiendo considerarse el padre de la sociología urbana moderna explicando conceptos como que el espacio urbano se construye siempre con criterios sociales y económicos. También aparecen algunos de los más notables postulados de Engels, como el sostener que la historia sólo podía explicarse basándose en el desarrollo económico de la sociedad; por lo que los males sociales se dieron por la inevitable aparición de la propiedad privada, que creó relaciones de desigualdad, y la lucha de clases era el vehículo para poder eliminar la propiedad privada y todos sus impactos negativos, naciendo en su lugar la sociedad comunista. Como hemos anotado, buena parte de los planteamientos marxistas, como la naturaleza de la división en clases, la inestabilidad intrínseca del capitalismo industrial, la creación por la burguesía de su clase antagonista y lo inevitable de la revolución socialista se encontraban ya en esta obra.

En 1845 sostiene un importante encuentro con Marx en Bruselas, donde vivía éste en precarias condiciones económicas después de haber sido deportado de París por sus luchas políticas. En esta ciudad, refugio de numerosas personalidades izquierdistas del continente europeo, intervinieron ambos en la Liga de los Justos, convertida pronto en Liga de los Comunistas, una organización nacida en París en 1830 y que lideraban, después del golpe de Luis Augusto en1839, unos sastres alemanes exiliados en Gran Bretaña.

A partir de este instante y hasta 1848 ambos se caracterizaron por defender la expansión de los regímenes burgueses en Europa como método de eliminar el poder de la nobleza y como una etapa necesaria para la implantación futura del comunismo.

Marx y Engels tuvieron que suprimir a los diferentes competidores socialistas y comunistas para poder imponer su punto de vista, enfrentándose a Wilhelm Weitling -que defendía un comunismo con tintes cristianos y milenaristas- y sus seguidores por un lado y por otro a Proudhon y sus aliados, que defendían, en su opinión, una filosofía pequeño-burguesa incapaz de comprender el rol fundamental del proletariado en la supresión del capitalismo y la instauración del comunismo, pretendiendo apenas una reforma del sistema capitalista dirigida fundamentalmente a los artesanos perjudicados por la creciente industrialización.

Con el fin de lograr el respaldo de las organizaciones parisinas, que en su gran mayoría estaban a favor de Proudhon, Engels tuvo que viajar a París en agosto de 1846. En ella trató de atraerse a los emigrantes alemanes del distrito de Saint Antoine, conocidos como straubingers y con un profundo talento político pudo hacerse un hueco en las reuniones políticos de estos emigrados, logrando que apoyaran sus posiciones y se apartaran del proyecto inicial de Proudhon y consiguiendo que lo seleccionaran como delegado a la conferencia de La Liga que tendría lugar en Londres en 1847.

Durante el congreso fue cuando La Liga modificó su nombre por el de Liga de los Comunistas y cambió su anterior lema “Todos los hombres son hermanos” por el que decía “Trabajadores de todos los países, ¡uníos!”. Engels fue el responsable de redactar un “catecismo revolucionario”. En el segundo borrador Principios del comunismo hacía más énfasis en el materialismo nombrando la revolución proletaria y una serie de pasos de transición hacia el socialismo.

En noviembre del mismo año en una taberna londinense se realizó un segundo congreso en el que Engels y Marx recibieron la tarea de escribir un manifiesto: El Manifiesto comunista, que se difundió rápidamente por toda Europa.

Con las revoluciones de 1848 ambos -con una estrategia de propaganda y organización de las fuerzas contrarias a los terratenientes- procedieron a crear la Sociedad de Trabajadores Alemanes y un nuevo periódico, el Neue Rheinische Zeitung, que a pesar de un tono moderado y defensa de objetivos burgueses, no atrajo inversores, fracasando.

Este año 1848 acabó con la contrarrevolución en Francia, que permitió la reacción también en Alemania. Luego de una impresionante protesta compuesta en su gran mayoría por la clase trabajadora en septiembre, las autoridades proclamaron la ley marcial en Prusia y la policía publicó una orden de detención contra Engels, que se vió obligado a huir a Bélgica, donde fue deportado a París, donde llegó en octubre. Logró llegar a Suiza a comienzos del mes de noviembre y pasó a Berna uniéndose a la asociación obrera local, sin atreverse a volver a Colonia donde le esparaba una acusación por presunta traición. Engels también se interesó por la Revolución húngara, que apoyó más allá de su faceta nacionalista y antieslava.

En enero de 1849 toma la decisión de volver a Colonia. Desengañado de su anterior idea de alianza con los burgueses moderados, Engels abogó por radicalizar la revolución y enfrentarse a las fuerzas prusianas mediante una guerra de guerrillas, inspirado en los húngaros de Kossuth.

Estando Colonia bajo control de las autoridades Engels opinaba que la única zona donde aún podrían existir condiciones para una sublevación triunfante era Baden y el Palatinado, trasladándose allí en compañía de Marx. Desesperado por la falta de espíritu revolucionario que encontraron, Marx volvió a París. Cuando Engels se disponía a seguirlo un oficial prusiano sublevado al frente de una columna de 800 hombres, August Willich, le propuso asumir el cargo de edecán, que aceptó. Los revolucionarios terminaron siendo derrotados por las fuerzas prusianas mucho más numerosas y sus restos se retiraron a Suiza. Engels cruzó el Piamonte para tomar un barco en Génova y llegar a Londres, donde se encontraba ya Marx. Engels vivió en Gran Bretaña los 40 años siguientes.

En 1850 colaboró con la Nueva Gaceta Renana, editada por Marx y publicada en Hamburgo y dió a la imprenta la primera edición de Las guerras campesinas en Alemania importante no sólo por hacer una crítica por paralelismo con la fracasada revolución de 1848, sino por impusarlo en el estudio de la guerra, transformándose con el tiempo en un destacado comentarista militar de los conflictos de la época, tales como la guerra de Crimea o la guerra franco-prusiana.

Viendo como única salida para financiar las investigaciones de Marx la reconciliación con su familia y el ingreso en el negocio paterno aceptó durante 20 años (1850 a 1870) una actividad que le desagradaba mucho, pero que le daba la opción de sostener económicamente a Marx y a su familia.

A finales de la década de 1850, Marx y Engels abandonaron su antigua postura de apoyo a la extensión del colonialismo como vía positiva del desarrollo capitalista en localidades atrasadas y empezaron a describirlo como una forma en la que la burguesía europea reforzaba su poder mediante la explotación de las materias primas y los mercados coloniales. Así Engels apoyó a los polacos (que luchaban contra alemanes y rusos), irlandeses (enemigos de los británicos), congoleños (sometidos a la explotación belga), jamaicanos (alzados contra los británicos) o chinos (enfrentados a los británicos y demás potencias en las guerras del opio).

El año 1867 Engels vio recompensados sus esfuerzos con la publicación de El Capital. Con la finalidad de asegurar la expansión de la obra, Engels se enfocó en gran medida a escribir comentarios del libro para diferentes diarios europeos y americanos para llamar la atención del público.

En julio de 1869, aceptando una oferta menor de la que solicitaba en principio, logró al fin liberarse de la detestada empresa familiar, mudándose durane el verano de 1870 a Londres, y aumentando considerablemente la colaboración con Marx hasta la muerte de éste en 1883. Durante esos años Engels fue seleccionado como secretario de la Primera Internacional para diferentes países europeos. Su residencia de Regent's Park Road se convirtió en centro de peregrinación de socialistas, comunistas y anarquistas -además de emigrados y oportunistas- de toda Europa.

A sus labores sumó la de editor y revisor de las traducciones de las obras de Marx. También se convirtió en uno de los más denodados opositores de Mijaíl Bakunin, que deseaba unir su Alianza Internacional de la Democracia Socialista -con importante respaldo en Suiza, España e Italia- a la Internacional. Se opuso a las teorías libertarias del ruso y trató de mantener La Internacional como una organización que ejerciera decisiones políticas y no limitarse a coordinar los diferentes grupos nacionales, como hubiera preferido Bakunin. Identificaba la postura de Bakunin con la falta de organización necesaria para enfrentarse a los enemigos de clase, causa, según Engels, del fracaso de la Comuna de París.

Otro importante enemigo fue el socialista de origen alemán Fernando Lassalle, fundador de la Asociación General de Trabajadores Alemanes. Marx pensaba que Lassalle era un reformista que mostraba más interés en cambiar el sistema capitalista que en eliminarlo por completo. Estas luchas provocaron la disolución de la organización cuatro años más tarde.

Engels no sólo impulsó el materialismo histórico sino que además fue responsable de aplicar el materialismo dialéctico, que pasaría con el tiempo a ser la filosofía oficial del movimiento comunista después de la Revolución rusa de 1917.

También tuvo la responsabilidad de participar en la creación de la Segunda Internacional y mediante sus responsabilidades intervino en la vida política de los partidos afiliados a la internacional en el sur y este del continente europeo, escribiendo artículos y libros al respecto. Tras la muerte de Marx, Engels fue el líder indiscutible de la socialdemocracia alemana, de la Segunda Internacional y del socialismo mundial.

En su estudio de la vida familiar, Engels sentó las bases del feminismo socialista al relacionar la explotación capitalista con la desigualdad de género. También elaboró la visión marxista de la liberación colonial con sus análisis tempranos del imperialismo como componente central del capitalismo occidental.

Engels murió a las once y media de la noche del 5 de agosto de 1895, producto de un cáncer de esófago que lo afectó por largos años. Sus restos mortales fueron velados el 10 de agosto en la sala de espera de la estación ferroviaria de Waterloo, Westmister Bridge. Había anhelado que sus cenizas fuesen arrojadas al mar, deseo que se cumplió el 27 de agosto de 1895, cuando fueron arrojadas en las cercanías de Eastbourne, a cinco millas de la costa.

Vladimir Ilich Lenin escribió: “Después de su amigo Karl Marx, Engels fue el mejor erudito y maestro del proletariado moderno en todo el mundo civilizado... En sus trabajos científicos, Marx y Engels fueron los primeros en explicar que el socialismo no es la invención de los soñadores, sino el objetivo final y el resultado necesario del desarrollo de las fuerzas productivas en la sociedad moderna”.

Para terminar, y como curiosidad, señalar que el asteriode 29829 lleva el nombre de Engels en homenaje a su gran labor y al legado realizado durante toda su vida.

Marcos

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