Tras las protestas contra la condena de Pablo Hasél, la agresión que cometieron dos policías fuera de servicio en Linares o las cargas policiales indiscriminadas en la Plaza Roja de Vallecas, vemos el papel que ocupan las fuerzas policiales dentro de la estructura de poder. Usando estrategias como envolver a la manifestación sin dejar salir a nadie, para crear una sensación de agobio, estrés y falta de control en los manifestantes. Para ir calentando el ambiente con registros aleatorios y desprecio absoluto hacia los manifestantes. Para así justificar las cargas y palizas, en el momento que alguien incumpla alguna ley. O en Linares donde directamente aplastaron las protestas con una violencia totalmente desproporcionada, incluso usando munición real contra manifestantes y golpeando a cualquiera, incluso a personas con sus hijos ajenos a las protestas.

Estos ejemplos son reflejos extremos de su papel represivo y encargados del trabajo sucio dentro del sistema capitalista. Pero también lo observamos más a diario en barrios obreros. Donde siempre nos encontramos con una gran cantidad de presencia policial. Pero cuando se les necesita de verdad apenas aparecen. Cuando hay un desahucio sin ningún problema despliegan varios furgones para echar a una familia de su casa, pero en cambio cuando hay un robo u otros problemas en el barrio, si vienen o varios minutos tarde, va un coche o dos por pura obligación, y en otras ocasiones ni se presentan. Pero luego realizar identificaciones y registros de forma aleatoria, es casi hasta normal. Por no hablar de si descubren que eres un militante antifascista o comunista, ya se convierte en una búsqueda hasta la saciedad del más mínimo detalle para poner alguna multa. Eso como ya es de costumbre acompañada de faltas de respeto y un desprecio total.

Si miramos dentro de la propia JCPE, un militante está en juicio por haber sido arrestado de forma arbitraria en un desahucio para después pegar e insultar fuera de la vista de todos. Pero los grupos de extrema derecha hacen las investigaciones justas, que normalmente no acaban en nada o condenas mínimas. Detrás de todos esos uniformes se busca un perfil ideológico que vea justificable y moral toda esa represión, que vea lógico ir sistemáticamente contra los barrios obreros o inmigrantes. Por eso dentro de la policía el perfil ideológico está mayoritariamente próximo a las ideas de Vox. Y con un importante número de ya directamente fascistas.

La policía no está para defender a la clase obrera. Esta para imponer y hacer cumplir las leyes burguesas. Toda esta represión está justificada y ordenada desde las elites. Donde su visión es que el pobre es pobre simplemente porque quiere y si alguien roba es porque simplemente es mala persona, sin importar su contexto social. Por eso cuando desde arriba les digan que quieren que cierta manifestación acabe a ostias, para así sacarlo en los medios y criminalizar la lucha, ahí estarán y además orgullosos, porque “defiende España” de los perroflautas, para provocar la violencia con métodos bastantes cuestionables.

Álvaro Ripoll

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