Desde 2010 la banca española ha destruido más de 100.000 puestos de trabajo, de ellos más de 15.000  en plena pandemia y según palabras del presidente de la AEB,  José María Roldán “aún queda ajuste para más”.

Cinco bancos en régimen de oligopolio de grandes capitales bancarios controlan al estado y medios de comunicación a su servicio concentrando  el 80% del mercado bancario español,  CaixaBank, Santander, BBVA, Bankinter y Sabadell han declarado en el primer trimestre del año ya la mitad de todos los ingresos que consiguieron en 2019 “no es que puedan seguir ajustando más”, es que la única salida que conocen para superar sus crisis es destruir fuerzas productivas y reducir salarios, incrementar la tasa de explotación de quienes todo lo producimos.

De los más de 15.000 despidos que propone la banca, 8.291 trabajadores y trabajadoras pertenecen a CaixaBank, entidad fusionada con Bankia, con lo que el gobierno de Coalición, renuncia a recuperar los más de 60.000 millones con los que el conjunto de la clase obrera rescatamos a los bancos. El gobierno que no iba a dejar a nadie atrás, nos deja atrás a los de siempre y además nos estafa renunciando al dinero del rescate bancario y mirando hacia otro lado mientras estos mismos bancos desahucian a familias trabajadoras, incluso en estado de alarma. La única medida de este gobierno timorato, ha sido votar en contra de la subida de los sueldos de los directivos de CaixaBank (como  accionistas de un 16% a través del FROB), voto que de nada sirve ya que no hay ninguna ley que establezca un límite legal en las entidades privadas.

En la crisis capitalista de 2008, se nos acusaba a la clase trabajadora de vivir por encima de nuestras posibilidades, ahora  la culpa es de la  pandemia, su solución la misma: destruir miles de puestos de trabajo, empeorar las condiciones laborales, más carga de trabajo y una peor  atención a quienes estamos obligados a tener un número de cuenta para pagar los recibos de luz, gas, agua… cada vez con comisiones más altas y con peores servicios. El ERE de CaixaBank se traduce en el despido del 18% de la plantilla y el cierre del 27% de las oficinas. Nada nuevo bajo el sol, la oligarquía financiera está cargando sobre la clase trabajadora el mantenimiento de sus vergonzosos beneficios.

Mientras que un cajero de CaixaBank tendrá que elegir entre irse al paro con una indemnización irrisoria o continuar en su puesto con peores condiciones, a la espera del próximo ajuste que no tardará en llegar, el sueldo de Gonzalo Gortázar, Director Ejecutivo de Caixabank, fue de tres millones de euros en 2020, el de conjunto del consejo de administración siete millones, el mismo salario anual que tiene Ana Patricia Botín que también anunció el despido de casi 4.000 trabajadores y trabajadoras.

Somos la clase trabajadora quienes pagamos sus crisis, mientras ellos obtienen ingresos millonarios, grandes sueldos y bonus variables que en épocas de crisis solo se recortan a los y las empleadas de oficinas.

No podemos olvidar que las sucesivas crisis cada vez más agresivas, son la consecuencia de la necesidad del capital de recomponer su tasa de ganancia, su única salida es golpear con recortes, destrucción de empleo o precarización a una clase trabajadora desmovilizada y desesperanzada ante las falsas promesas de la socialdemocracia.

Ante esta sangría de despidos la única alternativa es la lucha y organización,  debemos reforzar el sindicalismo de clase y combativo, los Comités para la Unidad Obrera, las organizaciones obreras y populares, convertirnos en sujeto protagonista de la historia, solo el pueblo organizado salva al pueblo, nada podemos esperar dentro de este sistema, nada más que seguir pagando sus crisis.

Una misma clase, una misma lucha.

Por la nacionalización de los sectores estratégicos, principalmente la banca.

María Revuelta

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