Durante la crisis política de 2004, las organizaciones de mujeres fueron de las primeras en denunciar los excesos del gobierno de Aristide. Pero tras el derrocamiento del expresidente, los secuestros y las agresiones contra las mujeres han agravado el panorama urbano. Con el pretexto de mantener la paz, las Naciones Unidas enviaron la llamada Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización y la Paz en Haití (MINUSTAH), que quedó bajo el mando militar de Brasil. Las feministas la consideraron una fuerza de ocupación y aprovecharon para crear dos estructuras que congregaron a las organizaciones feministas y de mujeres: la Coordinación Nacional de Defensa de los Derechos de la Mujer (CONAP) y la Concertación Nacional. En el seno de estas dos estructuras lideraron una década de lucha legislativa que abarcó: la penalización de la violación, la legislación sobre el trabajo doméstico, la unión consensual y la paternidad responsable, así como el cambio de nombre de diferentes calles, conmemorando diferentes figuras femeninas en todo el país.

Entre 2004 y 2018, un gran número de soldados de la ONU violaron a mujeres y hombres jóvenes, abandonaron a sus hijos nacidos en Haití y fomentaron la prostitución, al tiempo que llevaron al país una epidemia de cólera. Las feministas han reclamado que se procese a la MINUSTAH tanto por las violaciones cometidas como por la introducción del cólera. Además, en 2006, el feminicidio vinculado a la violencia de las bandas armadas emergió en el panorama político haitiano, como lo atestigua el secuestro y asesinato de Natacha Kerby Dessources.

El terremoto del 12 de enero de 2010 no estuvo exento de repercusiones para el feminismo haitiano. Tres de sus más notorias lideresas perdieron la vida durante este desastre. Mientras, los actores de la cooperación internacional aprovecharon este momento de pánico para reforzar su control sobre el país. A través de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH) monopolizaron las actividades de reconstrucción en la capital Puerto Príncipe. Este control fue denunciado por las organizaciones feministas, que fueron excluidas del proceso.

En este contexto, las elecciones llevaron al poder al partido PHTK, con el apoyo de la comunidad internacional. Las organizaciones internacionales han invertido en el Ministerio de la Mujer transformando esta entidad en un espacio meramente técnico para la ejecución de proyectos. Esta orientación liberal se impuso a expensas de las luchas por la despatriarcalización de la sociedad, en beneficio de un enfoque que muestra cómo las fuerzas internacionales se alían con el poder local para borrar la memoria de las luchas feministas, instrumentalizando los espacios conquistados por el movimiento. Pero este momento histórico ha favorecido la definición de dos políticas clave en la lucha de las mujeres dentro de los espacios de decisión: la política de igualdad de género entre hombres y mujeres y el plan nacional para combatir la violencia contra las mujeres y las niñas. Sin embargo, a pesar de estos logros, este periodo ha dejado al movimiento bastante debilitado, en razón de una escandalosa “oenegización” de los espacios habitualmente ocupados por las feministas.

Entre 2011 y 2015, durante el primer mandato del PHTK, la comunidad internacional mantuvo su apoyo al gobierno, a pesar de los excesos del presidente Michel Martelly. Es en este marco que el llamado Grupo Central -compuesto por representantes de la ONU, la OEA, Estados Unidos, Brasil y varias embajadas europeas- se impuso en el escenario político, tendiendo a ocupar los espacios de mediación entre los ciudadanos haitianos y sus dirigentes. Esta situación es denunciada por varias organizaciones feministas entre las que se encuentran SOFA, Kay Fanm y Fanm Deside, que desde la crisis de julio de 2018 exigen a estos actores internacionales que cedan el espacio de discusión a los actores nacionales, incluidos los líderes y lideresas locales. Estos reclamos son tanto más importantes si consideramos que, en la crisis en curso, la violación es utilizada como un dispositivo de terror que sirve para bloquear las reivindicaciones de la ciudadanía.

Afirmamos que las instituciones internacionales apoyan a un gobierno que se niega a poner freno a las violaciones cometidas por bandas armadas apoyadas abiertamente por ciertos dignatarios del régimen, mientras, contradictoriamente, financian programas para hacer frente a la violencia contra las mujeres.

En la actualidad, el movimiento de mujeres se enfrenta a un periodo de reflujo político, tras los logros conseguidos durante las décadas del 90 y los años 2000. Sus luchas políticas se ven vaciadas con el accionar de la cooperación internacional. Sin embargo, durante este mismo periodo, SOFA organizó el simbólico Parlamento de las Mujeres para mostrar a las mujeres la importancia de su protagonismo en los espacios de decisión.

Desde 2018, para contrarrestar los excesos del gobierno, las feministas se unieron a otras organizaciones para crear espacios de reflexión sobre las dificultades que atraviesa el país. Al mismo tiempo, entre 2019 y 2020, con el fin de establecer un régimen dictatorial, el gobierno propuso un proyecto de reforma constitucional en el que promete a las feministas haitianas la paridad en la toma de decisiones. El gobierno pretende utilizar este cebo para arrastrar a las organizaciones feministas a su proyecto. Estas promesas han creado disensiones dentro del movimiento, provocando formas de hostilidad horizontal entre las mujeres, mientras el país se hunde en una espiral de violencia. En el transcurso de estas luchas, se han destacado varias figuras femeninas. Algunas denunciaron la impunidad, la corrupción y el despilfarro de los fondos de Petrocaribe por parte del Estado haitiano, señalando con el dedo a varios funcionarios, incluido el actual 57º presidente de facto de la República.

Estos reagrupamientos políticos han facilitado el nacimiento de varias entidades, entre ellas: el Consenso Alternativo, el Portal, Mache Kontre, la CASC, el Foro Patriótico, Nou pap Dòmi, etc. En este panorama, la corrupción que atraviesa a diversos grupos políticos -de la que no están exentos los feminismos- constituye uno de los puntos pilares, cuya resolución puede tener un impacto notable en el futuro del feminismo en Haití.

A estas alturas, podemos concluir que las luchas feministas en Haití son multidimensionales, destacando tanto los diferentes momentos de la lucha de las mujeres, así como los efectos de la agresión internacional en cada uno de esos periodos. A lo largo de cada uno de ellos, la lucha feminista se desarrolla en varios terrenos y en la intersección de las relaciones de poder externas e internas.

A lo largo de estas páginas pudimos ver el impacto que el resurgimiento del feminismo haitiano en 1986, los efectos de las políticas económicas neoliberales, y la monopolización del proceso de reconstrucción de Haití por parte de la cooperación externa, tuvieron sobre las mujeres, en particular tras el terremoto de 2010. Esto también revela las dinámicas paradójicas utilizadas por las instituciones internacionales que creen estar apoyando los derechos de las mujeres, pero que al mismo tiempo realizan acciones que debilitan a sus organizaciones y a otras iniciativas ciudadanas, mediante la instrumentalización de ciertos ideales feministas. En efecto, a través del feminismo liberal y de la promoción de un feminismo desarrollista, estos actores externos instrumentalizan la cuestión de las relaciones sexo-genéricas para asegurar su hegemonía en Haití. Con sus acciones, socavan la dinámica combativa del movimiento y sus íntimos vínculos con las luchas populares por la emancipación en Haití desde 1915.

Sabine Lamour.


Sabine Lamour es Doctora en Sociología por la Universidad París 8. Trabaja desde el año 2005 en organizaciones de mujeres como consultora independiente en áreas rurales y urbanas. Ha sido profesora en la Universidad Estatal de Haití (UEH) desde 2012. Activista feminista, coordina la organización feminista Solidarité des femmes haïtiennes (SOFA). Fue una de las co-coordinadoras del libro Déjouer le silence: contre-discours sur les femmes haïtiennes. Investiga temas vinculados a la esclavitud, la raza, la clase, la masculinidad y las violencias.


Traducción ALAI. Fuente: América Latina en Movimiento No. 553, agosto 2021.

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