Tras la realización por video conferencia, durante los días 10 y 11 de diciembre, de una Reunión Extraordinaria del EIPCO (Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros), no podemos dejar de señalar nuestra inquietud por la dinámica que, en general, se expresa en el que, aún hoy, sigue siendo el marco de trabajo más importante del Movimiento Comunista Internacional (MCI).

Un Espacio nacido en 1998 para compartir análisis y experiencias de intervención, que ayudasen a definir una posición común que hiciera sus acuerdos más relevantes para el desarrollo de la lucha de clases, sigue situado en la incapacidad práctica para cumplir esa tarea absolutamente necesaria, aunque ciertamente complicada.

No hablamos de una Internacional, simplemente reclamamos la necesidad de levantar una posición común del mayor número de partidos comunistas y obreros en cuestiones centrales de la lucha por el Socialismo.

La lucha por la Paz y contra la guerra imperialista, el Frente Mundial Antiimperialista, la libertad de los presos y presas del Imperialismo, el sindicalismo de clase y el papel de la FSM, la táctica y la política de alianzas, la defensa del derecho de Autodeterminación, el papel de la cultura, un análisis profundo y actualizado del imperialismo,

el carácter de la crisis capitalista, el feminismo de clase, el cambio climático…, etc. son temas pendientes en los que, año tras año, no se produce ningún avance, por la incapacidad manifiesta de abordarlas colectivamente situando los necesarios debates políticos e ideológicos que, con el tiempo necesario, la flexibilidad requerida y el respeto a la independencia y soberanía de cada partido, nos permitan alcanzar acuerdos o, cuanto menos, contrastar posiciones y considerar puntos de coincidencia.  

Una incapacidad que se expresa en la imposibilidad de acordar ninguna acción común ni en los temas que, como la lucha por la libertad de los presos del Imperialismo o la denuncia de la guerra imperialista y los bloqueos, deberían concitar un mayor acuerdo.

Entonces, ¿cuál debe ser la actitud de un partido revolucionario   que entiende el Internacionalismo Proletario y la necesidad de “fundirse con las más amplias masas trabajadoras”1  como una tarea de primer orden?

Descartada la complacencia con la retórica diletante y las actitudes autocomplacientes de quienes naturalizan su irrelevancia política como algo inevitable, solo nos queda reiterar nuestro firme compromiso con un MCI decidido a convertirse en un factor relevante en el desarrollo de la lucha de clases a nivel internacional.

Un MCI en el que teoría y práctica caminen de la mano porque de sus debates se alcancen conclusiones que expresen “una acertada teoría revolucionaria que, a su vez, no es un dogma, sino que solo se forma de manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica   de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario” 2

No vamos por ese camino, ni mucho menos.

Esta Reunión Extraordinaria no ha permitido dar ningún paso en el camino que desde el PCPE consideramos correcto. Dos días escuchando discursos sin más pretensión que ello y sin propósito alguno de acordar un mínimo punto común que permita una acción conjunta del MCI y/o situar un debate ideológico que se entienda prioritario ¿sirve para algo?

Sinceramente no.

Por todo ello, expresamos con claridad nuestra oposición frontal al intento de convertir los EIPCO en una caricatura de las reuniones internacionales que realmente necesitaría tener el MCI, y reivindicamos la necesidad de articular de forma urgente una referencia inequívoca del MCI que logre que,   en la práctica, nuestra consignas vuelvan a ser el alimento político prioritario de los sectores más conscientes y avanzados de la clase trabajadora.

Julio Díaz

1 Capítulo II de “La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, Lenin

2 Id.

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