Cómo ha sido la gestión de este curso escolar por parte de la Universidad de Cantabria.

La pandemia intensificó los problemas y creó nuevos en nuestro sistema educativo.

Tras ya dos años no sirve la excusa de ser algo inesperado.

Ahora queremos centrarnos en cómo ha funcionado la Universidad de Cantabria durante este curso. Es difícil valorar cómo se ha desarrollado el año o qué medidas se han aplicado, ya que se ha actuado de una forma y simultáneamente de la contraria.

Hasta muy recientemente parte de las clases se han dado de manera semipresencial, pero esto no se ha visto reflejado en las tasas, a pesar de una pérdida de calidad al tenerse que hacer online se ha tenido que pagar lo mismo.

En algunas ocasiones las clases online se han realizado sin problema, otras no se sabían usar estas plataformas y en otros casos directamente no se les ha dado la posibilidad a personas confinadas. También el seguimiento de los casos positivos a veces no se ha actuado. Durante algunos momentos cada profesor decidió si hacer presencial o no las clases lo que llevó a no poder coordinar los horarios.

Respecto a los exámenes, aparte de pasar de apenas juntar gente en las clases a juntar hasta 150. Volvemos a ver lo mismo, se ha actuado bajo un criterio y con el opuesto. Las personas que estaban confinadas, algunas veces les han aplazado sin dificultad los exámenes, en otras ocasiones han podido hacerlo online, también se han visto perjudicadas o directamente no se dio una solución a las afectadas hasta el último momento, ignorándoles por el camino o no han podido hacer los exámenes.

Por último, en las prácticas, el año pasado la universidad en todo momento intentó librarse de cualquier responsabilidad. Poniendo un ejemplo, el alumnado tuvo que firmar una declaración de responsabilidad, que se puede resumir en que si contagiaban de COVID-19 podían suspender el curso y la UC no se responsabiliza de nada.

Entre quienes realizaron las prácticas de magisterio, para algunos consistió en mirar desde la ventana del pasillo como se daban las clases durante toda la jornada. Mientras se vacunó al personal docente, no se les dio esta opción a estos estudiantes a pesar de correr el mismo riesgo. Nuevamente, cualquier queja fue respondida desde la UC pasando la responsabilidad a otros.

Esta forma de funcionamiento lleva siendo la norma general desde hace mucho tiempo. Dentro del ministerio de universidades se van pasando los problemas hacia abajo hasta que alguien no puede eludir esa responsabilidad. Lo que lleva a que después de hablar con muchos estudiantes de la UC cada uno nos respondiera algo distinto, que se aplicaran unas medidas y a la vez la contraria. Que cada facultad y hasta cada profesor aplicará su criterio, a veces pensado en el alumnado y otras no. La única respuesta en la que hemos tenido una respuesta unánime es que no se ha notado de ninguna manera la dimisión del ministro de universidades, Manuel Castells. El ministro ausente, el primer eslabón en la cadena de pasar los problemas a otros, el cual no ha puesto solución a ninguna cuestión.

Desde la JCPE denunciamos esta falta absoluta de coordinación o criterio. Y la carencia de conocimientos que se les da al estudiantado sobre qué pueden hacer ante estos problemas. Además del recurrente funcionamiento de desentenderse de las responsabilidades o directamente ignorar al alumnado. Esto siempre termina perjudicando a los y las estudiantes, ya que somos el último eslabón de esa cadena de pasar marrones.

Por eso este año que comienza elegimos una optativa diferente, la de luchar por una educación totalmente pública, accesible, de calidad y donde verdaderamente se tengan en cuenta a quienes estudiamos en ella.

JCPE Cantabria.

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