Los trabajadores y trabajadoras de esta industria malagueña de producción de paneles fotovoltaicos, tras dos ERTEs sucesivos en los que han consumido parte de su prestación por desempleo, llevan meses luchando contra un brutal ERE.

La empresa ha sufrido un revés importante, pues errores de forma en la tramitación del expediente han llevado a la autoridad laboral a poner freno al mismo. Pero han optado por retirar ese ERE y presentar uno nuevo, en términos similares: destrucción de cientos de puestos de trabajo y recortes salariales y de derechos para quienes mantengan su empleo.

Parece que la maniobra de la empresa es aprovechar el prestigio de Isofotón en este mercado, deslocalizando la producción y relegando la planta malagueña a ser lugar de almacenaje y distribución. Ya se han importado paneles solares desde China, y han abierto una nueva planta de producción en Ohio (EEUU).

Frente a eso, el Comité de Empresa ha planteado un calendario de movilización, secundado por gran parte de la plantilla, que incluye huelgas, manifestaciones, ocupaciones simbólicas de edificios públicos, etc. Estas movilizaciones, junto a la acción jurídica, están logrando los primeros avances.

Affirma, empresa propietaria del 80% de Isofotón, que llegó en 2010 de la mano de la Junta de Andalucía, ha recibido 30 millones de euros en ayudas públicas “para el mantenimiento del empleo”, lo que significa un trasvase de capital público a manos privadas, sacado de los impuestos que paga, en su mayoría, la clase obrera. Por eso los trabajadores y trabajadoras se ha centrado en gran medida en la Junta de Andalucía, que se ha lavado las manos en el conflicto, y sólo tras una gran presión ha empezado a hablar de devolución de las ayudas si hay despidos, aunque sin dar pasos decididos a favor de los trabajadores/as, y mostrando un doble rasero indignante al tratar con el Comité o con los empresarios. Otra decepción más para quienes confiaron en las promesas del gobierno andaluz “de progreso”.

La empresa hace lo que puede para dividir a los trabajadores/as, fomentando el “sálvese quien pueda”. Si alguien piensa que no debe movilizarse para librarse de este ERE, no debe olvidar que si la empresa gana, quienes se queden no sólo perderán sueldo o jornada, sino que tendrán el riesgo de que la empresa plantee en el futuro nuevos EREs hasta completar sus planes.

El pueblo de Málaga, dependiente casi en exclusiva del turismo, con 86.000 parados/as, no puede permitirse perder más puestos de trabajo, menos aún en una industria tecnológica, que puede contribuir no sólo a generar empleo y riqueza, sino a reducir la dependencia energética de España mediante una energía limpia y abundante.

Los y las comunistas estamos apoyando la lucha de estos trabajadores y trabajadoras, aportando nuestro grano de arena y ofreciendo nuestras opiniones a ellos/as y su Comité de Empresa. Pensamos que la unidad en torno al Comité es fundamental; que las movilizaciones deben continuar, ya que la lucha es el camino para parar los planes de la empresa; que es imprescindible la implicación del pueblo malagueño y que, en última instancia, la nacionalización bajo control obrero de la empresa es la mejor solución para asegurar el futuro. Es posible una salida a la crisis por y para la clase obrera. Luchando juntos/as lo conseguiremos.

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