Baja Andalucía, 15:00 h. de cualquier día de finales de agosto, principios de septiembre. Los jornaleros y jornaleras vuelven al líneo, con tijeras o navaja, con gorra o sombrero para protegerse de un sol de “injusticia” que derrite hasta a los más acostumbrados.
En China, donde según lo que nos ha inculcado el capital, “trabajan como chinos”, los trabajos a la intemperie se cortan cuando se superan los 37 grados. En Andalucía, o la Rioja, o los campos de la Mancha, no hay clemencia.
La albariza despide calor, ese calor que madura la uva por abajo, mientras el sol directo la madura por arriba; esa albariza y ese sol que achicharran al jornalero, que apenas tiene ganas de comer, solo agua de los botijos que hay al borde del camino.
Polvo, restos de azufre, y mucho calor.
Las jornaleras y jornaleros de la vendimia, discuten si llevar corbata o no, al fin y al cabo, con más de 40 grados a la sombra, debe aliviar quitarse la corbata. También hablan de los 33 géneros y que este año, si estuvieran en Alemania podrían cambiar de sexo una vez al año y gratis. ¡Y lo morena que está la reina este año y las infantas y la reina emérita, debe ser que han hecho la campaña de la remolacha y por eso han llegado tan morenitas al verano de Mallorca!”
Hablan sobre el cambio climático, que aquí en esta zona no se nota demasiado, la culpa debe ser de Putin, otra vez… y lo caro que está el combustible. Se comparte coche para llegar hasta la viña, que no está la cosa para venir solo (vamos, lo que han hecho toda la vida).
A lo mejor hay suerte y baja la temperatura cuando se empiece a recoger el algodón, o se mantiene alta cuando empiece la “temporá de la aceituna”…
Y alguno cuenta un chiste sobre el Audi que se va a comprar con lo que gane en la vendimia y el PER, o las vacaciones que va a pasar en Punta Cana, que a Rusia no nos dejan ir este año.
Menos mal que la uva no viene de Ucrania y eso va a hacer que se mantenga el precio, y también el jornal. A 60€ de media, todo incluido, que aquí no hay vacaciones ni finiquito ni indemnización ni “ná de ná”, y si te da un golpe de calor te queda el paro agrario.
Entre tanta discusión filosófica se oye la voz del manigero o del capataz (perros bien amaestrados por el capital): “menos charlita y más darle a las manos, que la empresa pierde dinero con ustedes”. No es menos explotador el pequeño parcelista, el mayeto que se conoce por estas zonas del sur, que con su parcelita de viñas quiere mantenerse, que a él no le llegan las ayudas europeas como a los terratenientes, pero que explota igual a los jornaleros, y si no se cumple el convenio no pasa nada y si alguien tiene un accidente, “to er mundo se calla” que esto lo arregla él, y ahí se queda el jornalero, a la puerta del pueblo en el mejor de los casos.
La no reforma laboral no ha llegado al campo, no, a los parias de la tierra ni siquiera eso. Mientras tanto, las bodegas se reparten premios al mejor vino, a la mejor cata, al empresario del año. La social democracia de PSOE-UP aplaude a rabiar tanto éxito, mientras el jornalero vuelve a su casa, a las 6 de la tarde, cansado, quemado; a ver cuántas horas puede encender el aire acondicionado para no cargarse el medio ambiente, o el ventilador para poder descansar por la noche, que mañana a las 6 de la mañana hay que levantarse, desayunar y y a hablar al tajo. Mientras que los políticos del gobierno más progresista de la historia y la oposición más fascista de la historia reciben al nazi de turno y le regalan armas, si es que al final, la culpa de todo la tiene la inflación provocada por el aumento de los jornales….
Malditos sean todos aquellos que se ríen en la cara de la clase trabajadora, malditos sean quienes lamiendo la bota del capital siguen explotando a la clase obrera, malditos y mil veces malditos sus periodistas y sus gabinetes de prensa, malditas sus mentiras y sus desvergüenzas.
El año que viene, la próxima “temporá” hará calor, la misma que pone los cuellos rojos y agrietados, la misma que desmaya y agota. No sabemos si habrá Ucrania, o inflación, u ola de calor, pero ahí estarán los vendimiadores como cada año, unos en Andalucía, otros en Castilla o en la Rioja y los más atrevidos en Francia. El lomo doblado, la espalda quemada y el salario agotado. “Siempre ha sido así”, es la máxima que defienden los tibios; “¡ya está bien!”, los que se rebelan.
Porque esto no lo arregla el convenio de turno firmado por las centrales mayoritarias, cuyo único objetivo es mantenerse a costa del sudor de la clase obrera. Esto solo se arregla con una reforma agraria profunda que tienda a la colectivización: expropiación de latifundios y reparto de tierras.
Solo el pueblo organizado salva al pueblo
Juan Luis Corbacho