En un artículo anterior poníamos de manifiesto la utilización de las nuevas tecnologías como un medio más para ejercer distintos tipos de violencia contra las mujeres.

Para combatir las violencias machistas en general, y en las nuevas tecnologías en particular, debemos tener claro que se trataría de golpear en los cimientos del sistema capitalista y el patriarcado, de golpear en las estructuras de este sistema que fomenta y favorece la desigualdad entre hombres y mujeres con todas las herramientas a su alcance para mantenernos viviendo bajo el miedo y absolutamente controladas.

Educación en igualdad

Está claro que con las medidas que se han llevado a cabo hasta ahora se ha logrado de alguna manera visibilizar las desigualdades de género, pero no se ha logrado revertirlas, es por ello, que es necesario comenzar por un cambio en el sistema educativo.

Para enfrentar las causas de base de la violencia contra las mujeres y las niñas, es estratégico que exista un proyecto de educación en igualdad para toda la sociedad y en todos los niveles, (la educación formal, la no formal, los medios de comunicación, las redes sociales, las organizaciones vecinales u otros colectivos sociales…), al mismo tiempo que se realizan campañas puntuales para combatir aspectos concretos.

De esta manera, cuando a una mujer o una adolescente su pareja le pida la contraseña de su móvil o quiera saber en todo momento donde se encuentra, inmediatamente sepa que se encuentra ante un tipo de violencia machista y le salten todas las alarmas, es necesario que sepa reconocer que la persona que tiene delante busca la manera de mantenerla controlada, y esto le permita reaccionar de manera inmediata, que esa mujer o sea joven sepa construir un discurso en contra de las razones que le exponga y echarlas a abajo, e incluso, darse cuenta de que tiene que acabar con esa relación.

Por otra parte, es necesario confrontar con la ideología del amor patriarcal, que sirve como marco legitimador de una parte importante de las situaciones de violencia doméstica.

Romper los estereotipos y los roles

Los estereotipos y roles ya sean de género, belleza, virtud, etc, son machistas, racistas y homófobos, tanto la publicidad, como el cine, como la televisión, como las redes sociales nos muestran mujeres, blancas, guapas, madres de familia, heterosexuales, que se convierten en los referentes de mujeres y niñas en todo el mundo, perpetuando los mismos modelos durante siglos, por eso se invisibilizaba y ocultaba a las mujeres que rompían las cadenas, que lograban hitos que cambiaban las historia.

Las mujeres y las niñas necesitamos otros referentes y para ello, se pueden utilizar las nuevas tecnologías, aunque sea difícil destruir el discurso dominante, pero es necesario que existan otros discursos. Este periódico tiene una sección mensual dedicada a mujeres pioneras y muchas de ellas se están convirtiendo ahora en referentes, aunque no lo fueron en la época en la que vivieron.

Dejar de culpabilizar a las mujeres

También encontramos en las nuevas tecnologías el mismo señalamiento de las mujeres que en el resto de la sociedad, se las señala por su forma de vestir, de hablar, de caminar, de expresarse, por la sobre exposición que suponen las redes sociales, vemos cómo se difunden imágenes compartidas en la intimidad. Las estadísticas hablan de que siete de cada diez mujeres ha sufrido algún tipo de acoso en internet.

Las nuevas tecnologías se convierten en foros de debates en los que se culpabiliza a las mujeres, sobre todo si son víctimas de agresión y violencia machista, cuando lo que realmente hay que hacer es utilizarlas para condenar estas violencias e implementar herramientas que permitan a las mujeres denunciar las conductas machistas en la red obteniendo una respuesta inmediata.

Existe un discurso que aconseja a las mujeres a desarrollar su vida, y, por tanto, también su actividad digital en espacios seguros, pero con eso no conseguiremos avanzar en igualdad ni acabar con la violencia machista y patriarcal, por ello, la mejor propuesta es la de organizarnos y luchar, en un proyecto revolucionario y emancipador que convierta cualquier lugar en un lugar seguro, libre de violencias, de machismo, de racismo, de homofobia, y que acabe con los colectivos oprimidos.

Sonia Iruela

 

 

 

 

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