Comentarios al Comunicado sobre la paz y el alto el fuego en la guerra de Ucrania de un grupo de militares de las Fuerzas Armadas españolas


La Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases (CECOB), agrupación de fuerzas en todo el territorio español, reconoce el indudable interés que tiene el que militares españoles se pronuncien sobre un tema de tanta transcendencia y lo hagan pública y abiertamente, en contra del discurso dominante sostenido por nuestra clase política, las propias Fuerzas Armadas, los medios de comunicación y la opinión pública construida por ellos. Una valiosa contribución antibelicista y una actitud que no se somete a las corrientes dominantes.

Consideramos que es una señal inequívoca de que en el seno de las Fuerzas Armadas, conscientes de lo que supone la extensión de la guerra, existe una importante fractura en la consideración del sometimiento ciego a la disciplina militar de la OTAN.

El esfuerzo realizado se ve ensombrecido, sin embargo, al condenar sin mas la Operación Militar Especial de la Federación Rusa, denominada en Occidente como “invasión rusa de Ucrania”. La justificación de la OTAN y del Occidente colectivo para intervenir en ese conflicto y alimentar la guerra, es la afirmación de que Rusia es el agresor contra un estado inocente y mas débil y que además, es el primer paso para la conquista de Europa.

La condena a Rusia, que aparece por dos veces en el texto de una pagina del comunicado en cuestión, refuerza la propaganda belicista de la OTAN, cuyo eje argumental central es que Occidente y la OTAN siempre actúan en defensa propia y para proteger a los más débiles. Ese argumento, que no se sostiene por si mismo, necesita la criminalización de sus victimas, para lo que dispone del complejo comunicacional, un equivalente al complejo industrial militar en el campo de la guerra cognitiva, lo que comúnmente conocemos como propaganda de guerra.

Nadie puede poner en cuestión que Rusia realiza una intervención militar en Ucrania; pero esa verdad es incompleta y construye un mensaje falso que contribuye a alimentar la rusofobia, criminalizando a Rusia y haciéndola responsable de este drama. Creemos que de este modo se alimenta el belicismo que contribuye a impedir, o en el mejor de los casos dificultar, alcanzar los objetivos de paz.

Desde la descomposición de la URSS, la Federación Rusa ha venido haciendo todos los esfuerzos posibles para su incorporación a las estructuras multilaterales del mundo capitalista occidental en igualdad de condiciones, llegando en su momento a solicitar su integración en la OTAN.

A pesar de la desaparición de la amenaza soviética como justificación para su existencia y en contra de todas las promesas que se hicieran a Gorbachov de que no se extendería hacia el este, la OTAN ha venido incorporando gradualmente a la práctica totalidad de los países de lo que fuera el mundo socialista, en un cerco efectivo sobre la Federación rusa.

El historial de intervenciones de la OTAN desde entonces, directas, en coaliciones de ocasión de sus principales aliados o a través de ejércitos interpuestos, no deja lugar a dudas sobre la voluntad de dominio sobre otros pueblos y naciones que entorpecen la expansión imperialista occidental.

La aparición de la crisis profunda, sistémica y a largo plazo, anunciada por todos los analistas a partir del 2018, no ha hecho más que exacerbar la agresividad de las élites occidentales, bajo la disciplina militar de la OTAN, contra China, cuyo legítimo desarrollo es percibido por la clase dirigente de EEUU como una amenaza. Pero era preciso neutralizar previamente a Rusia, que posee un potencial militar comparable.

Para ello, desde la conducción estratégica anglonorteamericana se diseñó y alimentó la guerra para debilitar a Rusia, utilizando a Ucrania como peón a sacrificar, pero evitando la intervención abierta de la OTAN por el riesgo de escalada a un conflicto nuclear.

Después de varios intentos por parte de Rusia de alcanzar un acuerdo de seguridad a satisfacción de todos los actores, desechado como irrelevante por EEUU y la OTAN, resultaba evidente para cualquier observador que las provocaciones contra Rusia no iban a cesar hasta implicarla, tarde o temprano, en una acción armada.

Finalmente, esta se produjo el 14 de febrero de 2022, ante la inminencia de una ofensiva brutal contra las repúblicas del Donbas, que llevaban ya soportando el acoso 8 años y sufrido 14.000 muertos. Era la excusa que la OTAN necesitaba ante la opinión pública para justificar su escalada.

Desde entonces y pese a las recurrentes declaraciones de no participación directa, se ha venido incrementando la presión sobre Ucrania con entregas de armamento cada vez más mortífero, además de todo el apoyo político, mediático, de inteligencia, adiestramiento de tropas, conducción estratégica y operaciones encubiertas de fuerzas especiales.

Pese a toda la propaganda vertida sobre la inminente victoria de Ucrania y a las operaciones desesperadas ordenadas por Zelenski para justificar sus demandas ante sus amos occidentales, el ejército ruso mantiene una actitud de prudencia, de conservar las fuerzas y de contener la escalada. No tiene prisa ninguna por lograr avances notables sobre el terreno, en tanto tiene que prepararse para una defensa de su vastísimo país contra todo el potencial de la OTAN.

Mientras tanto, la prisa de EEUU por acabar con Rusia ante el inevitable colapso de su hegemonía se acelera, lo que le lleva a acciones cada vez más desesperadas y coloca al mundo al borde de la hecatombe nuclear.

En definitiva, ha sido Occidente el que ha puesto en marcha la ofensiva en Ucrania y quien persigue su continuación por todos los medios. Es una guerra de la OTAN contra la Federación Rusa. No habrá paz mientras la guerra sea el motor del desarrollo de Occidente y el método para eliminar a todo el que suponga un obstáculo.

Si queremos la paz en Ucrania, si queremos la seguridad en el mundo, debemos desvelar la verdad que nos esconden. No quedarnos con el relato de algunos acontecimientos, sino descubrir la realidad preguntándonos por qué suceden, dónde están las verdaderas causas. Si así lo hacemos, veremos que no basta con condenar a la OTAN y reclamar la paz: hay que identificar a los verdaderos responsables y en ningún caso mantener posiciones que resultan funcionales al discurso criminalizador de la OTAN.

En cualquier caso, la CECOB, reconociendo el valor que tiene una declaración de este tipo, ofrece su mejor disponibilidad para colaborar en acciones conjuntas de denuncia y de movilización en contra de los planes de guerra al que nuestros gobernantes y las elites nos conducen, despreciando cualquier resquicio de soberanía y poniendo a nuestra población en evidente riesgo.

13 de junio de 2023

Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases 

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