Este año la ceremonia de clausura regresó a la sala Charles Chaplin, “donde nació el festival… donde estrenaron sus películas Tomás Gutiérrez Alea, Santiago Álvarez, Humberto Solás…”, explica a la prensa su presidente Iván Giroud. Allí, en ese marco entrañable, se procedió, el pasado 15 de diciembre, a la entrega de los premios Coral correspondientes a la 35 edición de uno de los certámenes cinematográficos más importantes de América Latina. En esta oportunidad el Primer Coral ha sido para la película “Heli”, una desgarradora mirada sobre la extrema violencia que asola una buena parte de México, del director de ese país, Amat Escalante, ya galardonado como mejor realizador en el pasado festival de Cannes. El segundo premio fue para la cinta uruguaya “El lugar del hijo”, de Manuel Nieto, y el tercer galardón lo obtuvo “Gloria”, del chileno Sebastián Lelio. El filme chileno, que venía precedido de un notable éxito internacional (su protagonista, Paulina García, logró el premio de interpretación femenina en el último festival de Berlín), es un canto a la vida a través de la historia de una señora de 60 años que se niega a aceptar con resignación la derrota vital que puede imponer una vejez solitaria. En cuanto a “El lugar del hijo”, que también ha conseguido grandes elogios en el festival de Toronto de este año, cuenta una historia de desarraigo y reconstrucción personal, una especie de metáfora sobre el país heredado y sobre la juventud que en algún momento debe hacerse cargo. El Premio Especial del jurado fue a parar a la película argentina “Wakolda”, de la cineasta Lucía Puenzo, quien también se consagró como la mejor directora del festival. Una cinta que cuenta las andanzas del siniestro médico nazi Joseph Mengele en Argentina, y que ha sido seleccionada por este país para representarlo en los próximos premios Oscar.

 

Los corales de interpretación femenina y masculina fueron para la ecuatoriana Vanesa Alvariño, por su papel en “No robarás, a menos que sea necesario”, de Viviana Cordero, y para el argentino Diego Peretti, por su interesante trabajo en “La reconstrucción”, de Juan Taratuto.

 

El cine cubano tampoco estuvo ausente del palmarés coralino, obteniendo “Boccaccerías habaneras”, de Arturo Soto, el premio del público y al mejor guión del festival. Una comedia satírica sobre una Habana vista desde los cuentos de El Decamerón, de Giovanni Boccaccio.

 

En resumen, concluye un nuevo año un festival que durante los 10 días de duración ha presentado 533 obras en 741 funciones para un público, el cubano, ávido y conocedor de cine, convertido así en uno de los pilares fundamentales de esta apreciada y sugestiva muestra cinematográfica.

 

Rosebud

 

 

 

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