"El festival Avante, en Portugal sigue siendo un espacio de conciencia y cultura popular al que acude la juventud"

Otro verano más la juventud planea asistir a algún festival, ya sea con entradas de un día o abono y acampada pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Este tipo de eventos, en concreto los festivales de música, ha vivido un fuerte aumento en los últimos diez años.

El modelo de la mayor parte de estos festivales suele ser el mismo,

Una gran promotora aterriza un fin de semana al año en un pueblo de mayor o menor tamaño, y es la promotora la que acaba con grandes beneficios.

Estos beneficios se generan a costa de principalmente jóvenes trabajando, a veces incluso gratis, en condiciones más que cuestionables, y otros jóvenes pagando precios elevadísimos por servicios básicos, ya sea agua o acceso al baño, junto con masificaciones para maximizar los beneficios.

Salarios y caché en los festivales:

Las bandas y artistas que trabajan en estos festivales llevan tiempo denunciando la falta de respeto a su trabajo y el pago con caché que no permite ni cubrir el desplazamiento de toda la banda.

Para hablar de los salarios de quienes trabajan en las barras y seguridad, tomaremos como ejemplo el festival Viña Rock, que como bien sabemos coincide con el 1°de mayo y aleja a la juventud de esta movilización.

La oferta de trabajo aquí, incluye alojamiento, comida, transporte y entrada al festival, junto con pagar 6€/hora, sabemos desde hace años por las denuncias en redes sociales de las que algunos sindicatos de han hecho eco que las condiciones de alojamiento y comida son insalubres, llegando a haber comida en mal estado este último año con varios trabajadores con intoxicaciones alimentarias. Todo esto con turnos de hasta 18 horas con 15 minutos de parada para comer, o necesitando buscar un relevo si necesitaban acudir al baño.

La empresa gestora ganó 23 millones en la edición de 2022, la misma empresa que ante la deuda de 300.000 euros con las bandas, y 1,8 millones en total, con proveedores aparece bajo una nueva empresa para no pagar, y empezar de cero con el mismo negocio y los mismos vicios.

Situación de los municipios donde se celebran:

Normalmente la opinión suele estar dividida en este ámbito, pero cabe resaltar que las consecuencias a nivel limpieza y ruido, solo las sufren quienes viven allí, por falta de gestión de la empresa organizadora, tanto en gestión de residuos como dando espacios de higiene accesibles.

Seguridad y conciencia en los festivales:

Las denuncias de comportamientos racistas, lgtbi-fóbicos y machistas, tanto hacia el público como hacía quienes actúan no ha hecho más que crecer, artistas racializados sufren violencia por parte de la seguridad de los eventos, y las mujeres sufren, a parte de marginación situaciones de acoso.

Los festivales no son espacios seguros ni concienciados.

Se celebran casi 1000 encuentros musicales en el Estado Español, los 5 más grandes tienen una presencia de mujeres en el cartel de entre 9-36%, siendo el Viña Rock donde menos artistas femeninas participan, con un 9'8%.

Festivales, consumismo de cultura.

Parte de lo que ha situado en los festivales en el punto de mira del ocio de la juventud es la necesidad de consumir, aunque sean actividades culturales continuamente, acudimos a festivales para poder ver a todas las bandas, consumir la máxima cultura posible en tres días sin poder asimilar no digerir todos los espectáculos que se consumen.

Esto unido a ser espacios de consumo de alcohol y otras sustancias, a las cuales es más fácil acceder dentro de un festival que a una fuente de agua, o a un baño.

Esta es la realidad de casi todos los festivales, pero siguen existiendo alternativas de cultura popular, que intenta alejarse del consumo y la precariedad masiva que predomina aquí, como juventud debemos apoyar estos espacios de ocio.

Edurne Batanero.

 

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