“Señores, no estén tan contentos con la derrota de Hitler porque aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al bastardo, la puta que lo parió está de nuevo en celo”. (Bertolt  Brecht)

El 2 de septiembre de este año se cumplen 78 años de la derrota en la 2ª Guerra Mundial del Nazifascismo. Esta derrota temporal no incluye al régimen del criminal Franco protegido de EE.UU., al igual que lo hicieran con otros tantos dictadores ligados a la estrategia para frenar al movimiento comunista en Europa. De nuevo, (después de un breve receso histórico  en el paradigma de la “sociedad europea del bienestar”) el Imperialismo nos conduce a un escenario conocido, donde la burguesía se pone de parto para engendrar otra abominable criatura fascista.

La incertidumbre acecha a las nuevas generaciones proletarias que han sido inculcadas en los mantras del sistema capitalista en este pequeño letargo oficiado por las seudo democracias burguesas. No tendrán un futuro halagüeño, es cierto, si no luchan por ello. La inmunda maquinaría ideológica del sistema bombardea de manera metódica, sofisticada y sin precedentes a una juventud que conduce a la alienación, a la pérdida de conciencia crítica y a la falta de respuesta y organización.  La resignación es condición sine qua non para sobrevivir en un imaginario orden social donde impera la ley del más fuerte, las antiguas relaciones sociales de producción son trituradas por los avances científico técnicos puestos al servicio de la clase explotadora, esto genera más pobreza, más desigualdad  propiciando el aumento de jóvenes que son arrojados a la desesperanza y a la rabia que esas condiciones imponen.

La socialdemocracia allana el paso al fascismo

No podemos esperar de las corrientes socialdemócratas, nada que tenga relación con organizar a la clase obrera y dotarla de conciencia de clase y revolucionaria para frenar este viento totalitario, todo lo contrario, asistimos estupefactos a posicionamientos pro OTAN como el de Yolanda Díaz.

Es un insulto para la inteligencia, un disparate descomunal de oportunismo que incide en la moral de las diezmadas filas del proletariado. Esa pachorra, de las corrientes socialdemócratas para digerir todas las contradicciones del sistema, sin despeinarse ni rebelarse, sujetos a las prebendas institucionales, es inmoral, más, cuando son tantos los agravios que padece la clase obrera, esta situación marca un punto de no retorno, una grieta para aumentar la desafección y el desarrollo del fascismo en nuestro Estado. Hay que ser consciente, de que el aumento del fascismo, es consustancial con el  grado de violencia que quiere imponer la burguesía en este contexto de confrontación de clases.

Con un relato simplista que va calando en la medida que sube la bolsa de la compra y bajan los salarios, se culpabiliza de la crisis a los más débiles y a los que más la sufren, el racismo, la xenofobia y un exacerbado nacionalismo son las piezas de un relato que oculta sus verdaderos objetivos, mantener la tasa de beneficios con la plusvalía extraída a la clase obrera y la especulación global sobre el conjunto de las capas explotadas.

El avance electoral de la derecha en el Estado Español, pone de manifiesto que el Capitalismo en crisis, tiende al autoritarismo y que las corrientes de la vieja y nueva socialdemocracia representada por las marcas electorales de PSOE, UNIDAS PODEMOS y SUMATE provocan irresponsablemente el avance de la reacción por su complicidad en la hibernación de las masas trabajadoras. En este nuevo escenario, parte de esas masas alienadas, apoyan a sus enemigos de clase, son inconscientes al favorecer los beneficios de unos “vampiros” que se alimentan de las conquistas sociales. Los trabajadores y los pueblos son devorados, instrumentalizados mediáticamente y enfrentados por agravios étnicos y de género consecuencia de idealismos o nacionalismos trasnochados e intolerantes que la Burguesía parasitaria sabe atizar convenientemente.  Surge de nuevo el odio fascista, penetrando en lo más profundo del egoísmo humano y sirviendo como siempre a la clase dominante.

La salida revolucionaria, la única vía posible para el pueblo trabajador

Hay que combatir la entelequia socialdemócrata y revisionista de que la derrota del poder burgués sólo es posible en las urnas. Los hechos objetivos extraídos en la lucha de clases muestran todo lo contrario, es el sistema el que se refuerza por la participación cándida de aquellos que pretenden dominarlo y que inconscientemente lo legitiman y lo hacen más fuerte y poderoso. Las formas que ofrece la burguesía para participar en su modelo de sociedad se van modificando en función de sus intereses de clase  a lo largo de una historia repleta de asonadas militares y dictaduras sangrientas.

Sin renunciar a ningún campo de confrontación con el capital, (las elecciones, es uno) debemos priorizar sin demora las acciones que nos conduzcan a profundizar más en las contradicciones del sistema, generando contrapoder político de clase, articulando un proyecto autónomo, revolucionario y reconocido por las masas explotadas. Un proyecto fruto de la realidad objetiva y de nuestra intervención directa en las luchas del movimiento obrero y popular. La subjetividad de los comunistas reconociendo el proceso dialéctico de la lucha de clases fortalecerá sin duda al movimiento obrero y popular.

El sistema capitalista apremiado por su propio desarrollo nos conduce a una crisis civilizatoria donde el capital parasitario está saqueando desaforadamente los fondos económicos del Estado Burgués: Privatización de los servicios públicos, fraude fiscal y leyes de rapiña dictadas por los parlamentos títeres (fruto de la pseudo democracia Burguesa). Los mecanismos para el orden internacional, U.E., F.M.I., B.M. y la OTAN son instrumentos para la dominación y alienación al dictado de una oligarquía internacionalizada.

En este periodo, las demandas obreras trascienden de lo particular para adquirir una dimensión universal consecuencia de la nueva realidad material, donde emerge con fuerza la contradicción trabajo-capital. Son las condiciones objetivas que la dialéctica de la lucha de clases ofrece al proletariado internacional para avanzar en la unidad de acción y dotarlo de conciencia de clase y revolucionaria. Las bases de dominación del Capital están siendo cuestionadas, las movilizaciones y huelgas en Europa con millones de manifestantes que se levantan para expresar su rechazo a los recortes sociales, o a los Decretos impuestos sin aprobación de los parlamentos, es la constatación del fraude democrático que ofrece el sistema de explotación burgués.  Es el  caos organizado por la oligarquía para legitimar las  nuevas formas autoritarias. La pequeña burguesía y la aristocracia obrera con sus intereses particulares y atemorizados por su proletarización acuden al fascismo para mejorar su posición relativa frente a las otras clases. Es el proletariado que se distingue por su potencial para convertirse en el sujeto revolucionario, el que creará, con la vanguardia revolucionaria,  las condiciones teóricas y prácticas para conquistar la sociedad socialista.

Enric Lloret

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