El análisis de la salud mental con perspectiva de clase empieza a darse, comienzan los análisis de cómo afecta a la mujer de extracción obrera y popular vivir en el sistema capitalista. Al igual que incide especialmente en la juventud, o la población migrante, ser mujer es un factor relevante a analizar.
Nos parece imprescindible tener un análisis real de la situación de la mujer en el capitalismo y abordar las cuestiones de género, como un paso previo, ya que de poco sirve el análisis de género si no educamos con perspectiva feminista, si no hablamos del reparto de la vivienda, si el sistema sigue reproduciendo estereotipos de género que nos afectan.
Con la aparición de la pandemia en marzo de 2020, las condiciones de vida de las mujeres del estado español han cambiado, la ya delicada situación de los problemas sobre la salud mental se ha agravado considerablemente. Esto nos ha afectado a la totalidad de la población, pero nos parece esencial abordar los problemas socioeconómicos que hacen que el género sea una parte clave de este análisis global.
Uno de los problemas, que ya existía antes de la pandemia pero se agravó, son las condiciones de vida y de trabajo que desarrollamos, producto de los estereotipos patriarcales;, es decir, todas las tareas del hogar caen en nuestras manos, las de las mujeres, aunque trabajemos fuera realizamos una doble jornada en el hogar.
Según un estudio del Gobierno de España, la incertidumbre de la situación generada por la pandemia está generando más "episodios de ansiedad" entre las mujeres que entre los hombres, porque tenemos más trabajos precarios que vemos peligrar. No podemos hablar de problemas de salud mental en las mujeres sin hablar de la precariedad de nuestras vidas, sin hablar de sostener el sistema poniendo nuestras vidas (y salud mental) como precio a pagar por hacerlo.
El 85% de los psicofármacos en el estado español se administran a mujeres. Los datos muestran cómo se ha disparado el consumo de ansiolíticos y antidepresivos respecto a antes de la crisis sanitaria, colocando al estado español a la cabeza del consumo de estos medicamentos en Europa.
El hecho de vivir en una sociedad patriarcal, con violencia machista, crea gran dificultad para que las mujeres desarrollemos nuestras vidas de forma digna y segura. Esto nos genera problemas de salud mental y no es posible solucionarlos con medicamentos: tenemos que cambiar las condiciones, el rol de la mujer en la sociedad, algo que solo ocurrirá con la destrucción del sistema capitalista y patriarcal.
Una de las presiones que la alianza patriarcado- capital vuelve sobre la mujer es sobre su cuerpo, tanto a través de los cánones de belleza, y toda la presión en torno a esto, como sobre la reproducción.
El sistema quiere que las mujeres sigamos trayendo al mundo a la fuerza de trabajo que lo sostenga, que sigamos pariendo y criando a su mano de obra. Por ello nos educa para ser madres a través de una cultura de bebés y cuidados desde que nacemos.
Las mujeres que salen de esta norma reproductiva son tachadas de malas mujeres, por no cumplir el rol último que el sistema quiere de nosotras, y cuando lo hacen reciben muchos comentarios y presiones en todos los ámbitos, desde el social al de la salud. Mientras se da esta presión por que seamos madres por parte del patriarcado, si decidimos serlo la presión la viviremos desde el mundo laboral, con la dificultad de encontrar trabajo, o mantenerlo, ya que no estamos produciendo directamente para el capitalismo en esos momentos.
La presión, por esto, ataca directamente a nuestros derechos reproductivos, siendo el ataque más grande el del acceso al control de la natalidad y el derecho al aborto, y la estigmatización que siguen creando sobre esto,.
Decidamos ser madres o no, abortemos o no, la presión sobre nuestros cuerpos es un agravante directo de nuestra salud mental, y, a veces, incluso física.
Las presiones que realiza el capitalismo sobre nuestros cuerpos y nuestro tiempo, llevando la explotación al máximo, afecta a la situación de las mujeres, no pudiendo acceder a una vida segura y digna en este sistema; por ello, a las mujeres de extracción obrera y popular solo nos queda movilizarnos hacia la vía socialista.
Edurne Batanero.