En la dictadura del capital, en este periodo, bajo envoltura de democracia formal, son multifásicas formas y son diferentes estructuras orgánicas las que la burguesía domina y maneja con el objetivo de mantener alineada, dominada, o represaliada a la mayoría de la clase obrera.
La herramienta de dominación de clase en los últimos tiempos ha ido siendo modulada, perfeccionada, para que su apariencia sea percibida por el pueblo, como un estado de libertad.
Casi ninguno de nosotros nos cuestionamos determinadas y complejas actividades y funciones que se llevan a cabo en el seno del movimiento obrero.
Paremos a analizar el papel de los convenios colectivos, herramienta que en su día supuso una victoria de la clase obrera ante la patronal privada y pública.
Como decíamos el capital, la burguesía, ha ido perfeccionado sus capacidades de intervención y dominación. Para lo que ha necesitado la compra o el chantaje de miles de miembros de la clase obrera. Y es aquí donde aparece la dominación de clase sobre las genuinas organizaciones de clase, que hoy prestan su servicio al PATRON. Este abordaje no es producto de un decreto o ley, ni siquiera de una compra o chantaje personalizado de los miembros más débiles o corruptibles del proletariado, añadido a esta acción o acciones, se ha ido vertebrando toda una estructura de poder político que hoy, es insalvable sin la derrota de las posiciones claudicantes y/o calamitosas en el seno de la clase obrera.
Un manifiesto ejemplo, es el que hace referencia a los mencionados convenios colectivos. Debemos situar la pregunta, ¿quiénes los negocian? La respuesta es sencilla, las dos organizaciones sindicales que mantienen la mayoría de representación en los comités de empresas, esta cifra es del 10 % a nivel de estado y como ya imaginamos estos son CC.OO.-UGT, si un sindicato de nación o CC.AA. rivalizara en este derecho de representación, tendría que contar con más del 15 % de representación, aplicación de leyes que imposibilitan que nadie pueda desbancar a estos dos de sus privilegios.
Las obreras y obreros no negocian los convenios, en la mayor, muy mayor de las ocasiones ni los conocen, hasta verlos un día en una publicación, y más si partimos de la base que en el estado español solo hay sindicalizado entre un 12 y 14 % de la masa asalariada, tampoco negocian nada que les afecta, para ello ya están sus comerciales, perdón, representantes. Por lo que podemos afirmar que, el marco y forma de negociación de los convenios está orientada al beneficio de interés de la PATRONAL.
Profundizando en el análisis, estudio del funcionamiento de los aparatos y estructuras particularmente sindicales, que tienen como objetivo la defensa de los intereses de clase de obreras y obreros. Podemos llegar a la conclusión, que el sistema capitalista, la burguesía, ha sabido modular todas las herramientas para que estén bajo su control y a su servicio. Dictadura del capital que solo será derrotada recuperando el modelo sindical en el que su principal sujeto es la clase obrera, sujeto que decide democráticamente acuerdos o confrontación con la PATRONAL.
Otro sindicalismo es necesario y es posible, la militancia comunista debe trabajar para desenmascarar a los esbirros del capital que desempeñan su labor en el seno de sindicatos y/o estructuras obreras. No es posible quedar al margen de esta batalla, no es concebible que un/una comunista no tenga la convicción de militancia sindical, quedando su papel reducido al de afiliada/o, paga-cuotas…
No habrá convenio colectivo, no habrá acuerdo puntual de los comités de empresas que superen la actual situación de entrega, venta, de intereses de clase, sin la participación activa de la militancia comunista.
Potenciemos las asambleas en el seno del movimiento obrero, divulguemos posiciones netamente revolucionarias entre compañeras y compañeros, Esta iniciativa no se puede considerar la idea de algún órgano partidistas que no ha tenido en cuenta la realidad real del movimiento obrero, es lo contrario. Esta iniciativa, como otras, son producto de un profundo análisis de la realidad, y partimos del principio revolucionario, de que, cada realidad necesita una intervención concreta.
Juan J. Sánchez