Sin recursos suficientes para la atención a las víctimas de violencia, el neoliberalismo del cuidado.

Buscando enfocar un artículo sobre la situación de las trabajadoras de los recursos para las víctimas de la violencia de género, en el telediario se sucedían las noticias de asesinatos de mujeres, niñas y niños aumentando los datos de la violencia machista, de la violencia vicaria, de la violencia institucional.

Tanta, tanta violencia que es tan cotidiana que no es portada y ante la que cuando sucede, todo el mundo se pregunta qué falló, como en la canción de Alaska, la moderna sobrevenida a Ayusista:“¿dónde está nuestro error sin solución, fuiste tú el culpable o lo fui yo?”. Y se reconvocan gabinetes de crisis y vez en vez, solo vemos lamentos y minutos de silencio.

Y una vez más se exponen los lugares comunes: que no habían denunciado o que sí habían denunciado y que tenían orden de alejamiento que no se cumplió, y que si el alcalde del pueblo de la asesinada está muy consternado y que no se lo podían imaginar, porque al representante de la vecindad no le consta que hubiera denuncias y, si las había, no sabe qué pasó… no le consta.

A nadie le consta, pero la violencia está ahí, cotidiana, eterna y consustancial a la vida de las mujeres. Y leemos que hay unas mujeres que ayudan a otras que dicen que, aunque se esfuercen lo más grande no llegan porque la violencia es mucha y los recursos pocos, porque mientras la violencia es estructural y exponencial, los recursos son precarios, exiguos y los cuidados cicateros con resultados lamentables, no prevenibles con estos medios.En lo que va de año son ya 10 mujeres asesinadas, 1253 desde que hay registro y 7 infantes.

Desde UyL hemos hecho una entrevista a las trabajadoras de la Red de atención a mujeres víctimas de violencia de género de Madrid, que están denunciando el colapso del servicio y, ante la pregunta de qué es lo que está pasando,nos cuentan: Los equipos multidisciplinares que atendemos a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas e hijos menores venimos denunciando desde hace tiempo la precariedad de medios tanto técnicos como materiales destinados a la intervención especializada.

La denuncia afecta a todos los recursos de la Red municipal, tanto a nivel ambulatorio como a nivel residencial y a todas las profesionales que intervenimos en la atención directa desde hace años.

El primer colapso se encuentra en la puerta de entrada a la red en lo referente a alojamientos de protección, el S.A.V.G24H, que presenta puntos críticos desde hace mucho tiempo tales como la escasez de plazas de primera acogida, falta de personal dada la presión asistencial acrecentada en los últimos años, y espacio inadecuado que en ocasiones roza el hacinamiento. A nivel ambulatorio nos encontramos con agendas colapsadas, falta de personal y recursos.

Dadas las precarias condiciones psicosociales en las que trabajamos, un elevado porcentaje de la plantilla se ha marchado no por gusto o por mejorar sus condiciones, sino porque es verdaderamente costoso continuar trabajando en estas condiciones. Esto ha supuesto una “fuga de trabajadoras”, junto con una temporalidad de permanencia en los puestos de trabajo de las compañeras muy elevada. La intervención continúa devaluándose.

Esta situación ha hecho que pidamos ayuda para mejorar y poder dar respuesta a las demandas y necesidades planteadas por las usuarias con las que trabajamos. Sin embargo, tanto la administración pública, en este caso el Ayuntamiento de Madrid, como las entidades sociales para las que trabajamos han hecho caso omiso a nuestras reivindicaciones. (…) Niegan de manera sistemática y casi vergonzosa nuestras reivindicaciones, en su mayoría relacionadas con la asistencia integral que tienen derecho a recibir y que, actualmente, no se está cumpliendo, infringiendo una y otra vez la Ley Integral, tanto estatal como Regional, que ampara a las mujeres víctimas y sus hijas e hijos.

¿Qué condiciones laborales estáis denunciando? Denunciamos las condiciones que no nos permiten dar una atención de calidad y que no reconocen el valor del trabajo realizado en este sector: personal insuficiente, altas ratios de atención, centros no adaptados a las necesidades del servicio y, por supuesto, salario muy cercano en algunas categorías al salario mínimo interprofesional, que no tiene en cuenta la formación y especialización requerida, así como los riesgos psicosociales que conlleva el trabajo con trauma que realizamos a diario.

Esta es una muestra de una serie de respuestas de la entrevista publicada en el Unidad y Lucha digital en las que se profundiza en la grave situación que atraviesan estos recursos tanto por la falta de medios como por la precarización y falta de valoración del trabajo de las profesionales.Por supuesto, no pasa solo en Madrid, el modelo es similar en todo el Estado y deja meridianamente claro que este es uno de los errores con solución si hubiera voluntad política y social, que ayudarían a que el número de víctimas de la violencia fuera disminuyendo porque, si bien es verdad que la violencia es estructural en el patriarcado y en el capitalismo, dedicar los recursos económicos, sociales, personales, psicológicos, habitacionales, educativos, formativos y de apoyo mutuo ayudaría en la prevención y la atención a las víctimas, no dejándolas desprotegidas, como ahora, en su mayor momento de vulnerabilidad.

Tatiana Delgado Plasencia

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