Decisivo fue el triunfo del Ejército Rojo de la Unión Soviética en la batalla más significativa de la 2ª Guerra Mundial y en la lucha contra el Nazi-fascismo. La revista de la Coordinadora Estatal Contra la OTAN y las Bases, que presentamos a continuación, pretende no sólo conmemorar la batalla de Stalingrado como un acontecimiento histórico, queremos también contrarrestar la manipulación de la historia del siglo XX – que es nuestra historia y nuestra memoria colectiva. La resistencia contra el fascismo y la lucha de los pueblos contra el colonialismo y el imperialismo forman parte de esta memoria colectiva y de clase. No hay que olvidar que la lucha de clases se articula también en el ámbito cultural por el poder y la autoridad de interpretar (o manipular) la historia de las luchas.
La historiografía occidental suele decir que el nazismo se centró en el exterminio del pueblo judío, pero apenas proporciona información del sufrimiento de las víctimas de los pueblos eslavos de diferentes nacionalidades, sobre todo rusos, bielorrusos, ucranianos, polacos, serbios y otros más. En el prólogo aporta el autor Ángel Descalzo datos sobre unos 11 millones de víctimas de diferentes etnias y culturas, además de los miles comunistas, socialdemócratas, cristianos y todos los que se opusieron al régimen dictatorial de los fascistas.
La batalla de Stalingrado fue y es la batalla y el acontecimiento más importante de la 2ª Guerra Mundial, pues cambió el rumbo de la contienda – que cambio el curso de la historia, dice Alberto Cruz en el primer artículo de la revista -, no fue solamente la inversión y el comienzo de la derrota del ejército nazi-alemán sino también del fascismo en Alemania, Italia y otros países europeos. En la narrativa de la Europa actual fueron los ejércitos de los países occidentales quienes derrotaron a la Alemania nazi. Pero no fue así. Fue en Stalingrado donde se inició la victoria sobre el fascismo que relata pormenorizadamente el artículo. Resalta también que la derrota nazi influyó de forma definitiva en el movimiento de resistencia antifascista en Europa así como en el este y sudeste asiático. En Albania y Bulgaria se crearon ejércitos populares de liberación, en Rumanía se fundó un frente patriótico Anti-Hitler.
El ejército rojo derrotó el fascismo, pero desgraciadamente no para siempre; vuelve a surgir otra vez en el siglo XXI y cobra más fuerza donde reaparece, como en el seno de la unión europea. Mimado y adulado por los grandes capitales (en Madrid recientemente se han reunido la internacional del neo-fascismo y los empresarios del IBEX), con fuerza en Ucrania y a nivel mundial en muchos países.
En el segundo artículo afirma el autor, Gueorgui, del Frente Antiimperialista Internacionalista que la Humanidad necesita una nueva victoria de Stalingrado. El artículo describe la situación antes de la 2ª Guerra mundial, los aliados de los nazis en diferentes países y la situación en España después de la Guerra civil. El artículo aporta muchos datos sobre el desarrollo de la guerra, como sucedió la victoria del Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado y del impacto que tuvo esta victoria en muchas partes del mundo. La esperanza que donó a muchos movimientos de liberación, además, hoy hay grandes signos de insurrección, contra el colonialismo y el imperialismo, contra la hegemonía de EEUU y contra la OTAN.
De Stalingrado a Gaza nos lleva el texto de Ángeles Maestro; a la barricada de la lucha contra el fascismo y el sionismo, manifestaciones ambas del imperialismo. Las acciones de la Resistencia Palestina traen inevitablemente a la memoria la batalla de Stalingrado y la lucha heroica del pueblo soviético contra el fascismo. Con un amplio repaso histórico explica la relación entre sionismo y el nazismo, bajo el manto del imperialismo. Muestra de cómo el sionismo ha penetrado la estructura de poder económico y financiero internacional y advierte que el imperialismo y el fascismo son las dos caras de la misma moneda.
En el siguiente artículo (del autor de estas líneas) se aboga por una memoria histórica de clase que es capaz contrarrestar la tergiversaciones de la historiografía burguesa; una memoria histórica que toma en consideración lo que escribió en los años 20 y 30 del siglo pasado el gran filósofo y comunista Antonio Gramsci sobre la hegemonía y las luchas de la clases subalternas. Gramsci describió el poder de la ideología para reproducir la estructura social a través de instituciones educativas, religiosas, fundaciones (pseudo-)científicas y medios de comunicación.
Nuestra memoria colectiva como antiimperialistas y revolucionario-as tiene en su acervo cultural una serie de fechas y acontecimientos que forman parte de nuestra identidad comunista: Como la batalla de Stalingrado, el nombre Stalingrado y la lucha de la Unión Soviética contra el nazi-fascismo. Que a la luz de los acontecimientos recientes cobran absoluta actualidad.
Los soldados alemanes con su mentalidad supremacista habían subestimado la fuerza moral de los hombres y las mujeres del Ejército Rojo y de los civiles soviéticos, que superaba con creces la suya. Hasta muchos años después de la guerra se difundió con todos los medios (libros, películas hasta investigaciones pseudocientíficas) la imagen racista del subhumano eslavo. La propaganda anticomunista nos contaba siempre que el estado socialista y el partido comunista fueron los aparatos represivos que obligaban a los soldados luchar en la guerra, vamos Stalin los tenía permanentemente oprimidos.
El artículo hace referencia a una investigación reciente en los archivos de guerra en Moscú por un equipo de científicos de EEUU y Rusia, que en sus conclusiones resalta el compromiso de soldados y civiles, hombres y mujeres, con los ideales de su patria socialista y el enorme esfuerzo del Partido Comunista por apoyar a las tropas. Los historiadores occidentales han subestimado - intencionadamente - la función movilizadora del Partido Comunista.
La guerra cultural tiene lugar en la actualidad, por eso vale la pena añadir aquí un comentario y recordar que el sionismo junto con los poderes occidentales difundió durante casi 100 años la idea de que el estado de Israel se construyó en un territorio vacío, desértico y sin población.
El alcalde de Jerusalén, Yusuf Diya al-Din, en la época del imperio otomano escribió una larga carta al presidente de la Asociación Sionista, Theodor Herzl. Primero reconoció el derecho de los judíos de vivir en su propio estado, sobre todo por la persecución europea, dice: Bueno, históricamente será su tierra. Frase que es citada a menudo por los historiadores, pero suprimiendo la siguiente parte, donde advirtió de los peligros que supone un estado judío en tierras Palestinas, y sobre todo el sufrimiento de un pueblo no le da derecho a oprimir otro y echar los habitantes de sus hogares 1. Desde el principio el proyecto del Sionismo, y de su instigador Theodor Herzl, fue la colonización de Palestina y desterrar la población autóctona. Como alcalde de Jerusalén conoció los conflictos con los primeros colonizadores en los años 1870 y 1880 y al final de la misiva le dice: que busquen en otro lugar para la causa justa de los judíos pero que dejen Palestina en paz.
El discurso ideológico y las categorías impuestas por la oligarquía dominante nos llevan a reivindicar la necesidad de construir nuestro propio relato de los hechos para, en torno a él, articular, no solo nuestra memoria, sino nuestra acción colectiva antiimperialista y revolucionaria. Más allá de la definitiva derrota del nazismo por el Ejército Rojo en Berlín, Stalingrado, fue durante décadas el paradigma de la Resistencia y de la Victoria para todos los pueblos que luchaban por su Libertad.
En Corea, Argelia, Vietnam o en Sierra Maestra... su ejemplo cundía de la mano de los versos del Nuevo Canto de Amor a Stalingrado de Pablo Neruda.
Ese es el gran giro cultural de masas que reivindicamos y que necesitamos vincular con todos los hitos que la Resistencia de los pueblos no ha cesado de construir en ningún momento. Hitos que Fermín Santxez presenta en un amplio repaso histórico y detallado en el último artículo de la revista, desde la paz de Westfalia, Waterloo, la 1ª Guerra Mundial y la Revolución de Octubre hasta el año 1943; para después trazar también una linea de Stalingrado a Gaza. Fermín nos recuerda cómo surgió el fascismo de la mano de Benito Mussolini y el plan de la Alemania nazi para Europa. La intención del autor es ofrecer una reflexión y un análisis sobre la manera en que el Partido Comunista de la URSS articuló el patriotismo, el internacionalismo y la defensa de la revolución socialista. Nos advierte y nos convoca: “No podemos ceder ni un milímetro frente al imperialismo”; debemos retomar la consigna del Ejército Rojo: ¡Detrás del Volga no hay nada!
- AA. Stalingrado – La batalla que cambió el curso de la historia. Ediciones el Boletín. Cádiz enero de 2024.
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Autor: el ciclista
[1] Rashid Khalidi (2023): Palestina - cien años de colonialismo y resistencia. ISBN 9788412619904