Ariel Sharon, el carnicero de Sabra y Chatila, agonizó durante ocho años con su grasiento cuerpo inmovilizado en una cama de hospital. Siempre me pareció una pálida justicia por sus brutales crímenes sanguinarios. Porque la justicia necesaria tiene que venir de la acción soberana de los pueblos, constituidos en sujetos determinantes de la conformación del futuro desarrollo histórico.

Netanyahu, el carnicero de Gaza, es hoy un cadáver andante que se mueve bajo el impulso de sus insaciables  ansias de genocidio contra el pueblo palestino. Es esa heroica sangre generosa que derrama todo un pueblo que lucha por liberar a su tierra, y que no se rinde a pesar de la barbarie sin límites de las hordas sionistas. Es la sangre que está regando el camino hacia la libertad definitiva de Palestina.

Netanyahu necesita matar, de todas las formas posibles, sin posibilidad alguna de detenerse. Su demencial obsesión le ha llevado a perder todo sentido de realidad. Solamente puede ver palestinos muertos, no importa que sean niños, mujeres, ancianos, … Los métodos tampoco importan, se pueden destruir hospitales, escuelas, instalaciones de ayuda humanitaria, campos de refugiados, periodistas, mezquitas, ..., cualquier cosa está justificada en su paranoia bíblica. Las prisiones sionistas son centros de tortura y exterminio, al igual que lo eran los campos de concentración nazis en la primera mitad del siglo XX.

Netanyahu no puede entender la enorme capacidad de lucha del pueblo palestino, de las organizaciones de la Resistencia, que enfrentan a las hordas asesinas sionistas y las vencen, por mucha ventaja de medios y tecnología que puedan tener. Hitler tampoco pudo entender nunca la invencible defensa soviética de la patria socialista, hasta que tuvo que poner fin a su vida en el bunker, cuando los T-34 se acercaban a Berlín.

La guerrilla urbana, la resistencia popular armada, los combates a distancia cero, y la fuerza moral de sus componentes, se muestran infinitamente superiores a los bárbaros uniformados equipados con los recursos más avanzados que les suministran los EE.UU. y la UE.

La tierra generosa se abrió bajo los pies del pueblo palestino para crear un seno acogedor y protector que le permite vencer a la barbarie uniformada de los violadores, los torturadores, los asesinos de niños. La Humanidad mira atónita e indignada esa violencia extrema del sionismo contra un pueblo que se ha puesto en pie para conquistar su libertad. Que se ha enterrado para vivir.

El nazi-fascismo se reencarna hoy en esta barbarie televisada y, a pesar de ello, consentida por las pretendidas Instituciones Internacionales. Todo un orden internacional viejo y caduco se encuentra en pleno hundimiento, bajando hacia las escaleras del infierno.

Ayer las trincheras del Puente de los Franceses, los túneles vietnamitas de Cuchi, y la kasbah argelina, protagonizaron gestas heroicas de defensa de la patria, contra el fascismo y contra el colonialismo. Hoy son los túneles de la Resistencia en Gaza los que escriben las páginas más admirables de la lucha armada palestina por su liberación.

Netanyahu está muerto. No tiene ninguna posibilidad de alcanzar sus criminales objetivos. Ya está derrotado y destruido. Está solo, y es un estorbo. Esta vez no serán ocho años en la cama de un hospital. Directamente al cadalso.

Los pueblos del mundo han situado la cuestión palestina en el primer lugar de sus agendas de lucha. La ejemplaridad de las organizaciones de la Resistencia ha hecho posible que hoy Palestina sea el centro del mundo. Todo cambió en la solidaridad proletaria con Palestina, hoy Palestina es vanguardia y guía. Palestina nos enseña el camino.

El pueblo palestino convoca a todos los pueblos del mundo, a toda la Humanidad, a tomar la pala en sus manos para cavar una profunda fosa mortuoria para Netanyahu. Una fosa donde desaparezca para siempre, junto a sus generales y sus sanguinarias tropas mercenarias, que no tienen ya ningún lugar en la tierra a donde puedan ir. Una fosa que sea la expresión material del internacionalismo proletario más consecuente frente al genocidio criminal. Una fosa en la que también se entierre este viejo orden mundial del colonialismo, el racismo, el expolio y la guerra. Netanyahu, y toda su parafernalia, enterrado por la Humanidad, y por la altura moral de quienes luchan sin límites por un mundo de justicia social y libertad.

Vamos para allá!!

PALESTINA VENCERÁ!!

C. Suárez

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