Los resultados en distintos países de las elecciones al Parlamento europeo han generado cierto asombro entre los “expertos” sociólogos políticos que, desde la mediocridad - a pesar de sus engolados títulos de “catedráticos” y “periodistas” –insultan, por provocación a la Inteligencia, sin obtener la sanción del menosprecio, la desconsideración o el perpetuo destierro merecido del osado que ha transgredido el juramento hipocrático de su profesión.

Producto de un militante cretinismo, obvian los conceptos básicos del saber porque la Ciencia Social les es ajena, o, si la utilizaran, se tropezarían por la torpeza del que es incapaz de practicar la observancia tranquila y reposada, quebrando, por tanto, uno de los pasos más revolucionarios que la Humanidad ha dado en su desarrollo evolutivo, ¡el tránsito del Mito al Logos! Hoy, el deísmo cobra nuevos bríos y protagonismo mesiánico: Mercado, Oferta, Demanda son elevados al Panteón de los elegidos.

No vamos a negar la presunta vanidad de este artículo que, limitado por su espacio con el pomposo título que lo enuncia, pretende la atención para situar el momento histórico que se está viviendo y recurrir a los distintos episodios que parecen presos del tiempo en que se produjeron: “Tengo muchos recuerdos para acordarme, y muchos otros que ya son olvido; tal vez de los primeros no me acuerdo, y, de los otros, me acordé al vivirlos”. La memoria, los recuerdos, los olvidados, los perseguidos, los torturados, los que se sujetaron en el alambre de la cultura de la pobreza bajo un doloroso silencio de llantos mudos y solitarios.

Todas las figuras literarias aparecen mágicamente para negar lo positivo y afirmar lo negativo entre la indecencia, la aberración y la halitosis discursiva. Y así llega el momento del erróneo interrogante, ¿Por qué?, siendo que algunos antropólogos rechazan que en el Universo de la Ciencia se haga esta pregunta y sea el ¿Cómo? quien la sustituya para obtener la respuesta más acertada, y encontrar con ella las herramientas que permitan una intervención intencionada.

Allá por el siglo XVI Francis Bacon aportó una frase destacable para el respeto de nuestro hábitat, el planeta Tierra: “A la Naturaleza sólo se la domina obedeciéndola”. En el mismo sentido, J.L. Arsuaga ilustra el proceso evolutivo con una sentencia parecida: “La Naturaleza no tiene propósito”. Aparece de algún modo la explicación antropológica para llegar a comprender, aunque sea por absurdo, la anomalía en el terreno de la “Naturaleza de la Política” del fascismo, que SÍ tiene propósito y, consecuentemente, SÍ provoca daños colaterales, víctimas humanas.

Los votos escupidos en las urnas en los diferentes estados expresan, en una importante cantidad, unos órganos del aparato ideológico intoxicados por la ingesta desmesurada de informaciones deformadas, manipuladas, recortadas, lesionadas, henchidas de bilis anticomunista, que llegan a ocultar el diagnóstico real de la Miseria de la Política, del guion o guiones y de la escenificación de sus actores y actrices.

La canalla guía al pueblo al suicidio bajo un estado sonámbulo por cansancio, por hastío. Perplejo y distraído, le han secuestrado y abandonado en un desierto pedregoso que le pronostica un severo futuro inmediato con la aparición del “ilusionismo fascista” propiciado por su deshidratación.

Hoy los fantasmas aparecen con túnica KKK en esta morada común que desempolva las reliquias de un pasado fingido, cercano, de hemiplejia simulada, perseguidores por sospecha de subversión de las almas atrapadas en un costillar enorme, con envolturas livianas, flácidas, incapaces de resistir la embestida violenta, criminal, cobarde, de las ondas vibratorias fabricadas por el Consejo de Administración del sector de la Muerte.

Ante el aviso de derrumbe del edificio en ruinas, hay que refugiarse en el edificio de enfrente, el de la bombilla roja, “si por allí pasaran, recueeeeeerden

Victor Lucas

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