Hace unos días encontré a un amigo de la infancia, después de los saludos de rigor, los típicos, Jesús me cuenta que está de baja por un accidente sufrido en su puesto de trabajo. Sufrió una caída por un resbalón ocasionado por una mancha de líquidos en el suelo. Caída que le produce una contusión y lo más grave, una rotura del radio y cúbito de la muñeca al apoyar las manos. Como es de suponer, se ve obligado acudir al centro médico, en este le diagnostican dicha lesión y le tramitan la baja laboral, hasta aquí todo normal y dolorido. La radiografía no mostró todo el daño ocasionado y la recuperación se complicó al no haber aplicado correctamente el mecanismo de cura. Algo que parece que es más habitual de lo deseado.

Pasado el tiempo que se le había dado de baja, se le pretende dar el alta, olvidaba mencionar que Jesús ya está en manos del facultativo de la mutua laboral, quien asegura que la muñeca está en perfecto estado, por lo que debe volver a su puesto de trabajo. El trabajador con molestias y dolor insiste que le es imposible poder llevar a cabo su desempeño, el facultativo de la mutua hace oídos sordos a las quejas de Jesús y le da el alta, obligando a Jesús a incorporarse en su puesto de trabajo.

Jesús recuerda a María, su pareja que trabajó en el almacén del manipulado durante varias semanas apoyada en un andador con dolores intensos en la espalda y cintura, la médico de la mutua certificaba que estaba sana. Ninguno de los dos casos aquí expuestos es ficticio, son muy reales y más frecuentes de los que podríamos considerar como de un error facultativo, que ya por sí sería lamentable, pero que podría justificarse.

Como Jesús y María actualmente en el estado español, gobernado este por el gobierno autoproclamado de más progresista de la historia (¿cómo serían los otros?), hay miles de obreras y obreros trabajando en condiciones de salud lamentables, en muchas ocasiones maltratados física y moralmente por galenos al servicio del capital que como misión tiene hacer que las cuentas de los empresarios tengan un resultado positivo. ¿Dónde quedó el juramento de Hipocrático, que antepone la salud y la vida del enfermo por delante de cualquier otro interés? Este parece que en la cartera, en forma de dinero.

La salud de obreras y obreros se han puesto en manos de mutuas al servicio de la patronal, cientos de miles de trabajadoras/es estarán en la obligación de seguir en sus puestos en condiciones accidentadas. El gobierno y el sindicalismo que practica la paz social, gestionando los intereses del capital, no dudan en llegar a pactos que ponen en peligro la vida de obreras y obreros.

Se privatizan todos los servicios públicos, se pone a disposición del capital las pensiones, el transporte, el servicio postal, educación, etc, con la privatización de los servicios sanitarios no tan solo se apoderan de miles de millones de euros, con esta privatización se pone en peligro la salud, la vida de cientos de miles de seres humanos.

Es necesario que Jesús, María y el conjunto de compañeros y compañeras de estos, tomen la iniciativa de organizarse en el sindicalismo de clase y en el Partido Comunista (PCPE) y organizadamente pongan freno a las políticas implantadas por el capital a través de sus gobiernos de turno y los sindicatos y partidos que trabajan para este. Defendiendo los servicios públicos defendemos la vida.

Juan J Sánchez

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