El derecho de huelga peligra, el golpe definitivo se lo pretenden asestar en la OIT patronos y gobiernos capitalistas. Pero hace tiempo que la maquinaria ideológica de la burguesía estigmatizó y denigró ese derecho, sabedores como son de que con su práctica la clase obrera adquiere consciencia, acumula fuerzas y va desarrollando su potencial revolucionario.
Y como el mundo capitalista es al revés de los intereses de la clase obrera, se utilizan todos los mecanismos del Estado para desarmar a trabajadoras y trabajadores de sus herramientas de lucha. Conocemos con qué ahínco y énfasis los cuerpos policiales “defienden el derecho al trabajo” justo los días de huelga; las coacciones patronales, los despidos y el esquirolaje y, en última instancia, aparece el brazo justiciero de la oligarquía.
A las muchas peticiones de cárcel, imposible recopilar en este breve los casos pendientes de juicio y las muchas causas abiertas en los palacios de injusticia, ya le podemos añadir algunas duras condenas dictadas por esa justicia ciega y guardiana de los intereses de la patronal.
La criminalización y el castigo al movimiento obrero y sus organizaciones se dan en el conjunto de la U.E. Así, en Grecia, 24 trabajadores siderúrgicos fueron condenados recientemente a penas de cárcel entre 21 y 23 meses. En Pontevedra, a dos trabajadoras se les han impuesto penas de 3 años y 1 día de prisión por participar en un piquete en la huelga general del 2010. Con estas sentencias ejemplarizantes se pretende atemorizar a quienes piensan en luchar para defender sus intereses y derechos.
Lejos de acallar la respuesta a la explotación, la actuación del aparato judicial burgués indica que la lucha de clases es lo que realmente asusta al decrépito capitalismo.